Han
venido.
Invaden
la sangre.
Huelen
a plumas,
a
carencias
a
llanto.
Pero
tú alimentas al miedo
y
a la soledad
como
a dos animales pequeños
perdidos
en el desierto.
Han
venido
ha incendiar la edad del sueño.
Un
adiós es tu vida.
Pero
tú te abrazas
como
la serpiente loca de movimiento
que
solo se halla así misma
porque
no hay nadie.
Tú
lloras debajo del llanto,
tú
abres el cofre de tus deseos
y
eres más rica que la noche.
Pero
hace tanta soledad
que
la palabras se suicidan.
--Alejandra
Pizarnik
Todos
conocemos muchas historias de amor. En ellas han habido de todo,
desde finales más o menos felices, algunos cuantos tristes y otros
muchos trágicos.. Básicamente son historias de amor del pasado, algunas incluso de tiempos remotos, aunque no pocos son
meros relatos literarios que con el paso de los años, casi, nos
hemos creído que son realidad; acuérdense de “Romeo
y Julieta” o la “Dama de las camelias”, una escrita por
Shakespeare y la otra por Alejandro Dumas..
La
historia de amor de Asunción Balaguer, la que fuera mujer de Paco
Rabal con éste, su marido, fue una historia de un amor incondicional,
que no traspasará nuestras fronteras ni el tiempo la hará inmortal,
pero no por ello dejará de ser la historia de una entrega total a un
hombre y de un amor eterno e indestructible...
Asunción
murió hace dos días a la edad de 94 años, y llevaba ya viuda desde
el 2001; año en el que lo hizo Paco.. Conocemos su historia
sentimental por una entrevista que dio a un medio de comunicación no hace mucho.
En esa sincera confesión vino a decir que soportó con resignación
infinita las muchas infidelidades de su marido, y que todo lo hizo
por amor.
Si,
ya sé que algunos podrían decir que en realidad fue una tonta de
remate por aguantar esas cosas, que eso es imperdonable, y que lo
tenia que haber dejado desde la primera traición.. Y es verdad,
todos sabemos que historias como la de Asunción se daban por
millones en la España reciente, de no hace mucho, donde los maridos
hacían con esto de la fidelidad de su capa un sayo y que ellas soportaban
todo porqué, o no tenían capacidad económica para subsistir,
porque estaban llenas de hijos o por que ni siquiera exista el
divorcio; además estaba mal visto hasta protestar. Sin embargo
Asunción no era una mujer inculta, indefensa o pobre, de las tantas
que habitaban el triste país que era la España en los años
cincuenta, ni mucho menos, ella era una guapísima burguesa catalana,
hija de padres separados y con un porvenir brillante en el mundo del
cine y el teatro, y que lo dejó todo para unirse a Paco.
Paco
Rabal fue uno, (quizás el que más) de los galanes mas famosos y
cotizados de los cuarenta y cincuenta en nuestro país. Hizo docenas
de películas y seguro que tuvo cientos de oportunidades (muchas
aprovechadas) para serle infiel a Asunción con chicas guapas que se
abrían camino en ese mundo de la farándula y que caerían rendidas
a su pies, o con actrices ya reconocidas y liberadas con las que a
buen seguro pasaría noches inolvidables; ella, Asunción, esperó, paciente, no
pocas madrugadas el regreso al hogar del seductor impenitente que era
su marido..
Paco
nunca le engañó, llegó a decir Asuncion. No, porque ella sabía de
lo suyo en las largas noches sin regreso; ella percibía su regocijo y
relajación sexual al volver a casa al despuntar el alba, y sin
embargo solo unos pequeños reproches, que a la mañana siguiente
olvidada, salían de sus labios y de su corazón.. Sólo una única
cosa jamás llegó a perdonar a Paco, la existencia de un hijo
ilegitimo y ocultado, que tan sólo después de muerto el actor llegó
a conocer.. Aun así siempre reverenció a su marido, siempre le
quiso con locura.. Su único deseo al final de sus días era ser
enterrada junto a él allá donde estuviera..
Asunción
se enamoró profundamente del guapo y rudo actor a los 20 años y en
ese estado sentimental siguió hasta su muerte. El tenia la misma
edad y ya era famoso.. Se casaron en Barcelona en 1951.. “Pese a
todo, yo no puedo vivir sin su sombra cerca, no entiendo la vida sin
él” Estas palabras salieron de los labios de Asunción
Balaguer no pocas veces durante su vida.. Por cierto, Paco murió en
su brazos en el mismo avión que los traía de regreso de Canadá, de
recoger un premio cinematográfico.
Joaquín
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