domingo, 15 de septiembre de 2019

Llueve sobre mojado..



Con tu desaparición
es tal mi estupefacción,
mi pasmo, que a veces creo
que ha sido un escamoteo,
una burla, una ilusión;
que tal vez sueño despierto
que muy pronto te veré,
y que me dirás..”¡No es cierto,
vida mía, no he muerto;
ya no llores..., bésame!”
--Amado Nervo--

¡Qué país este, el nuestro, que, en su reducido tamaño, no hay dos como él!.. Y es que, fíjense, en unos pocos kilómetros y en el mismo día pasamos de ahogarnos en lluvias torrenciales a pavorosos incendios por sequías; claro que las primeras es la naturaleza, pura y dura, la que las provoca; los segundos la pérfida mano del hombre..
Al ser esta patria nuestra lugar de transición entre el cálido Sahara africano y las frías y húmedas tierras norteuropeas, debemos ser conscientes de nuestro volátil y caprichoso clima.. Estamos situados en medio de dos zonas climáticas antagónicas, y nos bordea un mar, el Mediterráneo, que nos condiciona en grado sumo; sin contar el famoso anticiclón de las Azores en el Atlántico que, según oscile para arriba o para abajo, así pasamos de pertinaces sequías a ahogarnos en agua por el oeste..
No sabemos si el tan manoseado y recurrente cambio climático ayudó a acentuar la gravedad de la gota fría de estos días en el sureste; es posible puesto que, últimamente se están batiendo records de todo: en cantidad de agua, en temperaturas extremas o en días de sequía, pero no debemos obviar que estos fenómenos se llevan dando desde hace cientos de miles de años, no hay más que comprobar estadísticas o mirar el sufrido campo levantino, tan árido y surcado todo él con huellas de miles de torrenteras pasadas..
De todas maneras y a pesar de las duras imágenes que todos hemos visto de, riadas por las calles y gente desesperada porque lo ha perdido todo, etc. aun podía haber sido peor.. Hasta hace unas décadas fenómenos como el de este año se hubiera llevado por delante docenas y docenas de vidas humanas.. Aunque quede mucho por hacer, mucho hemos mejorado en canalizaciones, encauzamientos de ríos y presas de retención.. La pena es que tienen que seguir ocurriendo estas desgracias para vayamos poniendo remedio..
Es curioso y resulta ser una tremenda paradoja, con estos millones de litros de agua caída aunque de manera abrupta, con nada que lo hubiera hecho doscientos kilómetros hacia el interior de la península hubiera resuelto el terrible problema de sequía para millones de personas y miles hectáreas de cultivo.. De esta forma lo hubiera hecho en las cabeceras de los ríos, que es donde están los pantanos que abastecen esas sedientas tierras... Al diluviar cerca de mar poco podemos aprovechar, solo sufrir sus perniciosos efectos...Pero..
Así es la vida, en los lugares más prósperos de España, más pujantes, más poblados, más fértiles, más turísticos, no llueve, y cuando lo hace abruma y, sin embargo, donde sí hay agua abundante falta todo lo demás.. Bueno, si exceptuamos la pequeña franja vasca que, como siempre, tienen más suerte que un quebrao..
Joaquin Yerga

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