Todavía tengo casi todos mis dientes,
casi todos mis cabellos y poquísimas canas.
Puedo hacer y deshacer el amor,
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del autobús
o sea que no debería sentirme viejo,
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles.
--Benedetti--
¿Si yo os dijera que hemos tenido un escritor, a mi entender fabuloso, que se enamoró perdidamente de una hermosa y joven actriz, María Ignacia Ibáñez, pero que muriendo ésta repentinamente a los 25 años lo dejó sumido en la más atroz de las locuras, hasta el punto de intentar desenterrar su cadáver del cementerio de la Iglesia de San Sebastián de Madrid y suicidarse abrazado a él, os lo creeríais?. Pues hacedlo porque ha existido; se llamaba José Cadalso, un gaditano de final del siglo XVIII, precursor de muchos románticos que vinieron después como nuestro paisano Espronceda o Zorrilla.. Pero os digo más...
Si queréis pasar un mal rato echadle un vistazo a un librito (yo lo hice hace un tiempo), ahora les diré el título, de nuestra literatura clásica.. No creo que apenas ninguna lo intentéis, pero si es acabar la noche en vela lo que deseáis, poneros a leer “Noches lúgubres” al acostaros y apuesto que dormir dormir quizás no lleguéis a conciliar el sueño, por el terror, pero calentitas seguro, puesto que bien os ibais a acurrucar bajo las mantas..
“Noches lúgubres” es una obra que tuvo cierto éxito en su día por tener sesgo extremadamente romántico y ser esa época inicio ya del romanticismo. La escribió un autor que para muchos es desconocido, pero que está considerado uno de los grandes del siglo XVIII, José Cadalso.
La historia de “Noches lúgubres” se desarrolla toda ella en sólo en tres noches aciagas; tres terroríficas noches no aptas para melindrosos, por su dureza macabra.. El protagonista, Tedio, en su locura por la insoportable ausencia de su amada muerta, trata de exhumar su cadáver, velarlo en su casa, prenderle fuego después y perecer junto a ella, pero una serie de contratiempos van impidiendo que se consuma su loca acción. Y sí ésta es la historia de la novela, ¿Qué pasa con la realidad de su autor?. Pues mirad...
Cadalso se enamoró perdidamente de Isabel, una joven actriz que murió prematuramente de unas fiebres, y enloqueció de amor hasta el punto de cometer la locura del pasaje antes mencionado, pretender desenterrar a su amada.. Si no lo hizo fue porque se lo impidieron los criados del Conde de Aranda, amigo y protector del escritor.. Al morir Isabel, Cadalso cayó en una profunda depresión de la que salió sólo gracias a la ayuda de sus buenos amigos.. Luego, una vez repuesto, trasladó a su novela “Noches lúgubres” su frustrada aventura macabra..
José Cadalso nació en Cádiz. Fue hijo de un comerciante exitoso que le proporcionó estudios y viajes por media Europa, con lo que el joven fue un tipo culto y muy preparado.. Se hizo militar y llegó a ser coronel.. Se batió en duelo, frecuentó salones de tertulias, se divirtió, conquistó mujeres y tuvo buenos amigos; entre ellos a Tomás de Iriarte (el fabulista), Moratín, Meléndez Valdés (nuestro paisano de Ribera del Fresno) o Jovellanos. Escribió unos cuantos libros dignos de leerse, entre ellos “Cartas marruecas” en el que critica las atrasadas costumbres de la época en España, o “Noches Lúgubres” la aterradora obra que hoy nos ocupa..
Cadalso fue un excelente escritor y un patriota español de primer orden. Murió en el asalto a Gibraltar por una metralla inglesa desprendida, a los 41 años. Está enterrado en la Iglesia de Santa María, en San Roque, Cádiz..
Joaquín
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