¿Viste
triste
Sol?
¡Tan triste
como él,
sufro
mucho
yo!
Yo en una
doncella
mi estrella
miré...
y dile,
amante,
constante
fe.
Pero ingrata
olvidóme,
y no sabe
que padezco
cual no puede
nunca, nunca
comprender...
¡Que mi pecho
no suspira,
ni mi lira
tiene acordes
de placer!..
(Rubén Darío)
La noche del 4 de
junio de 1944 en su retiro veraniego llamado popularmente “El nido
del águila”, en los Alpes bávaros, pasaba Hitler una
velada chunga, como tantas otras desde un año para acá, excitado,
alterado, casi trastornado. Su médico personal le había preparado
ya su habitual brebaje compuesto de diversos fármacos para que
pudiera dormir. Ignoramos si durmió a la pata suelta medio drogado
como estaba, pero sí sabemos que inconsciente de que en esa noche
empezaba el principio de su fin...
Erwin Rommel,
apodado “El zorro del desierto” por sus campañas en África y al
mando entonces de los ejércitos alemanes que defendían la costa
oriental del Mar del Norte, andaba esa maldita noche en el cumpleaños
de su mujer; imaginamos que con dos copas de más.. Y hasta Edgar
Feuchtinger, general al mando de las tropas alemanas en Francia
retozaba con su amante en el hotel Lutetia de París.. Es decir los
mandatarios alemanes encargados de la defensa de toda la costa, de
Francia y hasta de la supervivencia de la propia Alemania entera
estaban, afortunadamente, dormidos, drogados o bebidos; todo lo
contrario que los jefes de los aliados en esta trascendental noche,
que estaban bien despiertos...
Esa misma noche del 4
de junio de 1944, en Inglaterra, el primer ministro ingles Winston
Churchill despachaba de mala manera con sus ministros en el
refugio antiaéreo de Whitechapel en Londres.. El general Eisenhower,
el jefe máximo de todos los ejércitos aliados se relajaba como
podía camuflado en un coche en un parque cualquiera de la misma
ciudad. Aún le da tiempo a escribir una carta en la que decía que si
todo salía mal la culpa es suya. Esto no impedía que estuviera plenamente
informado de todos los movimientos de sus tropas y meditando dar la
fatídica orden de ese código secreto ya pactado.. El día lo sabían
todos, es el día “D” (5 de junio), faltaba solo la hora,
la hora “H”.. Y la dio Eisenhower; exactamente a las 5.45
horas de la madrugada.. e inmediatamente...
150.000 soldados
aliados (80.000 americanos y 73.000 ingleses; los franceses ni estaban ni se les esperaba) dispuestos en más de 5.000 lanchas de desembarco
se pusieron en marcha ésa noche atravesando el Canal de la Mancha
desde Inglaterra hasta las playas de Normandía en Francia..
Poco antes, una avanzadilla de 24.000 paracaidistas fueron lanzados
desde el aire en cientos de aviones sobre las costas noroccidentales
de Francia prestos a tomar posiciones ante la llegada masiva del
resto de sus compañeros.. La escabechina fue terrible. En cuanto los
nazis despabilaron del sopor de la noche y se percataron de la
envergadura de la operación, masacraron sin piedad a unos 10.500 aun
aturdidos reclutas con las ametralladoras y cañones camuflados en la
costa; otros 3.800 fueron simplemente asesinados por los nazis que
andaban por la zona; sólo en la playa de Omaha perdieron la vida
2.500 soldados estadounidenses.. Al final lograron reagruparse y
avanzar hasta Berlín que meses más tarde cayó en manos de los
aliados con el resultado final que ya conocemos de la capitulación
de Alemania y el suicidio de Hitler..
Fueron unos
valientes, unos 400.000 soldados americanos perdieron la vida en el
conjunto de la Segunda Guerra Mundial en una guerra que no era la
suya.. Pasado mañana se cumplen 75 años del desembarco de
Normandía; el mayor jamás realizado en la historia, que significó
un cambio de tendencia en el conflicto bélico y conllevó la
cantidad de bajas que ya hemos mencionado.. Fue el comienzo del fin
de los alemanes, incapaces ya de avanzar acosados por rusos al norte
como estaban y los aliados por el resto de sus fronteras..
Que Europa
siga siendo el paraíso del bienestar y de los derechos humanos que
aun disfrutamos hoy se lo debemos, sin duda, a esos cientos de miles
de soldados que llegados de tan lejos dieron su vida por nuestra
democracia.. Gracias a ellos que, aunque poco ganaban con apoyar
decisivamente a las potencias democráticas lo hicieron, y por ello,
Hitler y sus nazis se vieron impedidos de dominar Europa a sus
caprichos y a sus locas ideas racistas, ¡vete a saber qué hubiera
sido de nosotros, los latinos, según ellos seres inferiores, de no
intervenir los americanos!... En fin, acordémonos, al menos...
Joaquin Yerga
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