miércoles, 6 de marzo de 2019

¡Cuidado con el agujero!...





¿Quién es? -No sé: a veces cruza
por mi senda, como el hada
del ensueño: siempre sola...
siempre muda... siempre pálida..
¿Su nombre? No lo conozco
¿De dónde viene? ¿A dónde marcha?
¡Lo ignoro! Nos encontramos,
me mira un momento y pasa:
¡Siempre sola! ¡Siempre triste!
¡Siempre muda! ¡Siempre pálida!

¡Yo solo demando amores:
yo no te pregunto nada!

¿Buscas reposo y olvido?
Yo también. El mundo cansa.
Partiremos lejos, lejos
de la gente, a tierra extraña,
y cual las aves que anidan
en las torres solitarias
confiaremos a la sombra
nuestro amor y nuestras ansias.
(Amado Nervo)


Entiendo que la astronomía sea un tema peliagudo que no a todos apasiona.. Y comprendo que debido a su enormidad en cuanto a espacio y tiempo, o a las colosales medidas de los planetas, estrellas o galaxias, hace que escape al entendimiento y apetencias de la mayoría de nosotros pero.. ¡Es tan hermoso el panorama!..
Nosotros aquí, en este pedacito sólido del universo que llamamos Tierra, tan contentos con nuestras insignificantes cuitas, procedemos en nuestra candidez como si los reyes del mambo fuésemos, peleándonos por chorradas o amargándonos la vida unos a otros creyendo ser inmortales cuando no somos más que una diminuta y efímera mota de polvo en la inmensidad del espacio...
De los satélites y planetas, al ser donde pisamos y vivimos uno de ellos, tal vez estemos más al tanto en sus medidas y conocimiento. De las estrellas, además de verlas brillar en el firmamento y soltar algún suspiro que otro cuando andamos con el cursilón subido nada sabemos; y de las galaxias ya ni os cuento, aquí hablamos de magnitudes estratosféricas y fuera de nuestro alcance lógico pero, ¿y de los agujeros negros?.. Y entiendan que no me refiero a ciertos tipos de agujeros también muy negros y que los llevamos siempre consigo, ¡qué va!.. Estos últimos son muy simples, fáciles de definir y muy localizables, sin embargo de los que pretendo hablar hoy no son nada sencillos de describir ni de situar, y por supuesto ni medir...
La explicación más lógica y extendida de un agujero negro es que es una región finita en un sitio determinado del espacio exterior en donde se concentra una masa tal de energía que atrapa todo lo que encuentra a su alrededor, creando un campo gravitatorio tan potente que no deja escapar nada que caiga en él, ni incluso la luz; de ahí lo de agujero negro... Imagínense un remolino pero a lo bestia...
Pero, ¿cómo se llega a formar un agujero negro? Según los científicos cualquier estrella de tamaño de entre 15 y 30 veces más grande que nuestro Sol cuando cumple su ciclo vital y pierde energía, comienza a ejercer fuerza sobre sí misma hasta transformarse en una enana blanca. En este punto el proceso continua reduciendo su tamaño hasta el colapso total, convirtiéndose en agujero negro. Miren si la presión que ejerce sobre sí misma es tan impresionante que, por ejemplo, para que un cohete se liberarse de la gravedad de la tierra y salir al espacio exterior, debería ir a una velocidad mínima de 11, 2 kilómetros por segundo. Si ese hipotético cohete quisiera salir de la órbita de Júpiter tendría que ir a más de 59,5 kilómetros por segundo, pues bien, cómo será de potente la gravedad de un agujero negro que la luz, que viaja a 300.000 kilómetros por segundo no puede salir de él...
Una cosa que sorprende de los agujeros negros es su tamaño tan reducido en comparación a lo que era la estrella original y su invisibilidad; es como si no existiera, nadie puede verlo... Si la Tierra se hiciera un agujero negro sería tan solo del tamaño de una canica, ¿y si fuese el Sol? pues unos 3 kilómetros de radio tendría, ya ven que misterio... Pero, miren además qué sorpresa...
Porque.. ¿Y si una persona cayera dentro de un agujero negro, cosa improbable? Pues que seguiría cayendo eternamente sin remisión, y en el camino iría viendo estrellas, galaxias y demás astros engullidos. Sin embargo el agujero actúa como un colchón de espuma si pusiéramos un gran peso en medio, que se dobla, con lo que el espacio tiempo se contrae y la persona dentro del agujero podría coger un atajo y viajar al pasado o al futuro, a elegir.
Sepan que lo de viajar al pasado y modificar a nuestro antojo la historia, o nuestra propia historia personal, ha sido un asunto muy recurrente en escritores de ciencia ficción y directores de cine. Pero hace unos años el científico Stephen Hawking (el que estaba en el carrito de ruedas) nos amargó la fiesta cuando nos aseguró que si cayéramos dentro de un agujero negro no sobreviviríamos, seriamos despedazados impepinablemente.. En fin, así son los agujeros negros interestelares, no se ven pero están ahí, con una fuerza de atracción ciclópea, todo cabe en ellos. Claro que los otros agujeros negros, estos nuestros, los de carne y hueso (bueno, más bien sólo carne) también poseen un poder de atracción irresistible.. pero..¡Que les voy a contar que no sepan!...
Dicho queda...
Joaquín Yerga

No hay comentarios:

Publicar un comentario