¡Cuánta
zalema alegre,
qué
equilibrios tan altos y difíciles,
qué
acrobacias tan ágiles,
qué
risa.
Aunque
era un espectáculo hilarante
hubo
quien se dolió de mis piruetas,
lo
cual no es nada extraño:
en
semejante trance,
yo
mismo
me
rompí el alma en más de una ocasión.
Es
una pena que esos golpes
que,
entregados al júbilo del vuelo,
entonces
casi no sentimos;
algunas
tardes ahora,
en
el otoño
cuando
amenaza lluvia
y
viene el frío,
nos
vuelvan a doler tanto en el alma:
renovado
dolor que no permite
reconciliar
el sueño interrumpido.
En
esas condiciones no hay alivio posible:
ni
el bálsamo falaz de la nostalgia,
ni
el más firme consuelo del olvido.
--Ángel
González--
¿Por
qué eligió el príncipe omeya Abderramán I, Córdoba como capital
para su futuro califato? ¿Quizás por ser tan calurosa la mayor
parte del año como su Damasco natal, de donde venía huyendo?
Pudiérase, aunque ya la ciudad había sido importante con los
romanos..
Si
hacemos caso a los historiadores, Córdoba llegó a tener casi un
millón de habitantes con el califa Abderramán III, allá por el
siglo X.. 80.500 tiendas con las más diversas mercancías había
censadas en la ciudad y más de 3.000 pequeñas mezquitas para sus
oraciones disponían los cordobeses.. La gran Mezquita, el más
antiguo edificio religioso en pie del país, tenía capacidad para
50.000 fieles, esto da una idea de lo que llegó a ser Córdoba una
vez, ya hace tanto.. Sin exagerar, Córdoba llegó a rivalizar en sus
mejores tiempos la Constantinopla bizantina y cristiana, y la mismísima Bagdad, árabe, de las Mil
y una Noches..
Córdoba
hoy ni por asomo llega a lo que fue, pero sigue siendo una ciudad
hermosa, y la Mezquita, (su joya de la corona) uno de los monumentos
más bellos que puede contemplar ojo humano.. La pena es que cuando
los cristianos reconquistaron la ciudad se destrozó la zona central
de ella para habilitarla como catedral católica. ¡Y qué pena, pues
la podían haberla hecho en cualquier otro sitio sin tocar la
magnificencia de esta maravilla que es la Mezquita!..
330.000,
entre cordobeses y foráneos viven hoy en la ciudad, la tercera en
importancia de Andalucía y la vigésima de España.. Aun es una
población próspera con ciertos atractivos monumentos como el
Puente sobre el Guadalquivir y su Torre de la Calahorra de vigía, el
Alcázar de los Reyes Cristianos, el centro antiguo con sus famosos
patios cordobeses a rebosar de olorosos geranios, o la Plaza de la
Corredera, por citar los más importantes. El turismo, las tareas
administrativas, el sector joyero y algunas otras industrias,
mantienen pujante a la ciudad.
Corboba
es capital administrativa de la provincia del mismo nombre y donde
habitan unos 800.000 personas; una provincia con unos pueblos muy
bonitos y un variado paisaje que va desde el agreste y arbolado norte
de Sierra Morena, el valle del Guadalquivir en el centro (aquí se
ubica la capital) y la campiña y las sierras subbéticas del sur,
donde se asientan las principales poblaciones como Lucena, Puente
Genil, Cabra o Montillla..
Córdoba
la fundaron los romanos en el siglo II d.c. Luego los árabes la
hicieron famosa y la reconquistó para la cristiandad Fernando III
“el Santo” poco antes de hacerlo de Sevilla.. Y aquí han nacido
gente tan importante como Séneca, el más famoso filósofo romano,
el musulmán Averroes o el judío Maimónides, y más tarde también
vinieron al mundo entre sus límites urbanos, Góngora, o el pintor de las
hermosas mujeres morenas, Julio Romero de Torres, entre otros..
Qué
más decirles de Córdoba en tan poco espacio, pues que no dejen de
degustar su salmorejo, el rabo de toro (sabrosamente aquí preparado)
el pastel cordobés o los famosos dulces de membrillo de Puente
Genil.. Que aprovechen si visitan la ciudad para comprarles una
joyita a su señora que aquí pulen y embellecen en sus más de 150
pequeñas fabricas y 230 locales. Su cuñado, apuesto que irá apañado con un
sombrero cordobés o un cinturón del buen cuero que aquí curten tan maravillosamente;
seguro que le hará feliz. Y eso sí, si pueden hagan la visita en
mayo, y verán las calles engalanadas con las famosas Cruces. De paso
se dan una vueltecita por los patios, regresarán a sus lugares de origen encantados.. ¡Ah! una
cosa, no esperen encontrar por la calles de la ciudad a
las singulares mujeres morenas, tan idealizadas, que pintara Julio
Romero de Torres; por aquí las hay castañas, rubias y también
morenas, todas bien hermosas, pero exactamente igual que en Sevilla,
Málaga o Soria..
Joaquin
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