Me
besaba mucho; como si temiera
irse
muy temprano... Su cariño era
inquieto
nervioso..
Yo
no comprendía
tan
febril premura. Mi intención grosera
nunca
vio muy lejos..
¡Ella
presentía!.
Ella
presentía que era corto el plazo,
que
la vela herida por el latigazo
del
viento, aguardaba ya..., y en su ansiedad
quería
dejarme el alma en cada abrazo,
poner
en sus besos una eternidad.
--Amado
Nervo--
No
quiero contradecir a nadie pero, en este país nuestro que tanto
queremos por razones obvias, tenemos las leyes penales más duras que
existen en el mundo, para las victimas.. Si porque, fíjense bien,
les pongo uno cualquiera de los miles de ejemplos que suceden cada
día en todos los ámbitos de nuestra sociedad..
Un
tipo, borracho como una cuba, o casi, con un coche de alta gama
conduce de manera dislocada, de madrugada, por una carretera
madrileña.. Lo han visto algunos aterrorizados conductores ir
haciendo pirulas... No contento con ello, en momento determinado para
el coche en el arcén y se da la vuelta dirigiéndose a toda pastilla
en dirección opuesta, haciendo lo que solemos decir ahora, de
kamikaze.. Ignoro en qué tipo de superación deportiva audaz y
arriesgada iría pensando el tío pero, como era de esperar un
desgraciado que venia tan ricamente por su sitio y a velocidad
adecuada, le tocó en suerte ser el blanco perfecto de la osadía del
niñato kamikaze...
El
desgraciado era Víctor, un joven de 20 años que iba a trabajar como
todas las mañanas al Carrefour de San Fernando. No hacía mucho que
había encontrado, por fin, un trabajo de carnicero, lo que más le
gustaba hacer.. Para más infortunio, si cabe, en su familia su otro
hermano había muerto no hacía mucho y, Victor y su madre, solos en
la vida, aun dormían juntos en un intento de superar miedos
nocturnos y soledades..
Hasta
aquí, aun en la desgracia, digamos que todo normal, en el sentido de
que esto puede pasar en cualquier lugar del mundo desarrollado;
niños malcriados los hay en la Cochinchina.. Y en cualquier lugar de
este mundo, rico, el kamikace, de 24 años, iría a la cárcel de
cabeza, a pudrirse por muchos años acusado de homicidio
involuntario, o no tan involuntario pero, en este buenista país
nuestro, el niñato asesino rápidamente fue puesto en libertad por
el juez de turno, incluso habiéndose negado a declarar.. Algunos aun
debemos pellizcarnos para saber si estamos soñando o es que somos
así de imbéciles..
Apuesto
que si el kamikaze hubiera sido un guardia civil, un cantante
folklorico o un torero, las manifestaciones “espontaneas” de
cientos de miles de indignados ciudadanos hubieran sido de aúpa para que lo fusilaran, pero no es el caso.. Aquí ni pestañeamos porque un alunicero como
el “Goyito”, detenido más de cincuenta veces por robar coches y
asaltar tiendas ni pase un día por el calabozo, o que cientos de
carteristas con doscientos antecedentes a sus espaldas cada uno, todos
conocidos por la policía y los jueces, actúen impunemente por las
calles de nuestras ciudades robando y desgraciando la vida a sufridos
ciudadanos y turistas, incluso que a un etarra con docenas de
asesinatos de inocentes en su haber, con veinte años de pena salga a
la calle tan alegremente, y encima le den un homenaje en su pueblo por valiente..
En fin, qué país este nuestro, ¡qué olvidadizos cuando interesa! ¡Qué blandos con los duros! ¡Qué duros con las víctimas!..
Joaquin
Yerga
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