miércoles, 1 de septiembre de 2021

La mujer que lo dejó todo por él

                                                                                     




No, amor, no llegas tarde. Tu corazón y el mío

saben secretamente que no hay amor tardío.

Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,

la toca desde dentro, porque ya estaba abierta.

Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,

pero de cualquier modo, ninguno llega tarde. 

--José A. Buesa--


Y la niña se hizo mujer, una hermosa mujer de clase alta, bien educada y ideas claras, pero ¡Uy!, se hizo cristiana en una época en la que no se podía ser. Y además cristiana cabezona, de las que no renuncian a su fe por nada del mundo.

Se llamaba Perpetua y escribía un diario. Por él sabemos todo lo que le pasó. 

Fijaos, en su diario anotó con pena el sufrimiento de su padre que le suplicaba hasta desgañitarse que renunciara a su fe y salvara la vida. De sobre sabía él lo que le esperaba si la pillaban rezando los soldados del emperador.

Y la pillaron. Le prometieron que si dejaba de creer en Él, en Jesucristo, la dejarían libre. Ella se negó, y entonces abusaron de ella..

Bueno, lo de abusar es una manera suave de decirlo... la metieron dentro de una red y la pusieron en mitad de la arena del circo para que un toro bravo la corneara. El animal así lo hizo y casi la destroza, pero ella aún se preocupaba de arreglarse el pelo y taparse con sus ropas deshilachadas para que el publico, que abarrotaba el recinto, no la vieran desnuda. Como no acababa de morir, un centurión le asestó un golpe con la espada, pero ni aun así expiraba. Con las pocas fuerzas que le quedaban, todavía fue capaz de señalarle su cuello al verdugo para así acabar de una vez. Este le dio un segundo tajo que la decapitó.

Por cierto, aún en sus horas finales, la pobre agradeció a sus verdugos que la hubieran dejado ver a su hijo pequeño la noche antes de morir.

Dos mil años después de esta historia, aquí ni dios se sacrifica por nada ni por nadie. Claro, que les prometían el Cielo en aquel infierno que era entonces aquella sociedad.. Ahora no prometen nada, en esta Gloria de sociedad en que vivimos, y así no hay quien se sacrifique.

Seguro que os preguntaréis: ¿qué le hubiera importado a Perpetua decir que renunciaba a su fe, salvar así su vida, criar a su hijo y abrazar a su padre, aunque luego en la intimidad siguiera rezando?. Pero no, eran gente de convicciones tan fuertes que rozaban el fanatismo

Por lo del niño, Perpetua fue nombrada la patrona de las embarazadas. Decía San Agustín, que era paisano suyo, que su martirio se leía en las misas con gran provecho para los creyentes. 

Su santo lo hemos celebrado hace unos días.

Joaquín








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