Tú,
que estás la barba en la mano
meditabundo,
¿has
dejado pasar, hermano,
la flor del
mundo?
Te lamentas de los
ayeres
con quejas vanas:
¡aún
hay promesas de placeres
en los
mañanas!
--Rubén Darío--
Hay un importante y colosal edificio en Madrid que tiene mucha relación con Fuente de Cantos. Es un palacete fundado en el siglo XIX, hoy sede de la Biblioteca Nacional (la mitad de él) y del Museo Arqueológico Nacional (la otra mitad).
La relación con nuestro pueblo es por dos motivos:
Uno: en sus cimientos está enterrado nuestro Francisco de Zurbarán. Ya conocéis la historia: en el lugar donde hoy está ese edificio estuvo desde el siglo XVII el convento de los Agustinos Recoletos, y en su pequeño cementerio se enterró el 27 de agosto de 1669, nuestro pintor. Llevaba unos años en la capital donde se había trasladado desde Sevilla.
El otro motivo de la relación del edificio con Fuente de Cantos es por estar aquí expuesto, en el Museo Arqueológico Nacional, la estela del guerrero llamada “Estela de Fuente de Cantos”.
Nuestra estela se encontró en el Risco en 1964 por unos labradores. Es de la Edad de Bronce (neolítico) y la compró el museo. Ahora la exponen con todo el merecido boato en la sala de prehistoria frente, casi, a la Dama de Elche, la más importante y famosa pieza antigua de España.
Pues eso, que sepáis de nuestra importancia por tantas cosas, la Estela es otra más.
Por cierto, una estela es un monolito de piedra con diversas figuras representadas en él, y que servía como marcador de tumbas. Es decir, señalaba la tumba de un guerrero.
Joaquín
Biblioteca Nacional, levantada donde estaba el convento de los Agustinos Recoletos. En sus bajos están los restos de Zurbarán
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