viernes, 27 de septiembre de 2019

En el Jardín de las Delicias..





Mi alma es una princesa en su torre metida,
con cinco ventanitas para mirar la vida.
Es una triste diosa que el cuerpo aprisionó.
Y tu alma, que desde antes de morirte volaba,
es un ala magnifica, libre de toda traba...
Tú no eres el fantasma, ¡el fantasma soy yo!
--Amado Nervo--

Si hay un cuadro que impresiona por su temática y colorido; un cuadro misterioso, enigmático, intrigante, ése es sin duda, El Jardín de las Delicias, del pintor holandés, El Bosco.. Para el que no lo haya visto aún le recomiendo encarecidamente que lo vean. Con decirles que son miles los aficionados a la pintura del mundo que se acercan al museo Del Prado, donde se ubica, a recrearse con sus vistosas y apasionante dibujos, les digo poco..
El cuadro, créanselo, es uno de los más valiosos del museo y del mundo pictórico en general. Es un tríptico, (consta de tres partes) y está pintado al oleo sobre tabla.. Mide la parte central 220 cmt x 190 cmts y las dos de los laterales de unos 220 cmts.x 98 cmts cada una.. El tema es la creación del mundo por Dios, pero idealizada de una manera asombrosa, surrealista.. Todo es simbólico, cada dibujo representa virtudes o pecados capitales de los hombres; les aseguro que mirar con detalle las diminutas figuras del lienzo es una maravilla indescriptible para el sentido de la vista..
Pero, ¡miren que curioso!, El cuadro cerrado representa, en su totalidad, al globo terráqueo según estaría al tercer día de la creación.. Así, de esta forma, es una esfera perfecta, pintada de azul y gris donde aún no hay animales ni hombres, solo vegetales y Dios.. El cuadro abierto, en cada una de las tres partes simboliza el paraíso según la actitud que tomen los hombres.. 
La tabla de la izquierda es el Jardín del Edén, aquí vemos figuras absurdas maravillosamente pintadas y coloreadas que representan el Edén, pero ¡ojo!, también los peligros que acechan a los hombres; la gente parecen felices pero el demonio espera impaciente que sucumben.. Hay peces insectos, reptiles, aves, murciélagos etc. etc. y cada uno de ellos simboliza una actitud, un gesto, una conducta humana..
La tabla central y más grande es el Jardín de las Delicias propiamente dicho.. Es un falso paraíso, porque la humanidad ya ha caído en el pecado, especialmente en la lujuria. Las escenas que nos pinta el autor son cuanto menos inverosímiles; hombres de todas las razas en actitud grosera y de perversión absoluta.. Aves que raptan cocodrilos, ratas con perros en la boca, leopardos con cabeza humana, ranas fornicando con mujeres, en fin una locura, el mundo al revés, y una imaginación, la del pintor, fantástica..
En la tabla de la derecha, aquí si, aquí ya está el infierno puro y duro, ¡y no os cuento lo que hay reflejado en ella!; ¡fuegos, látigos, torturas, paisajes en llamas atroces con cuerpos quemados y mutilados, tormentos!, etcétera..
En definitiva, el cuadro es una maravilla que fascina al que lo mira. Sé que, como a mí, un regusto amargo e intrigante se lleva el subconsciente del que ha contemplado sus detalles.. Por cierto, Felipe II lo adquirió en el siglo XVI seducido por su enigmático mensaje.. El Bosco, en realidad se llamaba Jherónimus Van Aken, sólo que castellanizamos su apodo que provenía de haber nacido en la ciudad holandesa de Bosch. Murió de cólera..
Joaquin Yerga
                                                                              

No hay comentarios:

Publicar un comentario