¡Cuidado con el agujero!...
¿Quién
es? -No sé: a veces cruza
por
mi senda, como el hada
del
ensueño: siempre sola...
siempre
muda... siempre pálida..
¿Su
nombre? No lo conozco
¿De
dónde viene? ¿A dónde marcha?
¡Lo
ignoro! Nos encontramos,
me
mira un momento y pasa:
¡Siempre
sola! ¡Siempre triste!
¡Siempre
muda! ¡Siempre pálida!
¡Yo
solo demando amores:
yo
no te pregunto nada!
¿Buscas
reposo y olvido?
Yo
también. El mundo cansa.
Partiremos
lejos, lejos
de
la gente, a tierra extraña,
y
cual las aves que anidan
en
las torres solitarias
confiaremos
a la sombra
nuestro
amor y nuestras ansias.
(Amado
Nervo)
Entiendo
que la astronomía sea un tema peliagudo que no a todos apasiona.. Y
comprendo que debido a su enormidad en cuanto a espacio y tiempo, o a
las colosales medidas de los planetas, estrellas o galaxias, hace que
escape al entendimiento y apetencias de la mayoría de nosotros
pero.. ¡Es tan hermoso el panorama!..
Nosotros
aquí, en este pedacito sólido del universo que llamamos Tierra, tan
contentos con nuestras insignificantes cuitas, procedemos en nuestra
candidez como si los reyes del mambo fuésemos, peleándonos por
chorradas o amargándonos la vida unos a otros creyendo ser
inmortales cuando no somos más que una diminuta y efímera mota de polvo en la
inmensidad del espacio...
De
los satélites y planetas, al ser donde pisamos y vivimos uno de
ellos, tal vez estemos más al tanto en sus medidas y conocimiento. De
las estrellas, además de verlas brillar en el firmamento y soltar
algún suspiro que otro cuando andamos con el cursilón subido nada
sabemos; y de las galaxias ya ni os cuento, aquí hablamos de
magnitudes estratosféricas y fuera de nuestro alcance lógico pero,
¿y de los agujeros negros?.. Y entiendan que no me refiero a ciertos
tipos de agujeros también muy negros y que los llevamos siempre
consigo, ¡qué va!.. Estos últimos son muy simples, fáciles de
definir y muy localizables, sin embargo de los que pretendo hablar hoy no
son nada sencillos de describir ni de situar, y por supuesto ni
medir...
La
explicación más lógica y extendida de un agujero negro es que es
una región finita en un sitio determinado del espacio exterior en
donde se concentra una masa tal de energía que atrapa todo lo que
encuentra a su alrededor, creando un campo gravitatorio tan potente
que no deja escapar nada que caiga en él, ni incluso la luz; de ahí
lo de agujero negro... Imagínense un remolino pero a lo bestia...
Pero,
¿cómo se llega a formar un agujero negro? Según los científicos
cualquier estrella de tamaño de entre 15 y 30 veces más grande que
nuestro Sol cuando cumple su ciclo vital y pierde energía, comienza
a ejercer fuerza sobre sí misma hasta transformarse en una enana
blanca. En este punto el proceso continua reduciendo su tamaño hasta
el colapso total, convirtiéndose en agujero negro. Miren si la
presión que ejerce sobre sí misma es tan impresionante que, por
ejemplo, para que un cohete se liberarse de la gravedad de la tierra y
salir al espacio exterior, debería ir a una velocidad mínima de 11,
2 kilómetros por segundo. Si ese hipotético cohete quisiera salir
de la órbita de Júpiter tendría que ir a más de 59,5 kilómetros
por segundo, pues bien, cómo será de potente la gravedad de un
agujero negro que la luz, que viaja a 300.000 kilómetros por segundo
no puede salir de él...
Una
cosa que sorprende de los agujeros negros es su tamaño tan reducido
en comparación a lo que era la estrella original y su invisibilidad; es como si no existiera, nadie puede verlo... Si la Tierra se hiciera un agujero negro
sería tan solo del tamaño de una canica, ¿y si fuese el Sol? pues unos 3
kilómetros de radio tendría, ya ven que misterio... Pero, miren
además qué sorpresa...
Porque..
¿Y si una persona cayera dentro de un agujero negro, cosa
improbable? Pues que seguiría cayendo eternamente sin remisión, y
en el camino iría viendo estrellas, galaxias y demás astros
engullidos. Sin embargo el agujero actúa como un colchón de espuma
si pusiéramos un gran peso en medio, que se dobla, con lo que el
espacio tiempo se contrae y la persona dentro del agujero podría
coger un atajo y viajar al pasado o al futuro, a elegir.
Sepan
que lo de viajar al pasado y modificar a nuestro antojo la historia,
o nuestra propia historia personal, ha sido un asunto muy recurrente
en escritores de ciencia ficción y directores de cine. Pero hace
unos años el científico Stephen Hawking (el que estaba en el
carrito de ruedas) nos amargó la fiesta cuando nos aseguró que si
cayéramos dentro de un agujero negro no sobreviviríamos, seriamos
despedazados impepinablemente.. En fin, así son los agujeros negros
interestelares, no se ven pero están ahí, con una fuerza de
atracción ciclópea, todo cabe en ellos. Claro que los otros
agujeros negros, estos nuestros, los de carne y hueso (bueno, más bien sólo carne) también
poseen un poder de atracción irresistible.. pero..¡Que les voy a contar
que no sepan!...
Dicho
queda...
Joaquín
Yerga
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