martes, 25 de junio de 2019

Ya lo decía la Biblia..




Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino.

Que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas;
cuando planté rosales coseché siempre rosas;
...cierto a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡más tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas noches de mis penas,
más no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
(Amado Nervo)

Y dijo Dios a Eva, (cuando ésta aceptó la sugerencia de la serpiente y comió la manzana): ¡Y parirás con dolor!.. ¡Y aumentaré tus dolores cuando tengas hijos!.. Bien clarito nos lo cuenta el Génesis en el Antiguo Testamento..¡En qué mala hora sucumbió Eva a la tentación! ¡Cuanto sufrimiento lleváis desde entonces!.. Y es que esta sentencia o amenaza surtió su efecto durante, casi, dos mil años. Todo el mundo estaba convencido de esta veracidad hasta que llegó el antropólogo inglés Charles Darwin y nos sacó de dudas. Vino a decirnos que, Dios no pudo ser tan malo como para haceros eso, ¡que va!, sino que ése dolor y ése sufrimiento para traer niños al mundo se debe a la evolución; así de fácil, y así de inverosímil, entonces..
Los humanos descendemos de un mono parecido a los actuales; andábamos a cuatros patas y vivíamos en los árboles, en África.. Una vez, por capricho de la naturaleza y la geología, el Este del continente negro se quedó sin árboles, se convirtió en sabana, y nuestros antepasados (parecidos a los monos) evolucionaron, se irguieron, echaron a andar a dos patas para mejor otear el horizonte ya despejado y sobrevivir.. Gracias a esta particularidad empezaron a utilizar mejor las dos manos, se hicieron más inteligentes y el cerebro creció rápidamente. De tal forma lo hizo que un par de millones de años después somos como somos.. Claro que..
Como consecuencia de todo esto el canal del parto de vosotras, las hembras, se complicó, puesto que al haceros bípedas todos los huesos de la espalda y cadera cambiaron. Esto, unido a la enorme cabeza del bebe por culpa de su gran cerebro, hizo que tuvierais que sufrir lo indecible, mientras que para cualquier otro mamífero de cuatro patas parir es coser y cantar. Ya lo vemos a diario en los documentales de la 2ª Cadena de TVE, cuán fácil paren las cebras o los ñúes..
Haceros una idea, además de ser vuestro canal del parto un camino tortuoso (mide de diámetro sólo 13 centímetros de máximo y diez de mínimo) pues bien, la cabeza del bebé suele tener diez centímetros y la distancia entre sus hombros unos 12, así que no me extraña en absoluto los gritos de dolor y el inmenso sufrimiento..Y todo esto para que al final, una vez creciditos, os maltratemos..
Y no os lo vais a creer tampoco, pero no hace tanto tiempo que la gente creía “a pies juntillas” que los hombres teníamos sólo 23 costillas y no las 24 que deberíamos tener por lógica ósea, o esquelética.. Tened en cuenta que si la Biblia decía que Eva, (antes de darle el mordisco a la manzana) fue creada de una costilla de Adán, querría esto decir que éste buen mozo y sus descendientes, los hombres, teníamos una menos.. Pues fíjense, hasta bien entrado el siglo XVII no se empezó a sospechar del error. Pero, ¡claro! nadie se atrevía a decirlo aunque lo supiera, cualquiera contradecía a la Iglesia.. Te quemaban en la hoguera.. Y todo hasta que..
Uno de los primeros en darse cuenta de este garrafal error fue Vesalio, el mejor medico anatomista del Renacimiento.. Diseccionó cadáveres humanos con permiso de la Inquisición y, después de contar mil veces las costillas de los pobres ajusticiados (que eran los únicos que se prestaban a semejante carnicería) escribió en su libro sus descubrimientos. Tuvo suerte, le salvó de las mazmorras el ser medico personal de Felipe II.. En fin..
Dicho queda..
Joaquin Yerga

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