miércoles, 20 de noviembre de 2019

A propósito de la felicidad..




¡Oh, enfermas manos ducales,

olorosas manos blancas!..

¡Qué pena me da miraros,

inmóviles y enlazadas 

entre los mustios jazmines

que cubren la negra caja!.

¡Mano de marfil antiguo,

mano de ensueño y nostalgia,

hecha con rayos de luna

y palideces de nácar!..

--F. Villaespesa--



Un “Banco de Buenos Recuerdos”, ésta es la solución para ser más feliz. Incluso para serlo siempre.. 

¿No andamos todo el día buscando la felicidad? ¿No dicen que ésa bicoca es el leitmotiv de la vida? ¿Qué hemos nacido para eso?. Bueno, pues aquí tenéis la solución. Claro, que ¿cómo se consigue esto? Pues muy fácil, fijaos...

A veces de manera espontánea nos viene a la mente un placentero bienestar al recordar un instante, una situación, un sabor o un olor que hemos vivido tiempo atrás, y nos sentimos muy felices por ello, aunque se olvida pronto, pero...

¿Y si fuésemos capaces de recordar a capricho esos buenos momentos vividos a lo largo de nuestra vida? Para eso habría que entrenar la mente y así recordarlos una y otra vez, guardarlos luego en un lugar indeterminado pero accesible de nuestra memoria y sacarlos cuando sea menester, cuando  nos sintamos taciturnos y tristes...

Esto lo dice un tal Meik Wiking, investigador de la felicidad y considerado, según el periódico inglés  “The Times”, el tipo más feliz de la tierra. Incluso ha escrito un libro en el que nos detalla sus métodos.. 

Dice Meik que una vez una señora polaca le contó que cuando tenía ocho años vivió junto a su madre y su hermana un momento dulce, irrepetible.. Su madre le recomendó que nunca olvidara ese momento.. Y jamás lo olvidó. De hecho, cuando está triste hace esfuerzos por recordarlo y se siente aliviada.. 

Y es que la memoria es como un músculo que hay que ejercitarlo y no dejar que ella por sí sola (que no suene venir) venga a rescatarnos de nuestra infelicidad..

Joaquín..




No hay comentarios:

Publicar un comentario