sábado, 2 de noviembre de 2019

Epitafio final para un día triste..




Morir, dormir, no despertar más nunca,
poder decir todo acabó; en un sueño,
sepultar para siempre los dolores
del corazón, los mil y mil quebrantos
que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara
concluir así!

Pero hay espanto
¡allá del otro lado de la tumba!
La muerte, aquel país que todavía
está por descubrirse,
país de cuya lóbrega frontera
ningún viajero regresó, perturba
la voluntad, y a todo nos decide
a soportar los males que sabemos
más bien que ir a buscar los que ignoramos.
Así, ¡o conciencia!, de nosotros todos
haces unos cobardes, y la ardiente
resolución original decae
al pálido mirar del pensamiento
--Shakespeare--

El último visitante de la tarde traspasó aún lloroso la puerta del cementerio y salió al exterior. Cerradas ya las enormes verjas apenas unos pocos yerbajos, acaso desprendidos de los cientos de ramos de flores ofrendadas ayer, revolotean por los solitarios paseos del cementerio movidos por el viento.., los pájaros posan ya en las ramas de los cipreses dispuestos afrontar la cercana oscuridad de la noche, ¿Y los muertos? ¡Ay!, de los muertos se han vuelto a olvidar..
Con la muerte, eterna presente en los cementerios ya vacíos, todavía es tiempo de hablar de ella; aun perduran las flores frescas en las repisas de los nichos y brillan, del lustre de ayer, las frías losas de mármol de las sepulturas. Relucen los epitafios esculpidos por diestro cincel en las lápidas pero, ¡tendrán que esperar! Sí, tendrán que aguardar al próximo año para ser releídos; la multitud, satisfecha y complacida de sus ofrendas, ha vuelto ya al mundo de los vivos y no regresará hasta el año que viene..
A propósito de epitafios, no se si saben que hasta principios del siglo XX eran muy habituales en las tumbas, y no sólo entre las de gente pudiente, también en muchas de los humildes.. Modelar un ingenioso epitafio en el frontispicio de la lápida suponía indicarles a los demás la manera de ser y pensar del muerto resumida en dos palabras impactantes.. Una simple y corta frase reflejaba absolutamente la personalidad del allí enterrado, o sus deseos y anhelos más buscados..
--Lo mejor está por llegar-- Este epitafio reza en la tumba del gran Frank Sinatra.. Quiso él que fuera el titulo de una de sus mejores canciones el que presidiera la puerta de mármol su última morada.. Hay que reconocer y quitarse el sombrero ante algunos, que son tan inteligentes, que saben reírse de si mismos, incluso en el trance final de su vida..
--Jack Lemon en...-- Así, como si de la presentación de una película se tratara, prefirió saludar a los que se acercaban a su tumba en un cementerio de Los Ángeles, este buen actor de Hollywood.. Como saben Jack Lemon interpretó un montón de buenas películas, entre ellas, Con faldas y a lo loco, o El apartamento..
--Si buscáis los mejores elogios, moríos-- Genio y figura hasta la sepultura, eso fue Enrique Jardiel Poncela, sino piensen en la leyenda que eligió para su transito final al más allá.. Nos recuerda que en España hay que morirse para que te elogien..
En la tumba de John Belushi, actor y cantante, en Los Ángeles, leemos si nos acercamos un poco –Puede que me haya ido pero el Rock and Roll continua-- Claro, que este epitafio se lo pondría algún familiar cercano, puesto que él murió de una sobredosis de alcohol y drogas en una noche loca de juega; tenía sólo 33 años..
El actor y juerguista Dean Martin, amigo de parranda de Frank Sinatra, era otro que tampoco se tomó muy en serio su vida.. Bebedor y mujeriego empedernido, miren lo que quiso para su tumba, --Todo el mundo ama a alguien alguna vez-- Fue el titulo de una famosisima canción suya, que aun se escucha a menudo, por cierto.. Otras son tan sencillas en sus vidas como en sus muertes— Aquí yace una actriz-- Así de humilde reza el epitafio de la conocidísima mujer y mejor actriz, Gracita Morales..
Es verdad que en el mundo, con tantos como somos, debe haber de todo; gentes sencillas, desconocidas, anónimas, que pasan por él sin molestar, sin hacer apenas ruido; otros, sin embargo, necesitan poner la guinda final a sus azarosas vivencias, y su epitafio en la tumba es la firma inimitable a la obra de toda su vida..
Joaquín

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