sábado, 4 de septiembre de 2021

De carnavales por Fuente de Cantos

                                                                              



Te acostaré en la tierra soleada con una
dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
al recibir tu cuerpo de niño dolorido.

--Gabriela Mistral--


No sé si alguna vez alguien escribirá el libro definitivo de los Carnavales Fuentecanteños.
Un libro que los recopile con todos los detalles. Sería como la propia historia del pueblo, pues ya sabemos que los carnavales caricaturizan lo ocurrido en la localidad en cuanto a lo político y social durante todo el año anterior. 
La pena es que ese supuesto y definitivo libro tendría un lapsus de cuarenta años, años durante los cuales no hubo. 

Por las letras de los carnavales celebrados en los años veinte del pasado siglo, sabemos qué pasaba en Fuente de Cantos en aquella lejana época. 

Ahí van algunas coplas.


Este verano pasado lo tenemos muy en cuenta

por los destrozos que hubo a causa de las tormentas.

Se llevó dos bueyes, haces y carretas, los melones y también las huertas.

Gavillas de habas se veían venir como las macetas en el mes de abril.


Un obrero conocemos que tenía un porvenir

a la orilla del Bodión, se llama Claudio Holguín.

Preparó tierra con mucho trabajo.

Sembró calabazas, melones y garbanzos,

pero un "cacho" nube se le presentó,

dos calabaceras en lo que se le quedó..


Estas de arriba seguro que aluden a las terribles tormentas del principios del siglo XX, en las que algunas de ellas hicieron verdaderos estragos entre bienes y personas.


Señores: la carretera está muy divertida,

con el juego de pelota y "el chisme la gasolina"

Desde allí se ve "La Paz" y la Villa Benítez,

la fábrica del abono y también la del "alpiste".


El señor Pedro Fonseca, cosario de la estación,

en la Calleja de la Iglesia ha colocado un buzón.

Se depositan talones, avisos, también recados.

¡vaya, si Pedro Fonseca tiene el servicio montado!

Y ya con ese buzón nos libramos de molestias,

de tener que andar el pueblo buscando a Pedro Fonseca..


Una niña fue a por huevos a una calle del Canal.

No los encontró a su gusto y al Calvario fue a parar.

¡porque supo distinguir, porque supo distinguir,

en el Calvario los hay mucho más gordos que aquí!


Me he metido carpintero

y hago muchas paneras, 

el que quiera pasar hambre

vaya a la calle la Almena.

Allí hay dos que no la pasan,

eso lo sabe la gente,

que es Baldomero Cordero

y Felisa, la del Diente..



Con las modas que han sacado

las mujeres en enero

de tirar las angarillas

a todos los panaderos.

El caso que nos ocupa,

en esta copla señores,

pasó en la calle Calera

o por sus inmediaciones.

Al tirar las angarillas,

como es cosa natural,

las mujeres se alborotan

para recoger el pan,

estando "toas agachás",

otra llegó por detrás

y al culo de una se agarra

creyéndose que era un pan..


Venimos en la comparsa

quince obreros formales.

Ninguno tenemos novia

porque no nos quiere nadie.

A las madres les decimos

que nos queremos casar,

y las madres nos contestan

que la hora ha de llegar.

Irse fijando, muchachos,

en la que está bien "peiná".

Esa no sabe coser

ni tampoco mal lavar,

no sabe más que pintarse,

arreglarse la melena,

ponerse el sobretodo,

e irse a la calle Llerena.


En fin, todas estas coplas no son, sino, trasfondos satíricos y bromistas de hechos, modas, anécdotas u ocurrencias acaecidas en Fuente de Cantos durante el primer tercio del siglo XX.. Todas están recogidas del libro de José Lamilla, "Fuente de Cantos: Su historia con nombres y apellidos"..

Joaquín

                                                                             

                                                


                                                                                                   



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