lunes, 10 de junio de 2019

Si, yo también, pero no por lo que piensan...






¡Ay! A un amigo me dirijo en vano
pidiéndole consuelo en tan extrañas
pesadumbres, ¡por Dios! y el mismo hermano,
el mismo amigo, con su propia mano,
me revuelve el acero en las entrañas.

Yo no creía en el amor. Hoy creo.
Creo, porque me hieren sus espinas.
Yo era ciego quizás..., y ahora lo veo...
Veo un sol que se me hunde, y mi deseo
le sigue entre las brumas vespertinas...

Escéptico era yo; y en la alborada,
cuando al lucir el arrebol naciente
me despertó la aurora enamorada..
(Rubén Darío)


Imagino que todos los españoles estamos obligados hoy lunes a hablar, admirar o a suspirar por nuestro héroe deportivo, Rafa Nadal, y no es para menos.. Hoy en cualquier diario deportivo, y no tan deportivo, mundial, aparecerá su cara y sus blancos dientes mordisqueando la bocana de su doceava copa de Roland Garros.. Yo también me siento obligado a dedicarle, al menos, unas lineas; es preceptivo..
¡Le debemos tanto a Nadal!.. Apuesto que se convertirá, -ya lo es- en el modelo a seguir en cuanto a pundonor y coraje ganador de las generaciones futuras; de chavales con ansias de ganar que verán en él el tipo ejemplar, limpio de trampas y sólo en la cima gracias a su enorme esfuerzo y capacidad de superación..
No me negarán que Rafa es una “rara avis” en un país de conformistas y aprovechados. Que un tipo así, tan resistente, tan flemático y tan luchador haya visto la luz en nuestros lares es para echarse las manos a la cabeza, no es corriente; sólo Indurain se le aproxima como poseedor de estas virtudes..
Yo lo admiro más si cabe que otros, no porque me guste especialmente el tenis, que ni lo entiendo ni he jugado nunca, sino por su carácter. Os aseguro que yo seria incapaz, después de haber ganado mi primer Roland Garros y algo más, de seguir en la brecha, luchando, entrenando y sudando la gota gorda, cuando me podría dedicar perfectamente a vivir de las rentas del título.. Me dedicaría a pasear mi copa y mi palmito por platós y mentideros sacando de aquí y de allá y sin darle un palo al agua.. y os advierto que, aunque muchos no lo admitan la mayoría de españoles harían lo mismo que yo..
A Rafa se le compara con aquellos pioneros deportivos patrios, tan dignos de alabar por sus hazañas, como los míticos Ocaña o Bahamontes en ciclismo, Pedro Carrasco o Urtain en boxeo, Paquito Fernández Ochoa en esquí, Orantes o Santana en tenis, Ángel Nieto en Motociclismo, o el recientemente retirado Fernando Alonso en automovilismo pero, admirando sinceramente a todos ellos que me perdonen pero no tiene nada que ver.. Estos tíos eran estupendos deportistas, líderes y campeones mundiales en sus respectivas disciplinas en unos tiempos en los que España era un puro desierto deportivo; sólo del Real Madrid y del Barcelona tenían constancia nuestra más allá de los Pirineos.., sin embargo lo de Nadal es otra cosa. Éste tío es un fenómeno, un extraterrestre, y más todavía por haber nacido en un país tan de resignados y acomodaticios..
Que un menda que ha triunfado tanto, que lo ha ganado todo, incluido doce torneos de Roland Garros amén de otros muchos, que ha sufrido infinidad de lesiones, y que una y otra vez resurja de sus propias cenizas cuan Ave Fenix, es algo que tardaremos en volver a ver en nuestro país. Por cierto, y a pesar de la ingratitud propia de un público que solo se fascina cuando se gana..
Porque un joven, (aun lo es) que en vez de “tirarse a la bartola”, casarse y divorciarse una y otra vez o pasear sus inmensos caudales y comprensible soberbia por playas de moda y discotecas chic del brazo de hermosas modelos siga recluyéndose cada año, cada temporada, sufriendo duros entrenamientos y angustiosos dolores musculares para estar en forma y volver a ser el número uno después de quince años, es una proeza propia de dioses, no de humanos..
Que Rafa Nadal es ya el más importante deportista español de todos los tiempos es indudable.. En el panteón de los hombres ilustres debería ser enterrado algún día, pero no como piensan la mayoría, es decir, por su bien hacer deportivo, sino por su carácter tan extraordinario y tan a contracorriente del español medio.. Que sea por muchos años..
Joaquín Yerga

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