Te vi tan felizmente casada, tan hermosa,
tan gentil.
¡Ay! pareciera que el tiempo no
hubiera pasado para ti.
Me diste un beso en la mejilla y me presentaste
a tu marido.
No sé si lo nuestro se te olvidó
o hacías de tripas corazón y disimulabas ser dichosa.
Sofocado, yo apenas te miré;
incluso temí que descubrieras mi rubor..
--Joaquín--
La esposa notó que un subidón de felicidad invadió de golpe a su marido, y es que una chica rubia, con minifalda, despampanante, se colocó a su lado mientras estaban en el ascensor...
De repente la chica se giró y muy cabreada le dio un bofetón al marido, a la vez que le decía:
---¡¡Guarro!! ¡¡Esto por atrevido!!.
El tipo quedó sorprendido, anonadado, pero no dijo nada. Cuando salieron del ascensor, le juró a su mujer por todo lo habido y por haber que no le hizo nada a la chica. A lo que su esposa respondió con calma:
---Lo sé, Pablo, eso quería, porque fui yo quien le metió el dedo en el culo a la chica, para que aprendieras a no volver a mirar a las mujeres de esa manera.
Por cierto, es una historia verídica, el marido que recibió el guantazo de la chica despampanante era Pablo Ruiz Picasso, un tipo fogoso y mujeriego donde los hubiera, (además de buen pintor) Siete mujeres enamoradas de él hasta la médula y multitud de amantes, casi todas muy jóvenes, pasaron por su lecho.. Así se las gastaba el pavo.
Joaquín
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