domingo, 3 de noviembre de 2019

Sobre Halloween y otras tonterías...




Cuando, infeliz, postrado por el hombre y la suerte,
en mi triste destierro lloro a solas conmigo,
y agito al sordo cielo mi grito vano y fuerte,
y, volviendo a mirarme , mi destino maldigo,

y sueño ser como otro más rico en esperanza,
tener su mismo aspecto, gozar sus compañías,
y envidio el arte de éste, del otro la pujanza,
hastiado aún de aquello que me daba alegrías;

si en estos pensamientos mi desprecio me espanta,
pienso en ti felizmente, y entonces mi consuelo
como una alondra a orillas del día se levanta
del mundo oscuro, y canta a las puertas del cielo.
Tal riqueza me ofreces, dulce amor recordado,
que desdeño cambiar con los reyes mi estado.
--Shakespeare--


Ahora que terminó esto de Halloween lo puedo decir alto y claro: qué mediocres, o aprovechados, llamémosle como queramos, somos los españoles para lo que nos interesa porque, fíjense de qué manera ha penetrado en nuestra sociedad toda la parafernalia, con sus rituales y demás elementos decorativos, ésta nueva fiesta americana en nuestros pueblos y ciudades.. No hay escuela, discoteca o reunión familiar en la que la gente no le dedique semanas enteras a los preparativos y disfraces con motivos fúnebres o góticos para la ocasión...
¿Cómo le llamamos a este fenómeno tan fantástico que ha sido capaz en unos pocos años de calar tan hondo en las entrañas del pueblo llano español? ¿Quizás poca personalidad colectiva? ¿Un pasotismo tal que cambiamos de usos y costumbres como el cambia de chaqueta? Seguro que un poco de todo; conste que esto no pasa en Francia, por decir algún país europeo con cierto carisma, allí cuidan más de lo suyo..
Dicen y se quejan los cineastas españoles de que en Francia aprecian a rabiar lo propio: sus costumbres, sus tradiciones, su idioma, su cine, en fin, todo lo francés, y que nosotros aquí de todo nos da igual; es posible, lo que no entiendo es cómo para unas cosas si nos aferramos a las tradiciones como un clavo ardiendo, por ejemplo, con los toros o las procesiones y, sin embargo para otras nos da exactamente igual perderlas; ahí están los nombres de nuestros hijos y muchas tradiciones ancestrales..
No podemos negar que los yankis son tipos que marcan tendencias, y que todo lo suyo, sobre todo lo; digamos, plácido, festivo o indecente, lo copiamos a las primeras de cambio; qué me dicen, sino, de la noche de halloween, de las hamburguesas, de la Coca Cola, del tabaco rubio, del cine, etc. etc. y, sin embargo, ¡oh!, todo lo que cueste un mínimo esfuerzo apenas nos interesa.
Podíamos emular, como digo, el amor al trabajo de los norteamericanos, sus ganas de montar empresas, su libertad de elegir, sus bajos impuestos, su emprendimiento, que les ha llevado a ser el país más rico y más próspero del mundo, y con una tasa de paro del 3,5%, ¡pero no!, es más fácil imitar aquello que nos cuesta poco trabajo y además es cojonudo.. ¡Coño, si hasta el amor a la cocaína y demás estupefacientes, como a ellos, nos priva! Somos el segundo país detrás suyo donde más se consume del mundo..
Y digo yo, es verdad que no se le pueden poner puertas al campo, y que hoy en día con la globalización no hay hábitos, fiestas, vicios o depravaciones que no traspase frontera y nos llegue a nosotros pero, ¡hombre! un poco más de “por favor”, como decía el eslogan aquél, no seamos tan blandengues y fáciles de convencer; cuidemos un poco más de lo nuestro, que llevamos con ellos muchos siglos.. Y si de imitar se trata, intentemos hacerlo de lo provechoso, de lo útil, de lo que nos enriquezca como personas y como colectividad, aunque cueste más esfuerzo conseguirlo, y no sólo de los placeres fáciles..
Miren, aunque nos sorprenda, hay países tan sabios e inteligente que llevan esto de las importaciones culturales y festivas muy controlado.. En Japón, por ejemplo, cuidan muy mucho esto de imitar lo bueno de los demás y preservar lo suyo propio, y no sólo en ése magnifico país del extremo oriente, también los hay aquí más cerquita, en Europa, que hacen lo mismo; Noruega, Holanda, Austria o la misma Francia como dije antes; y es que ¿Tendrá mucho que ver para eso su alto nivel cultural? Me temo que si, ya saben que eso es básico para todo, también para eso, y a nosotros nos falta, qué duda cabe...
Joaquín Yerga

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