Yo
ya me despedía... y palpitante
cerca
mi labio de tus labios rojos,
-Hasta
mañana- susurraste ;
yo
te miré a los ojos un instante
y
tú cerraste sin pensar los ojos
y
te di el primer beso: alcé la frente
iluminado
por mi dicha cierta.
Salí
a la calle alborozadamente
mientras
tú te asomabas a la puerta
mirándome
encendida y sonriente.
Volví
la cara en dulce arrobamiento,
y
sin dejar de mirar siquiera,
salté
a un tranvía en raudo movimiento;
y
me quedé mirándote un momento
y
sonriendo con el alma entera,
y
aun más te sonreí... Y en el tranvía
a
un ansioso, sarcástico y curioso,
que
nos miró a los dos con ironía,
le
dije poniéndome dichoso;
-Perdóneme,
señor, esta alegría-
--Amado
Nervo--
Vamos
por parte; imagínense un país el doble de grande que España cuyo
paisaje y clima es seco y pedregoso, como el del Sahara.. En su
capital apenas llueve nunca; jamás un paraguas se ha visto por sus
calles.. ¡Para qué!.., si las únicas precipitaciones son dos gotas
contadas cada ocho o diez años!. Pero, eso sí, un río, largo (el
segundo del mundo) y caudaloso (veinte veces más que el
Guadalquivir) lo atraviesa de sur a norte.. ¿Se lo imaginan?..
Efectivamente,
se trata de Egipto, el país y de El Cairo, su
capital.. Yo no conozco Egipto pero debe ser impresionante.. Visto
por el Google Maps desde el aire es un puro desierto, excepto,
digamos una impresionante autopista verde de unos cinco o seis kilómetros de
anchura de media y que discurre desde el sur (frontera con Sudán),
hasta su desembocadura al norte, en el Mediterráneo..
Comprobado,
pues, lo generosa que fue la naturaleza con este país, que dos veces
al año un maná de barro y limo salía del río y fecundaba la tierra
circundante de tal forma que, casi sin despeinarse, sus habitantes
recogían dos ubérrimas cosechas cada temporada, no es de extrañar
que naciera allí la más antigua y fabulosa civilización que han
dado los siglos, la egipcia..
Pero
a pesar de la fastuosidad de sus templos y pirámides, de su
antigüedad (hace 5500 años), y de su importancia artística y
militar, era la egipcia una civilización muy desconocida para el
resto del mundo, sobre todo para los europeos.. Y fue precisamente
uno de los más famosos e importantes personajes europeos, Napoleón
Bonaparte, el que nos la dio a conocer..
Antes
de la famosa expedición de Napoleón a Egipto a finales del
siglo XVIII, sólo unos pocos sabían de las momias egipcias y de los
tesoros allí guardados.. Cuando al gran corso le encomendaron ir a
Egipto para cortar de raíz los aprovisionamientos, vía
Mediterráneo, de los ingleses, aprovechó e hizo una labor que nunca
le estaremos suficientemente agradecidos los amantes de la historia y
del arte, se llevó con él arqueólogos, historiadores, pintores,
expertos en lenguas orientales etc. etc. con el fin de excavar,
descubrir, traducir, y también, como no, saquear las riquezas
artísticas que allí había por doquier..
Napoleón
y su gente permanecieron en Egipto un año.. Militarmente la
expedición fue un fracaso porque, los ingleses se les escaparan
vivitos y coleando.. Sin embargo para la historia fue una proeza sin
igual.. Arramplaron con todo lo que pudieron, momias, obeliscos,
piezas de oro, sarcófagos etc. etc.. hicieron copia de todo,
anotaron todo y crearon un departamento de asuntos egipcios.. Y Miren
qué barbaridad, para transportar el obelisco de Luxor,
actualmente en la Plaza de la Concordia de París, que mide 23 metros
y pesa 300 toneladas, se construyó un barco especial que tardó
meses en llegar a Francia.. Para izarlo en ésa famosa plaza parisina
se necesitaron más de 300 hombres fornidos.. Por cierto, cuenta la
leyenda que Josefina le dijo a Napoleón antes de
partir: “Si vas a Tebas, enviadme un pequeño obelisco”.. Satisfizo sobradamente su amante el capricho..
Entre
las miles piezas que saquearon los franceses de Egipto destaca, entre
todas, la piedra Rosetta.. Es una estela informativa de
granito negro; un decreto del faraón Ptolomeo V que tiene la
particularidad de estar escrito en las tres lenguas diferentes que se
hablaba en Egipto en esa época; en jeroglíficos, en griego y en
demótico.. Antes de encontrar esta piedra era imposible descifrar
los miles de textos grabados con jeroglíficos en pirámides, tumbas,
palacios etc... Cuando se la llevaron a París, después de años estudiandola y a punto ya de desistir traducirla, se presentó un joven
historiador, Champollion, que dio con la clave.. A partir de
entonces pudimos saber lo que los antiguos egipcios nos decían; a
partir de entonces pudimos conocer su historia, sus dinastías, y el
nombre de sus faraones.. ¡Ahí es nada!..
De
todas maneras no sólo París posee joyas de los antiguos
egipcios, en Roma hay ocho obeliscos, en Turín tienen
miles de piezas valiosisimas, Londres atesora infinidad de
momias y sarcófagos preciosisimos, y hasta en Berlín se
expone otro de los tesoros más preciados de esa fabulosa
civilización, la hermosa cabeza de Nefertiti.. Nosotros aquí
en Madrid tenemos el Templo de Debod, pero conste que
fue un regalo del rey egipcio..
Joaquín
Yerga
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