Hay tanto amor en mi alma que no queda
ni el rincón más estrecho para el odio.
¿Dónde quieres que ponga los rencores
que tus vilezas engendrar podrían?
Impasible no soy: todo lo siento,
lo sufro todo... pero como el niño
a quien hacen llorar, en cuanto mira
un juguete delante de sus ojos
se consuela, sonríe,
y la ávidas manos
tiende hacia él sin recordar la pena.
--Amado Nervo--
Cuentan las crónicas, y parece ser que fueron ciertas, que Cristóbal Colón prometió un premio dotado con una suma considerable de dinero al primero que avistase tierra en cualquiera de las tres carabelas que comandaba rumbo a lo desconocido.
El avispado de Rodrigo de Triana fue el primero que gritó ¡¡Tierra a la vista!!.. De hecho, por ése grito se hizo famoso. Tened en cuenta que sus ojos fueron los primeros de los occidentales que vieron el Nuevo Mundo.. pero..
¿Sabéis qué pasó después?..
Pues que el ingrato y mal-queda de Colón se olvidó de su promesa, y Rodrigo se quedó “a dos velas”, y nunca mejor dicho tratándose de marineros y de barcos.
Dijeron compañeros suyos que tan mal le sentó al pobre la deslealtad de Colón para con él, tan irritado y desilusionado quedó, que acabó sus días convertido al islamismo en el norte de África...
¡Ya veis qué tragedia supuso para éste buen marinero el olvido de una promesa!.
A veces cualquier despiste, cualquier lapsus de algo jurado y prometido a otra persona puede dar al traste con sus sentimientos, aunque se haga sin mala intención..
Joaquín
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