Subiendo las escaleras de mi casa iba cuando me encontré con Luisa, mi vecina, que bajaba fregona mano dispuesta a darle lustre al portal.. Se percató de mis prisas y, claro, según es ella, no pudo evitar preguntarme:
---¿Qué te pasa Joaquín? Te veo muy acelerado.
Dio en el clavo, como siempre; es muy perspicaz. Aún con las palabras entrecortadas por la agitada subida, le dije:
---Luisa, hay personas excelentes en el mundo; siempre respetarán a nuestras mujeres, nuestra honra, nuestra fama y nuestro dinero; todo menos una cosa: nuestro tiempo, jajaja. Te lo digo porque acabo de tropezarme con tu vecino del primero, el señor Juan, y no sabes la que me ha dado, menudo peñazo. Media hora me ha tenido contándome todos los males del mundo que, según él, padece---concluí entre risas
---¡Pobre hombre!---exclamó ella cariacontecida----Juan es un buen vecino y amigo, aunque un pelín pesado, es verdad.
---Si, sí, amigo.. Con amigos así para qué quieres enemigos, jajaja---me carcajeé otra vez
Luisa me conoce y sabe que soy muy respetuoso con la gente. Todo se lo decía un poco de broma, por eso me amonestó suavemente:
---Perdónalo, Joaquín, el hombre es muy mayor. Se ha quedado viudo hace un par de años y está muy solo. Cuando se encuentra con alguien que conoce se explaya---subrayó mi vecina.
---Perdonado está---le contesté---sabía que estaba viudo pero no que estuviese tan solo. Además le he escuchado con paciencia, jejeje
Seguí subiendo hacía mi casa y ella bajando hacia la calle. Ya sin vernos casi, aún me dijo alzando la voz, como si no hubiera un mañana:
--Por cierto, Joaquín, decía mi madre que la amistad pide mucho tiempo, solicitud y esmero, así que, paciencia... jajaja
Mientras abría la puerta de mi casa todavía escuchaba sus risas. En realidad, ignoro por qué me dijo esto último. Ella también es viuda, y de muy buen ver, pero yo soy casado. En fin, no sé si tendrá que ver..
Joaquín
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