Aquí me tienes, vida, recién otro,
vasallo del que
fui, siéndote el mismo
descalabrado afán.
Frente al
perchero
de tu zaguán en obras, con las prisas,
siempre cojo
el abrigo equivocado.
Heme aquí, bajo palio de quimeras,
al pairo la
razón, y por esquife
un palmo de ansiedad.
En ti me
salvo,
yéndome a pique, vida, pues me calzas
las prodigiosas
botas de tus cuentos,
a sólo siete leguas de mí mismo,
a un
paso de alcanzarte, vida mía.
--Ricardo Bermejo-- (poeta fuentecanteño)
¡Oh, somos tan altos, tan guapos, tan diversos, tan.. únicos, casi perfectos!.. La verdad es que da gloria vernos, me refiero a los seres humanos, la obra más lograda de la naturaleza, o de Dios, allá cada cual.. Pero, ¡claro!, necesitamos energía para funcionar. La luz del sol, el agua, los alimentos etcétera, nos son vitales para tal menester...
Pero.. ¿y los residuos?, porque todo lo que se mueva o respire genera residuos, también nosotros.. Pues los tenemos y de muchos tipos: líquidos, sólidos y gaseosos.. Fijaos:
--Nosotros, tan maravillosos como nos creemos, producimos decenas de miles de litros de mocos, y de todos los colores..
--Nosotros, tan exquisitos y vanidosos, y tanto que presumimos de ello, evacuamos 27.000 litros de saliva de diversa textura y color a lo largo de una vida
--Nosotros, tan finos y elegantes que pensamos que somos, excretamos 18.000 litros de sudor; a veces maloliente si lo dejamos madurar..
--Nosotros, tan arrojados y valientes, que hemos pisado hasta el último rincón de la tierra y parte del espacio exterior, evacuamos 80.000 dedales a rebosar de lágrimas..
--Nosotros, tan... En fin, mejor me callo porque esto iba a derivar en excreciones de peor color y olor.. y no es plan..
Por cierto, y hablando de desechos, se quejaba, hace cien años, Ildefonso Fernández, inspector de sanidad del Ayuntamiento de Fuente de Cantos, de la poca higiene de las casas del pueblo. Aseguraba que la proliferación de estercoleros dentro y fuera de los domicilios era propicio para todo tipo de enfermedades contagiosas, como el cólera.
Y proponía para mitigar la insalubridad una serie de medidas que debían realizarse.
--Designó a un médico y un farmacéutico para atender a los pobres de beneficencia.
--En caso de muerte por contagio, se debía picar, blanquear y desinfectar la alcoba del finado o finada.
--Las calles deberían limpiarlas los vecinos con agua limpia, y no con la sucia sobrante del interior de las casas..
--Se prohibía arrojar a la calle animales muertos u otros desperdicios, amén de no orinar ni defecar en ellas. Cosa –se lamentaba-- era demasiado habitual..
--No se podría utilizar las aceras como cuarto de aseo para lavarse, peinarse, afeitarse o cortarse el pelo.
--Despues de las matanzas debía quedar la calle como estaba, sin restos orgánicos del guarro..
En fin, estas eran algunas de las medidas adoptadas o sugeridas para mantener limpio Fuente de Cantos y evitar enfermedades. Nos da una idea de, ¡¡cómo estaría el patio en esa época!!...
Joaquín
calle Fernando Poo esquina Misioneros
Plaza del Sol
calle San Blas
calle Valencia, desde el Caño
calle Martínez
Plaza Manuel Carrascal
calle Camilo J. Cela
calle Santos
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