lunes, 18 de mayo de 2020

Noches de vino y rosas..



¡Mentira! Yo no busco las grandezas;
me deslumbra la luz del apoteosis,
y prefiero seguir entre malezas
con mi pálida corte de tristezas
y mi novia bohemia: la Neurosis.

Dejadme. Voy muy bien por la existencia
sin mendigar un vítor ni una palma,
pues bastan a mi anhelo y mi creencia
un pedazo de azul en la conciencia
y un rayito de sol dentro del alma..
(Amado Nervo)

No a todo el mundo tiene porqué gustarle España, eso es evidente. Pasa con nuestro país como con todo, que para gustos los colores.. Aun así nosotros no podemos quejarnos de admiradores y querencias; los hemos tenido a miles desde siempre. Acordaros de aquellos viajeros románticos y entusiastas del siglo XIX y otros muchos a los que hemos cautivado con nuestros paisajes y costumbres. Y ahora ni os cuento los millones de turistas que vienen cada año, o vendrán cuando pase lo del virus, a saborear nuestras paellas, soles y cubatas..
Entre los detractores de nuestro país, además de los tres o cuatro millones de independentistas y arrimados que posiblemente les gustaría verlo desecho y troceado para así ellos ser más grandes y engullir regiones limítrofes, estaba el bueno de Frank Sinatra... 
Pero digamos que Franky estaba despechado y celoso de algunos galanes patrios, como Mario Cabré o Dominguín, que se acostaban con su mujer Ava Gadner allá por la década de los cincuenta. Aunque a ésta guapa moza no había que insistirle mucho para encamarse con cualquiera con ganas de juerga.. 
Por cierto, en uno de los primeros viajes de Sinatra a España llegó a decir que jamás volvería a este estúpido país.. Lo dijo mientras escupía a un retrato de Franco. Eso le costó una multa de 25.000 ptas. que según estaba el cambio entonces vendrían a ser unos 400 dólares, pecata minuta para él. Conste que volvió unas cuantas veces más: unas en busca de Ava y otras al final de su vida a cantar, con poco éxito todo hay que decirlo...
De entre los tipos a los que sí les entusiasmaban nuestras costumbres, sobre todo los toros y las fiestas, estaban el gran director de cine Orson Welles, (que quiso ser enterrado precisamente en Ronda), el escritor y premio Nobel de literatura Ernest Heminguay o la ya mencionada Ava Gadner, la llamada, “El animal más bello del mundo” que se instaló en Madrid, y por aquí estuvo a base de juergas y borracheras, durante unos cuantos años...
Otro al que también le gustó la vida nocturna madrileña de final de los cincuenta, (curiosamente una etapa gris con censura incluida) fue el director de cine de Hollywood, Nicholas Ray. Vino el hombre a ahogar sus penas en alcohol y parranda.. Este tipo, bixesual, y alcohólico, estaba amargado desde que en 1955 hizo la película “Rebelde sin causa” y en la que dirigió a James Dean, el joven protagonista que murió en un accidente con su Porsche cuando apenas rondaba los 24 años. No llegó a ver el estreno del famoso film.. Fue un mazazo para Nicholas Ray. Desde entonces no levantó cabeza. Se cree que estaba enamorado del chico.
Nicholas se casó por segunda vez con la guapa actriz Gloria Grahame a la que dirigió en unas cuantas estupendas películas; la recuerdo especialmente en: “En un lugar solitario” junto a Humprhey Bogart. Pues bien, no tardaron mucho en separarse y, ¿sabéis porqué?; la moza le puso los cuernos con su propio hijo; sí, el que tuvo con su primera mujer y que era ya mozalbete, ¡ahí es nada!.. Pero lo peor vino después, Gloria, al final, se casó con el hijo de Nicholas y tuvo un hijo de él, con lo que se da la paradoja de que tuvo hijos con los dos, o sea, fue abuela y madre del bebé.. En fin, no sé, un galimatías..
Samuel Bronston, aquel que hizo de España en la década de los cincuenta un magnifico plató de cine gracias a nuestros paisajes, y a los bajos sueldos de los miles de extras que necesitaba para sus enormes producciones (todo hay que decirlo) llamó a Nicholas Ray para dirigir la película “Rey de reyes”, a rodar aquí.. Bueno, pues resulta que al perillan le gustó tanto el ambiente nocturno madrileño que se quedó unos cuantos años.. 
Ray montó un club en la Avenida de América y se lo pasó en grande jugando al poker, bebiendo whisky y dando rienda suelta a la amargura que le acompañaba desde la muerte del joven James Dean.. Mirad algunas de las pelis que dirigió además de Rebelde sin causa: “Johnny Guitar”, “Infierno en las nubes”, “55 días en Pekin”, “Rey de reyes” o “La verdadera historia de Jesse James”, por decir algunas.. 

Por cierto, en su famoso club, el “Nickas” (el culo de Nick) se daban cita lo más granado de la golfearía madrileña y americana y, ¿saben qué? una de las que no faltaba ni una noche era una tal Mari Trini, entonces una jovencisima chica murciana de ojos azules de la que Nicholas estaba encaprichado. Tampoco fallaban cada noche jovencisimos gigolós, como Carlos Larrañaga o Juan Luis Galiardo; ya sabéis, aquellos futuros galanes patrios..
Es verdad que los que he nombrado como amantes de nuestro país por una u otra circunstancia no son los más, digamos recatados y decentes tipos que podríamos encontrar, pero fueron gente inteligente, de los que de verdad dejan huella.. En fin...
Joaquin

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