"Si adviertes que ya no te cuento mis sueños, es hora de que empieces a olvidarme"
--Anónimo--
Hacía tiempo que no sabía de ella y la extrañaba, de veras que la extrañaba. Había vuelto al pueblo de vacaciones y tropezamos, de casualidad, en la calle Llerena. Allí mismo y en ese instante conocí lo de su padre, una verdadera tragedia.
Quise saber más detalles, y me los dió:
---Debieron ser días muy duros para él, Joaquín. De haberlo sabido yo le hubiera ayudado. ¡Y pensar que días antes me lo insinuó y no supe entenderlo!..
Yo había quedado muy sorprendido por la noticia. Me contó que su padre se había suicidado al saber por su médico que padecía Alzheimer. Ella lo había pasado fatal, y se le notaba en su desmejorado aspecto.
---¡Vaya palo, Mari Carmen!, no lo sabía---le dije
---Jamás pude entrever que ideas suicidas rondaran por su cabeza---prosiguió ella---lo conocía de sobra, era mi padre, pero me equivoqué, y todo porque nunca quiso molestar. Desde que se quedó viudo jamás pidió ayuda. Era muy cabezón, ya lo sabes--concluyó.
Conocí mucho a su padre, y no supe qué decirle. Todo me pilló tan de sopetón que no me salían las palabras. Ella, desconsolada, me siguió explicando:
---¡Lo que hubiera dado yo por haber compartido con él de manera más íntima sus últimos momentos!. Ahora es tarde, lo sé, pero quiero que sepas, Joaquín, que siempre estuvo cerca de mi pensamiento.
El conocer todo así tan de golpe me afectó, se me hizo un nudo en la garganta. No obstante le respondí muy sincero:
---No tienes nada que justificarte. De sobra sé lo que significaba para ti; muchas veces me lo decías.
---Gracias, Joaquín---me dijo---sé que me llevará mucho tiempo liberarme de la pena por no haber entendido su final, por no haber insistido, por no haberle preguntado. Ahora sólo espero que cuando se reúna con mi madre allá arriba, le haga saber de mi sufrimiento y me eche un cable aquí abajo. Dios sabe que lo necesito..
Quedé impresionado por sus últimas palabras, le salieron del alma. Hasta tal punto fue así que algunas lagrimillas creo que se me saltaron. Ella lo notó. Los dos acabamos llorando. Hablamos un poco más y luego nos despedimos con un fuerte abrazo.
Quedamos en vernos más pronto que tarde.
Joaquín
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