Con
tu desaparición
es
tal mi estupefacción,
mi
pasmo, que a veces creo
que
ha sido un escamoteo,
una
burla, una ilusión;
que
tal vez sueño despierto
que
muy pronto te veré,
y
que me dirás..”¡No es cierto,
vida
mía, no he muerto;
ya
no llores..., bésame!”
--Amado
Nervo--
¡Qué
país este, el nuestro, que, en su reducido tamaño, no hay
dos como él!.. Y es que, fíjense, en unos pocos kilómetros y en el
mismo día pasamos de ahogarnos en lluvias torrenciales a pavorosos
incendios por sequías; claro que las primeras es la naturaleza, pura
y dura, la que las provoca; los segundos la pérfida mano del
hombre..
Al
ser esta patria nuestra lugar de transición entre el cálido Sahara
africano y las frías y húmedas tierras norteuropeas, debemos ser
conscientes de nuestro volátil y caprichoso clima.. Estamos situados
en medio de dos zonas climáticas antagónicas, y nos bordea un mar,
el Mediterráneo, que nos condiciona en grado sumo; sin contar el
famoso anticiclón de las Azores en el Atlántico que, según oscile
para arriba o para abajo, así pasamos de pertinaces sequías a
ahogarnos en agua por el oeste..
No
sabemos si el tan manoseado y recurrente cambio climático ayudó a acentuar la gravedad
de la gota fría de estos días en el sureste; es posible puesto que,
últimamente se están batiendo records de todo: en cantidad de agua,
en temperaturas extremas o en días de sequía, pero no debemos
obviar que estos fenómenos se llevan dando desde hace cientos de
miles de años, no hay más que comprobar estadísticas o mirar el
sufrido campo levantino, tan árido y surcado todo él con huellas de
miles de torrenteras pasadas..
De
todas maneras y a pesar de las duras imágenes que todos hemos visto
de, riadas por las calles y gente desesperada porque lo ha perdido
todo, etc. aun podía haber sido peor.. Hasta hace unas décadas
fenómenos como el de este año se hubiera llevado por delante
docenas y docenas de vidas humanas.. Aunque quede mucho por hacer,
mucho hemos mejorado en canalizaciones, encauzamientos de ríos y
presas de retención.. La pena es que tienen que seguir ocurriendo
estas desgracias para vayamos poniendo remedio..
Es
curioso y resulta ser una tremenda paradoja, con estos millones de
litros de agua caída aunque de manera abrupta, con nada que lo
hubiera hecho doscientos kilómetros hacia el interior de la
península hubiera resuelto el terrible problema de sequía para
millones de personas y miles hectáreas de cultivo.. De esta forma lo
hubiera hecho en las cabeceras de los ríos, que es donde están los
pantanos que abastecen esas sedientas tierras... Al diluviar cerca de
mar poco podemos aprovechar, solo sufrir sus perniciosos
efectos...Pero..
Así
es la vida, en los lugares más prósperos de España, más pujantes,
más poblados, más fértiles, más turísticos, no llueve, y cuando
lo hace abruma y, sin embargo, donde sí hay agua abundante falta
todo lo demás.. Bueno, si exceptuamos la pequeña franja vasca que,
como siempre, tienen más suerte que un quebrao..
Joaquin
Yerga
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