domingo, 24 de noviembre de 2019

Según bajas a la derecha..




¡Cuánta zalema alegre,
qué equilibrios tan altos y difíciles,
qué acrobacias tan ágiles,
qué risa.
Aunque era un espectáculo hilarante
hubo quien se dolió de mis piruetas,
lo cual no es nada extraño:
en semejante trance,
yo mismo
me rompí el alma en más de una ocasión.

Es una pena que esos golpes
que, entregados al júbilo del vuelo,
entonces casi no sentimos;
algunas tardes ahora,
en el otoño
cuando amenaza lluvia
y viene el frío,
nos vuelvan a doler tanto en el alma:
renovado dolor que no permite
reconciliar el sueño interrumpido.

En esas condiciones no hay alivio posible:
ni el bálsamo falaz de la nostalgia,
ni el más firme consuelo del olvido.
--Ángel González--


¿Por qué eligió el príncipe omeya Abderramán I, Córdoba como capital para su futuro califato? ¿Quizás por ser tan calurosa la mayor parte del año como su Damasco natal, de donde venía huyendo? Pudiérase, aunque ya la ciudad había sido importante con los romanos..
Si hacemos caso a los historiadores, Córdoba llegó a tener casi un millón de habitantes con el califa Abderramán III, allá por el siglo X.. 80.500 tiendas con las más diversas mercancías había censadas en la ciudad y más de 3.000 pequeñas mezquitas para sus oraciones disponían los cordobeses.. La gran Mezquita, el más antiguo edificio religioso en pie del país, tenía capacidad para 50.000 fieles, esto da una idea de lo que llegó a ser Córdoba una vez, ya hace tanto.. Sin exagerar, Córdoba llegó a rivalizar en sus mejores tiempos la Constantinopla bizantina y cristiana, y la mismísima Bagdad, árabe, de las Mil y una Noches..
Córdoba hoy ni por asomo llega a lo que fue, pero sigue siendo una ciudad hermosa, y la Mezquita, (su joya de la corona) uno de los monumentos más bellos que puede contemplar ojo humano.. La pena es que cuando los cristianos reconquistaron la ciudad se destrozó la zona central de ella para habilitarla como catedral católica. ¡Y qué pena, pues la podían haberla hecho en cualquier otro sitio sin tocar la magnificencia de esta maravilla que es la Mezquita!..
330.000, entre cordobeses y foráneos viven hoy en la ciudad, la tercera en importancia de Andalucía y la vigésima de España.. Aun es una población próspera con ciertos atractivos monumentos como el Puente sobre el Guadalquivir y su Torre de la Calahorra de vigía, el Alcázar de los Reyes Cristianos, el centro antiguo con sus famosos patios cordobeses a rebosar de olorosos geranios, o la Plaza de la Corredera, por citar los más importantes. El turismo, las tareas administrativas, el sector joyero y algunas otras industrias, mantienen pujante a la ciudad.
Corboba es capital administrativa de la provincia del mismo nombre y donde habitan unos 800.000 personas; una provincia con unos pueblos muy bonitos y un variado paisaje que va desde el agreste y arbolado norte de Sierra Morena, el valle del Guadalquivir en el centro (aquí se ubica la capital) y la campiña y las sierras subbéticas del sur, donde se asientan las principales poblaciones como Lucena, Puente Genil, Cabra o Montillla..
Córdoba la fundaron los romanos en el siglo II d.c. Luego los árabes la hicieron famosa y la reconquistó para la cristiandad Fernando III “el Santo” poco antes de hacerlo de Sevilla.. Y aquí han nacido gente tan importante como Séneca, el más famoso filósofo romano, el musulmán Averroes o el judío Maimónides, y más tarde también vinieron al mundo entre sus límites urbanos, Góngora, o el pintor de las hermosas mujeres morenas, Julio Romero de Torres, entre otros..
Qué más decirles de Córdoba en tan poco espacio, pues que no dejen de degustar su salmorejo, el rabo de toro (sabrosamente aquí preparado) el pastel cordobés o los famosos dulces de membrillo de Puente Genil.. Que aprovechen si visitan la ciudad para comprarles una joyita a su señora que aquí pulen y embellecen en sus más de 150 pequeñas fabricas y 230 locales. Su cuñado, apuesto que irá apañado con un sombrero cordobés o un cinturón del buen cuero que aquí curten tan maravillosamente; seguro que le hará feliz. Y eso sí, si pueden hagan la visita en mayo, y verán las calles engalanadas con las famosas Cruces. De paso se dan una vueltecita por los patios, regresarán a sus lugares de origen encantados.. ¡Ah! una cosa, no esperen encontrar por la calles de la ciudad a las singulares mujeres morenas, tan idealizadas, que pintara Julio Romero de Torres; por aquí las hay castañas, rubias y también morenas, todas bien hermosas, pero exactamente igual que en Sevilla, Málaga o Soria..
Joaquin



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