sábado, 23 de noviembre de 2019

¿Creen en maldiciones? Pues...





Por tus ojos encendidos
y por lo mal puesto de un broche,
pensé que estuviste anoche
jugando a juegos prohibidos.

Te odié por vil y alevosa:
te odié con odio de muerte :
nausea me daba de verte
tan villana y tan hermosa.

Y por la esquela que vi
sin saber cómo ni cuando,
sé que estuviste llorando
toda la noche por mi.
--José Martí--

Algunos arqueólogos han asegurado siempre que en muchas de las tumbas donde están enterrados los faraones de Egipto colgaba, en alguna pared de la cámara funeraria, una placa de arcilla con la sentencia “La muerte golpeará con su miedo a todo aquel que turbe el sueño del faraón”; Howard Carter la encontró también cuando entró en la de Tutankamón, pero no dijo nada..
La tumba de Tutankamóm fue profanada por el arqueólogo inglés Howard Carter el 4 de noviembre de 1922. Unos meses después a Lord Carnavon, el millonario que había financiado la expedición de Carter, fue picado por un mosquito; poco después se cortó la picadura mientras se afeitaba y en una semana murió de septicemia. A tres mil kilómetros de allí, en Londres, su perrita lanzó un aullido justo en el momento de su muerte y cayó fulminada.. Por cierto el mismo día de la muerte de Lord Carnavon hubo un apagón general y duradero en El Cairo (está documentado)..
Sólo un mes más tarde de la apertura de la tumba, Audrey Herbert, hermano de Lord Carnavon, falleció repentinamente al regresar a Londres. Arthur Mace, el que había derribado el último muro antes de acceder a la cámara real, murió inexplicablemente en El Cairo poco después. Sir Douglas Reid, que había radiografiado la momia de Tutankamón, enfermó y volvió a Suiza, donde murió nada más llegar. La secretaria de Carter cayó fulminada no mucho más tarde por un ataque al corazón y su padre se suicidó al conocer la noticia. Un profesor canadiense que había estudiado con Carter la manera de acceder a la tumba falleció de un derrame cerebral al regresar a Egipto. Sólo Howard Carter, que necesitó diez años para terminar de hacer el inventario de todo lo que allí había, falleció de muerte natural, justo al poco de terminarlo.
Algunos expertos especularon que un hongo tóxico y mortal podría haber crecido en el interior de la tumba después de miles de años cerrada.. Sir Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes, llegó a decir que el hongo había sido puesto allí de manera deliberada para castigar a los profanadores.. Todo esto es la leyenda, y ahora viene la realidad...
Estoy seguro que a cualquiera que preguntásemos, qué dos descubrimientos arqueológicos históricos han sido los que más les han impactado, nos diría que la ciudad romana de Pompeya, (cerca de Nápoles) con muchas de sus estructuras intactas después de 2.000 años sepultada por las cenizas del volcán Vesubio, y la otra, el descubrimiento de la tumba, también intacta, del faraón más famoso, Tutankamón..
Tutankamón (XVIII dinastía) llamado el rey niño, murió a los 19 años de una infección producida seguramente por la malaria hace ya 3.330 años; ahí es nada.. Era hijo de Akenatón, el faraón que pretendió cambiar, hasta las entrañas, los ídolos religiosos de Egipto introduciendo el culto a Atón, y que no lo consiguió. A su muerte todo lo que había creado, incluida nuevas ciudades, fue destruido hasta los cimientos, y los sacerdotes volvieron al culto de antaño, es decir, a la adoración al dios Amón..
Era norma habitual que todas las tumbas de los faraones de cualquier época fuesen saqueadas tarde o temprano.. Pululaban por los alrededores de las ciudades funerarias como el “Valle de los Reyes”, verdaderas cuadrillas de ladrones de tumbas que se dedicaban precisamente al saqueo. Además habían desarrollado técnicas con las que llegar hasta el más recóndito lugar de enterramiento. Por eso, la aparición de la tumba de Tutankamón incólume fue una sorpresa mayúscula, no sólo para sus descubridores, sino para todo el mundo..
Todo un acontecimiento mundial con fotógrafos y periodistas al pie del cañón fue la apertura y entrada de Howard Carter, (el arqueólogo inglés que encontró el enterramiento) a las cuatro cámaras funerarias de la buscada tumba de Tutankamón. Lo que allí se encontró superaba con mucho a lo que nadie se imaginaba siquiera; cuatro grandes estancias repletas de objetos, ataúdes, figuras, y demás piezas de oro macizo y materiales nobles. Y lo que era más importante, la momia intacta del faraón, con su preciosa máscara funeraria metida en su sarcófago de 125 kilos de oro puro tal y como la habían dejado miles de años atrás..
Por el antiguo Egipto, ya desde que Napoleón lo pusiera de moda con su famosa expedición a finales del siglo XVIII, siempre ha habido una verdadera devoción, y no es para menos, teniendo en cuenta la antigüedad de esta civilización y los numerosos y espectaculares monumentos que nos dejado. Sin embargo a raíz del descubrimiento de Howard Carter la cosa no ha hecho más que crecer.. Quién sabe si algún día encontremos otra tumba también intacta de algún que otro faraón importante como Ramsés II, tan buscada.. Aunque supongo que tendrán mucho cuidado con la maldición, que haberla hayla...
Joaquin


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