sábado, 23 de marzo de 2019

¡Corre a tu casa que tu mujer está con otro!, le dijeron

                                                                                   



A Ramiro, (corregidor del Ayuntamiento) que andaba de copas con unos amiguetes en una taberna cercana, le chivaron que su amante, Laura de Recasens, (una viudita de muy buen ver) tenía una visita masculina en su casa de la calle Segovia de Madrid.. Un soplón había observado cómo un carruaje había parado justo delante de su puerta y visto a alguien subir sigilosamente la escalera de la casa. De hecho aún debía permanecer en su interior, le dijeron

---¡No es posible!---exclamó Ramiro---ningún hombre se atreverá a entrar en esa casa sin mi permiso---dicen que dijo muy cabreado

Pero ante la insistencia del chivato, Ramiro, acompañado de un par de amigos que holgaban con él en la taberna, se presentó en casa de la viuda.. Subió rápido las escaleras y llamó impetuosamente a la puerta esperando coger “in fraganti” al osado invitado de su amada..

---¡Sé que ocultáis a una persona bajo vuestro techo!. ¡En nombre de nuestra amistad, entregádmelo!---Ordenó el corregidor a la viuda.

---Pasad y registrad, aquí no hay nadie---Respondió Laura

---¿Qué hay detrás del balcón, que algo se ha movido?---Insistió Ramiro

---Un retrato del Rey de cuerpo entero---replicó la viuda..

---¡Dejadme verlo, no me fío!---Siguió en sus treces Ramiro..

---Miradlo si queréis, pero no os lo aconsejo, es tan vivo retrato de su Majestad que acaso su contemplación pudiera herir vuestros sentimientos---Soltó con sorna la viuda..

El corregidor no se fio de lo que decía su desleal amante y descorrió el tapiz que ocultaba el balcón.. 

---¡Santo Cielo!--Exclamó con la cara lívida como un muerto

Efectivamente, para su pasmo, allí estaba en pelotas picadas su Majestad D. Felipe IV.

El corregidor, temeroso, porque tonto no era, volvió a cerrar rápido el tapiz, mientras con voz temblorosa replicaba:

---Es verdad, jamás vi una cosa igual. Es el mejor cuadro que ha pintado Velázquez.

Por cierto, no es broma ni leyenda, la historia es real. Sucedió tal cual. Os recuerdo que el rey Felipe IV (El rey pasmado) era un mujeriego redomado Y no sólo tenía de amantes a docenas de jóvenes, casadas, viudas y plebeyas, sino que llevaba su osadía sexual a algún convento de Madrid.

Joaquín  







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