viernes, 8 de mayo de 2020

Un breve apunte de la iniquidad humana..


Amiga..
Ay si yo te contara, ahora
que han pasado los años.
Si te hablara de mi tristeza,
de mis noches en vela.
Si te dijera las veces que,
angustiado, abordé a amigos
comunes para saber de ti,
para que volvieras conmigo,
degradando para ello mi dignidad
hasta límites inverosímiles,
comprenderías hasta donde soy
capaz de llegar por ti.
--Joaquín--


Mary Ann se puso su sobrero blanco con una cinta azul que compró el mes pasado en una tienda del centro y salió a la calle. El vestido gris con ribetes bordados un poco pasado de moda no le iba mucho a juego, pero aún así esperaba hacer buena noche. Y es que la de ayer no fue la mejor de los últimas semanas, desde luego.
Anochecía ya sobre Londres y la espesa niebla hacía que la oscuridad se adueñara de las solitarias calles del barrio de Whitechapel. Antes de situarse en su portal habitual, entre las calles Bay Street y Walford a esperar clientes, entró en el bar de Pickye a tomarse unas cervezas. Allí encontró a algunas amigas del oficio y tuvo que aguantar, como siempre, algunas pesadas bromas de los borrachos habituales. Cuando salió, ya un poco chispa por las cuatro pintas de cerveza que se pimpló, era muy tarde, demasiado tarde..
Habían pasado algo más de un par de horas y solo un tipo con una curda de aúpa había solicitado sus servicios. Tal vez serían ya las tres y pico de la madrugada, aunque todavía algún esquivo paseante ocultando su rostro bajo el sombrero osaba, con prisas, pasar por la acera de enfrente si mirar siquiera. A lo lejos oyó el ruido ensordecedor de los cascos de los caballos de algún carruaje que se acercaba.
--Llevaría a algún cliente rezagado a su domicilio --pensó Mary Ann
Sin embargo el elegante coche negro tirado por tres hermosos corceles azabaches asomó por la esquina y se acercó a ella. Sorprendida por lo inusual de la escena (habitualmente sus clientes suelen ser borrachos o noctámbulos solitarios que buscan desahogar su instintos sexuales en diez minutos por 20 chelines) se arrimó a la ventanilla del coche. Una voz áspera, casi ininteligible de un hombre, le animó a subir. Ella asintió y se introdujo dentro de la berlina,
--Por fin, la noche se arreglaba – suspiró para sus adentros mientras se sentaba frente al misterioso individuo.
Fue lo último que se supo de ella en vida. Sí, porque el resto de su historia ya fue después de muerta..
Esta escena sucedía el 31 de agosto de 1888, Mary Ann, una prostituta de 42 años y de mediana estofa fue la primera víctima de Jackel destripador”. Su cuerpo horriblemente mutilado fue descubierto a las 4,30 de la madrugada por un policía nocturno en una calle del barrio londinense de Whitechapel. Aparentemente la habían degollado de un tajo en el cuello, pero cuando acudió el medico forense certificó que le habían sacado literalmente las tripas, además de haberle asestado multitud de brechas por todo el cuerpo con un cuchillo extremadamente afilado.. ¡El infierno se había desatado!...
A Annie Chapman, regordeta de 46 años, se la encontró un policía a las 5,30 de la madrugada del 8 de septiembre sentada en la acera, no muy lejos de donde fue asesinada Mary Ann.. Cuando se acercó a ella el grito de horror se oyó en todo el barrio. Jack, le había sacado las tripas y se las había colocado encima de su hombro izquierdo. Y no sólo eso, su útero y vagina había sido extirpados. Curiosamente sus pertenencias (cepillo de diente, pañuelo, peine) estaban perfectamente bien colocadas frente al cadáver.
La noche del 29 de septiembre de ese mismo año, 1888, llovía a cantaros sobre Londres. Las patrullas que organizaban los vecinos y la policía para atrapar al Destripador y dar paz al barrio se habían retirado ya. Elizabeth Stride, apodada “La larga” había dicho en alguna ocasión a sus compañeras de calle que ella no tenía miedo.. A la 1,45 apareció asesinada en mitad de un callejón del mismo barrio de Whitechapel. Encontró su cuerpo aún caliente un vendedor ambulante que pasaba por la zona, y que truncó, por cierto, otra carnicería sangrienta de Jack. Sólo fue degollada.
Catherine Eddowes, no tenía por qué ser victima del destripador, pero tuvo la mala suerte de pasar por la zona la misma noche y justo después de la frustrada carnicería de Elizabeth. Jack, cabreado y fuera de sí porque no pudo consumar su festín diabólico con el cuerpo de Elizabeth, se encontró con la pobre Catherine de 46 años, que venia de estar con su amante, y se recreó con ella. Un joven policía acaba de pasar por el mismo sitio donde apareció su cuerpo y no apreció nada raro, pero al hacer una segunda ronda la vio. Fue sencillamente horripilante. A la pobre la había casi descuartizado. Estaba tirada en el suelo boca arriba con la ropa subida hasta el pecho y abierta en canal . La había rajado desde la vagina hasta el cuello y sacado las vísceras y las tripas. Colgadas estaban en su hombro izquierda, al igual que Annie Chapman.
El mes de octubre pasó más o menos tranquilo, no hubo sobresaltos. Las prostitutas habían vuelto a su trabajo por las calles del barrio, los carteristas sisaban lo que podían y la policía intensificaba su vigilancia día y noche buscando a un asesino del que apenas sabían nada. Mary Jane Kelly, una jovencisima prostituta de 25 años le debía dos libras a su casero. Así que esa noche, 8 octubre, debía hacer horas extras para complacerlo, pero nadie la vio salir..
A la mañana siguiente el casero envió al chico de los recados a la casa de Mary Jane a cobrar su deuda. Llamó el chico a la puerta, pero no abría nadie, Silencio absoluto. Le dio por mirar hacía el interior a través de un agujero en el cristal de la ventana y lo que vieron sus ojos jamás se le olvidaría.. Despavorido salió corriendo y llamó a su jefe. Entre los dos derribaron la puerta. Y allí estaba Mary Jane, tumbada en la cama en medio de un charco de sangre y horror..
El destripador no había tenido compasión con ella. La había degollado, cortado las orejas y la nariz. El estomago lo tenia abierto de par en par y los pechos seccionados. Los riñones, el hígado y trozos de piel aparecían esparcidos por la cama y el suelo. Los ojos los tenia abiertos y con una última mirada de terror que daba espanto. Ah, y una novedad, le habían sacado el corazón abriéndole el pecho y cortándole los vasos sanguíneos limpiamente. Esta destreza dio pie a pensar que Jack “el destripador” era poco menos que médico o cirujano..
Los de Jack “el destripador” han sido los asesinatos en serie más crueles de la historia contemporánea. Tan famosos son que los alumnos de criminología estudian sus pormenores punto por punto. Fue un caso inverosímil. El tío se explayó de manera sangrienta durante un intervalo de apenas dos meses con cinco mujeres de la calle y luego despareció sin dejar rastro. Las preguntas que se han hecho autoridades, jueces, periodistas, historiadores etc, durante más de cien años acerca del asunto son infinitas; las conjeturas sobre Jack ilimitadas, y de la cantidad de libros, cuentos, películas o series que han versionado ni os cuento...
Joaquín


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