Mi Margarita, no
me des enojos
de esa dulce
locura de los excesos;
denme vida las
luces de tus ojos
y dulzura las
mieles de tus besos.
Si solo a ti te
adoro, amada mía,
¿por qué dices
que quiero a quien no quiero?
¡Oh musa de mi
ardiente poesía,
mi vida, mi
esperanza, mi lucero!
(Rubén Darío)
Faltaban aun
trescientos años para que un tipo cualquiera, un manitas de una tribu íbera
allá en una aldea cercana a la actual Elche, en Alicante, esculpiera
la mayor belleza en arte antiguo que poseemos los españoles, “La
Dama de Elche”.. Si porque mucho tiempo antes, en un lugar
lejano, en la otra orilla de ese mar primigenio que es el Mediterráneo, cuna de tantas
civilizaciones pasaban cosas...
Por ejemplo, en una pequeña
isla al oriente de ése mar; isla paradisíaca, cálida, casi virgen. Allí unos cuantos riachuelos la cruzaban de norte a sur y viejos olmos
cuajados de jilgueros y verdecillos cantores sombreaban sus riberas.. Situada cerca de la costa occidental de Asia Menor, (la
antigua Jonia) entonces poblada por prosperas ciudades griegas, como Pérgamo, Mileto o Éfeso.. La pequeña isla, de cultura griega y habitada por acogedores, tolerantes y felices ciudadanos,
tenia de capital a Mitilene, una ciudad hermosa que albergaba
soberbios palacetes y templos entre los que destacaba el dedicado a
Afrodita, diosa de la belleza y del amor..
Un sin fin de
embarcaciones, barcazas y trirremes sobre todo, iban y venían del
continente asiático a la península griega cargados con las más diversas mercancías que abastecían a las populosas ciudades de Atenas
y Tebas.. Salían de Pérgamo o Mileto y enfilaban rumbo al estrecho
de Corinto siendo avistadas desde la costa oriental de la pequeña
isla por sus habitantes que todos los atardeceres salían a pasear
por los farallones más elevados a verlas navegar en alta mar..
En el siglo VII a.c.
vivía en la pequeña isla, Safo,
la más sensible, la más bella poetisa de la antigüedad.. Mujer
apasionada y esplendorosa que dirigía con amor y dulzura una escuela
femenina en la que enseñaba a sus alumnas poesía, filosofía y
música; algo inaudito en aquella época.. Un día pasó por Mitilene
el famoso poeta errante Alceo y tuvo amores con ella, y le dedicó
sus mejores versos... --“En
cuanto te he visto, sólo un instante, no puedo pronunciar palabra..
Mi lengua se traba, un fuego sutil se desliza bajo mi carne, mis ojos
nada ven y mis oídos nada oyen”--
Estos poemas escribió para ella..
Safo
estuvo siempre enamorada; enamorada de las flores, de los pájaros, de la suave
y cálida brisa procedente del mar y que envolvía la isla en verano
provocando los más bellos y acogedores atardeceres de todo el
Mediterráneo. También amó a jóvenes y delicados efebos de su
ciudad, y a un apuesto marinero con el que se casó muy joven y le
dio un hija, “ramillete de crisantemos” le llama ella a su
niña...
Pero Safo
también
amó a mujeres; bellas y lindas muchachas; algunas: alumnas y
discípulas suyas que la quisieron de veras; otras: jóvenes nativas
atraídas por su ternura y primor.. Su pequeña isla era un remanso
de amor y pasión en aquellos idílicos tiempos. Su fama traspasó
con creces fronteras, siglos y milenios.. Sí, milenios porque han
pasado ya 2.600 años y aun la recordamos. --“Pura
Safo,
la de los cabellos de violeta, la de la dulce sonrisa, quisiera
decirte tantas cosas pero la timidez me detiene”--
Así hablaba de ella el gran Estrabón, el mayor historiador griego
de la historia, que pasó por la isla y la conoció..
Sin embargo, Safo,
tuvo también detractores, malas lenguas; gente envidiosa de su
hermosura y felicidad que pasó por la isla y tal vez no fuera bien
recibida. El caso que es que se propagó por el mundo heleno la
patraña de que la isla era un nido de pervertidos, de fornicadores y
viciosas lesbianas capitaneadas por Safo..
Y
lo que suele pasar con las leyendas negras, que una vez arraigan no
hay dios quién las quite.. Por cierto, la isla es preciosa y se
llama Lesbos;
está situada en el mar Egeo, frente a la actual Turquía. A las
chicas homosexuales enamoradas de otras del mismo sexo les llaman
safistas o lesbianas.
Imagino que ahora entienden por qué...
Joaquin Yerga
No hay comentarios:
Publicar un comentario