No a conocer la
vida, sino a amarla,
viniste al mundo; del amor naciste.
Si es bella y es
mujer, ¿quién a gozarla,
varón, mozo o
poeta, se resiste?.
Goza como los
niños y las aves,
del blanco seno y
del caliente nido.
No te apures jamás
porque no sabes
de dónde vienes
ni por qué has venido.
Amar lo es todo,
conocer no es nada.
¿Quién la razón
de la razón conoce?.
Deléitate en los
brazos de tu amada
sin descender al
fondo de tu goce.
Huye del triste,
apartate del sabio,
de aquel que
estruja la razón y el seso.
No se hizo la miel
para su labio
ni su labio se
hizo para el beso.
--Ricardo León--
Lo cierto es que
ahora sólo tenemos ojos y oídos para el virus y sus demoledores
efectos en nuestra salud y bolsillo. Dicen los médicos que cuando
pase esto habrá un repunte de los casos de cáncer muy
significativo. La razón: la falta de pruebas, análisis, etc. que
habitualmente hacemos y que estos días hemos descuidado.
Porque ahora estamos
atareados con el virus, pero nuestra principal inquietud en lo
tocante a la salud, no lo olviden, es el cáncer. O lo que es lo
mismo, padecer algún cáncer. Dicen que hace tan sólo sesenta años
el cáncer ocupaba la octava posición entre nuestras preocupaciones
de salud, hoy en día está en primera posición y sin visos de
bajarse del podium.
Pero empecemos por el
principio, ¿saben de dónde viene esto de llamarle cáncer a los
tumores malignos? Pues es viejo el término; viene del latín y
significa cangrejo. Ya el médico griego Hipócrates utilizó
la palabra carcinos para referirse a los tumores, porque su forma le
recordaba a los cangrejos. Por cierto, con el cáncer ocurre una
terrible realidad, que no es más que nuestro propio cuerpo haciendo
todo lo posible por matarnos. Es un suicidio sin nuestro permiso,
así de crudo..
Las células
cancerosas son como las células normales, con la diferencia que se
reproducen de manera desenfrenada. Debido a su aparente normalidad
engañan a nuestro cuerpo que no es capaz de detectarlas y, en
consecuencia, no genera una respuesta inflamatoria como haría con un
agente extraño. Eso hace que en sus primeras etapas la mayoría de
los cánceres sean invisibles e inodoros. Sólo cuando los tumores se
hacen demasiado grandes y presionan algún nervio, o forman un bulto
nos damos cuenta de su existencia. Demasiado tarde muchas veces..
Y miren qué
terrible, el cáncer es sobre todo una cuestión de edad. Entre el
nacimiento y los cuarenta años, los hombres tenemos de probabilidad
de 1 entre 77 de contraer cáncer, mientras que en las mujeres la
probabilidad es de 1 a 51. Pero a partir de los 60 años las
probabilidades aumentan de 1 a 3 para los hombres y de 1 a 4 para las
mujeres. Una persona de 80 años tiene 1.000 veces más
probabilidades de desarrollar un cáncer que un adolescente; ¡madre
mía!..
Pero voy a seguir con
las malas noticias: alrededor del 40% de todos nosotros llegaremos a
padecer algún tipo de cáncer a lo largo de nuestra vida. Y pásmense
aún más si cabe, la mitad de los hombres de más de 60 años y las
tres cuartas partes de los mayores de 70 tendemos cáncer de
próstata al morir sin ser conscientes de ello. Se ha sugerido,
incluso, que si los hombres viviéramos un poco más de lo que lo
hacemos, todos, absolutamente todos desarrollaríamos cáncer de
próstata, ahí es nada..
Miren, háganse un
idea, en España mueren cada día 300 personas a causa de un cáncer;
lo que significa que en estos dos meses que llevamos de confinamiento
y en los que han fallecido 28.000 compatriotas a causa el
coronavirus, habrán muerto también 18.000 por algún tipo de
cáncer, entre ellos y por desgracia por su juventud, el hijo de
Ana Obregón. Claro, que los muertos por el virus se acabarán
más pronto que tarde. No así los de cáncer que seguiremos
muriéndonos hasta completar los 110.000 que lo hacemos cada año.
El cáncer es el
precio que pagamos por la evolución, dijo una vez un científico y
no le falta razón. Los que aparecen cuando somos viejos es por la
edad, y del resto, muchos de ellos por la manera de vivir: la
obesidad, la contaminación, el tabaco etc. tienen mucho que ver. El
primero que descubrió que muchos cánceres están relacionado con
las condiciones del entorno fue el medico inglés Percivall Pott, que
en 1775 se percató de que los deshollinadores ingleses padecían en
una gran proporción cáncer de escroto. De
hecho se le llamaba cáncer de los deshollinadores. Resulta
que a los deshollinadores el hollín se le acumulaba en esa pudenda
parte, y como la higiene quedaba mucho por desear, acababan por
desarrollar esa terrible enfermedad. En fin, lamento haberles dado el
día, pero conviene prepararse porque cuando nos pase la distracción
del virus, volverán nuestras cuitas de siempre, y ésta de la que
hablamos es bien jodida..
Joaquín
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