Poned sobre los
campos
un carbonero, un sabio y un poeta.
Veréis cómo el
poeta admira y calla,
el sabio mira y piensa...
Seguramente, el
carbonero busca
las moras o las setas.
Llevadlos al teatro
y
sólo el carbonero no bosteza.
Quien prefiere lo vivo a lo
pintado
es el hombre que piensa, canta o sueña.
El carbonero
tiene
llena de fantasías la cabeza.
--A. Machado--
De personajes importantes, cuando no famosos, de la actualidad sabemos mucho, sobre todo de sus historias de cama. No hay más que recurrir a la cutrez de “Sálvame” o cosas parecidas para saciarnos con las obscenidades de cuatro mindundis de medio pelo. Pero de los históricos, tal vez menos.. Os voy a contar algo de algunos y algunas..
Montones de anécdotas tenemos de Napoleón y su incesante actividad sexual. Si hacemos caso a fuentes bien informadas, durante sus encuentros amorosos con Josefina, su mujer, los gritos y jadeos de la pareja cuando hacían el amor asustaban a todo el palacio; también cuando hacían la guerra.
Según Josefina, a Napoleón le gustaba el sexo veloz y furioso. Una vez, incluso el perro de Josefina le mordió creyendo que le estaba haciendo daño a su dueña. No se explica, si luego nos enteramos que tenía un pene diminuto. Aún anda por ahí, remojándose en formol, expuesto en algún museo..
Sorprenderos también de los métodos del ligón Casanovas para mantenerse tan activo en la cama; se desayunaba, el tipo, treinta o cuarenta ostras. Y ¿sabéis qué sistema usaba para no quedar embarazas a sus cientos de amantes? Pues nada menos que les introducía en la vagina una canica de oro de 60 gramos... Supongo que ellas serían consentidoras ¡claro!..
Joaquín
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