Le
han puesto al niño un vestido
absurdo,
loco, ridículo;
le
está largo y corto; gritos
de
colores le han prendido
por
todas partes. Y el niño
se
mira, se toca, erguido.
Todo
le hace reír al mico.
La
hermana le dice –pico
de
gorrión, tizos lindos
los
ojos, manos y rizos
en
el roto espejo--- ¡Hijo
pareces
un niño rico!..
--J.
R. Jiménez--
Una
de las mejores casas de la Plaza de Puerta Cerrada en Madrid, era la
de Doña Laura de Recasens, una joven viuda de muy buen
ver. ¿Sabéis quién frecuentaba la casa en cuanto oscurecía? Pues
don Ramiro de Vozmediano, un teniente corregidor del
Ayuntamiento muy echao pa'lante y con fama de mujeriego.
Una
tarde estaba don Ramiro de copas en una taberna
cercana, y le chivaron que su amante, Doña Laura de
Recasens tenía una misteriosa visita masculina. Los
soplones habían observado cómo una suntuosa carroza había parado
justo delante de su puerta y visto a alguien subir sigilosamente la
escalera de la casa. De hecho aún debía permanecer en su interior,
le dijeron
---¡No
es posible!---exclamó don Ramiro cabreado---Ningún hombre se
atreverá a entrar en esa casa sin mi permiso---dicen que dijo
Pero
ante la insistencia de los soplones, don Ramiro,
acompañado de un par de amigos que holgaban con él en la
taberna, se presentó en casa de la viuda.. Subió rápido las escaleras y llamó
impetuosamente a la puerta esperando coger “in fraganti” al osado
invitado de su amada..
---¡Sé
que ocultáis a una persona bajo vuestro techo!. ¡En nombre de su
Majestad entregádmelo!---Ordenó el teniente corregidor a la viuda.
---Pasad
y registrad, aquí no hay nadie---Respondió ella
---¿Qué
hay detrás del balcón, que algo se ha movido?---Insistió don
Ramiro
---Un
retrato de su Majestad de cuerpo entero---replicó la viuda..
---¡Dejadme
verlo, no me fío!---Siguió en sus treces don Ramiro..
---Miradlo
si queréis, pero no os lo aconsejo, es tan vivo retrato del rey que
acaso su contemplación pudiera herir vuestros sentimientos---Soltó con sorna la viuda..
El
teniente comendador no se fio de lo que decía su desleal amante y
descorrió el tapiz que ocultaba el balcón..
---¡Santo
Cielo!--Exclamó con la cara lívida como un muerto
Para
su pasmo allí estaba en pelotas picadas su Majestad D.
Felipe IV..
El corregidor, temeroso, porque tonto no era, volvió
a cerrar rápido el tapiz, mientras con voz temblorosa replicaba:
---Es
verdad, jamás vi una cosa igual. Es el mejor cuadro que ha pintado
Velázquez.
Por
cierto, no es broma ni leyenda, la historia es real. Sucedió tal cual. Os recuerdo que el
rey Felipe IV (El rey pasmado) era un mujeriego
redomado Y no sólo tenía de amantes a docenas de jóvenes
cortesanas y plebeyas, sino que llevaba su osadía sexual a los conventos de Madrid.
Joaquín