De sobra sabía cómo era; más de una vez actuó así de bruto, pero aquél día tuve que corregirle, acababa de herir con sus palabras a un amigo común con cierto defecto físico:
---Lo siento, Joaquín, pero yo soy así de sincero, siempre digo lo que pienso---me dijo al reprimirle yo
---¡Ni verdad ni gaitas, coño; la sinceridad sin empatía es simplemente crueldad!---le respondí disgustado..
No sé a vosotros, pero no me gustan los que van por la vida de sinceros, a tumba abierta. Sí, desconfío de estos que dicen: yo digo siempre lo que pienso. Ufffff, qué horror de gente! Son como los que dicen que, ellos son así y nunca van a cambiar. Y es porque creo que antes de decir la verdad debemos valorar el impacto en el otro. Además, cierto grado de hipocresía es recomendable y necesario. Las sociedades más avanzadas son las más hipócritas.
Es ley de vida, para socializar es imprescindible ser un poco falsete. ¿Qué son las relaciones sociales sino poner a parir a algún vecino, conocido o amigote, aunque luego les sonriamos como si les quisiéramos de veras? En fin...
Claro, que siempre nos queda la opción de ser franco, super-sincero, como mi amigo, de ir con la verdad por delante caiga quien caiga, pero, que sepáis que eso nos precipita a estar más solo que la una, y a provocar más daño que beneficio.. En fin..
Joaquín

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