domingo, 22 de diciembre de 2024

A propósito de ciertos malentendidos

                                                                                


Tras la bronca que tuvimos, por una estupidez, ella me escribió en el wasap:

—Joaquín, déjalo así, mañana lo resolvemos

Le contesté que de acuerdo, que mañana hablaríamos. Me senté en el sofá y encendí la tele, luego volví a coger el teléfono. Ella seguía en línea. Me quedé mirando, pero no apareció la palabra "escribiendo". Y yo no iba a dar el brazo a torcer, después de todo no era mi culpa.

Una hora más tarde miré de nuevo el móvil y el "Online" había desaparecido. Me quedé pensando. No sé, una sensación extraña me invadió de súbito. Era como si una voz dentro de mi cabeza me dijera: ¡Qué coño haces! ¿Te inquieta saber que ella no está bien? ¿Hiciste lo suficiente? Seguro que está llorando; con todo lo que la amas: ¿No podrías hacer un esfuerzo mayor?.. Y por un momento imaginé que estaba hablando más conmigo mismo que con ella, y que probablemente ni siquiera iba a dormir por el disgusto. Así que, cogí el teléfono y la llamé:

—Cariño, soy un idiota, perdóname—le dije—no mereces dormir mal por la discusión; tienes derecho a estar furiosa. Si quieres resolver mañana lo resolvemos, pero hoy quiero que sepas cuánto me gustas. Te amo porque eres la única persona en quien confío y la única con quien puedo contar.

Ella esperó sólo a medias mi diatriba, porque enseguida su voz sonó atronadora:

—¡Ni lo siento ni dada, petardo, vete a la mierda!. ¡No sabes cuánto me alegro que me hayas abierto los ojos!. ¡Ni se te ocurra llamarme más!. Y cortó..

En fin, no sé qué deciros. Dos horas me quedé mirando el móvil absorto, atónito, estupefacto, helado, alucinado, patidifuso, turulato, desconcertado, boquiabierto... Pero no os preocupéis por mi, ya estoy mejor. Esto pasó hace ya mucho tiempo.. 



2 comentarios:

  1. Maria Romero Carbonell3 de enero de 2025 a las 10:15

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