En un beso sabrías todo lo que he callado.
--Neruda--
Esa noche, Maite, la ex-mujer de mi mejor amigo se quedó a cenar en mi casa y, entre lágrimas y también alguna sonrisa que conseguí provocarle, me fue detallando su calvario.
Me contó que apenas le apetece salir de casa desde aquel día, ni a decirle nada a nadie sobre el asunto, aún tiene el corazón herido. De Pedro no había vuelto a saber nada. Pero me aseguró que a pesar de su traición no le guarda rencor, pues fueron años de amor mutuo y profundo.
La velada se prolongó más allá de la madrugada. Al acabar la cena tomamos unas copas, y hablamos, y reímos. Por un instante, ella se puso seria otra vez, me miró a los ojos y me preguntó del porqué de mi soltería y de mi sempiterna melancolía.
Me sorprendió la pregunta, pero reconocí su perspicacia. Me levanté del sofá donde disfrutábamos los dos de la sobremesa nocturna y de la charla, y me dirigí al escritorio. Abrí un cajón y saqué mi pequeño diario. Luego se lo mostré y le pedí que lo leyera a partir de cierto día. Jamás a nadie le había contado esa parte de mi vida..
Comenzó a leerlo a media voz:
A ratos, según pasaba las hojas, paraba de leer y posaba sus ojos en los míos. Eran las suyas miradas lánguidas, compasivas, quizás con un trasfondo de amor sobrevenido. Incluso la vi emocionarse; unas lagrimillas rebeldes creí advertir en sus hermosas pupilas azules.
Terminó, dejó el diario encima de la mesa, se acercó a mi y rozó sus labios con los míos. Luego me dio un suave y tierno beso. Al final acabamos fundiéndonos en un fuerte abrazo. Ella había comprendido.. Ambos teníamos motivos suficientes para llorar aquella noche... y para amarnos después..
Por cierto, en el diario contaba mi amor callado e imposible por Maite (motivo de mi soledad) y el tremendo enfado con mi amigo Pedro cuando le hizo la putada de serle infiel.
Joaquín
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