Se ha de ver tu calavera al final de este camino,
en las manos afiladas de un trapense o agustino..
Y donde hoy entran las locas alondras del pensamiento,
por la fuerza del destino, ha de entrar mañana el viento.
Vamos tras las mujeres como si fueran eternas,
con la salvaje lujuria del hombre de las cavernas..
¡Y se pudren las mujeres como se secan las rosas!..
¡todo desaparece! ¡se nos mueren las cosas!
--Luis F. Ardavín--
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A Maria Antonieta su marido el rey, no le hacía ni puto caso. Tardaron siete años en mantener relaciones sexuales. A él sólo le interesaba la caza y sus amigotes y, claro, ella se aburría como una ostra.. ¿Y qué podía hacer una niña casi perdida en ese inmenso Palacio de Versalles sin conocer a nadie? Pues eso, lo que hace una niña, jugar probándose vestidos nuevos, zapatos de piel, y derrochando dinero a tutiplén.
Al cabo de esos siete años empezaron, por fin, a llegar los hijos; cuatro parió: María Teresa, que soy yo, y mis hermanos, Luis Carlos, Luis José y Sofía. Y éramos unos niños todavía cuando los revolucionarios toman la Bastilla, en París, y después fueron a por nosotros ¡A degüello!..
Primero separaron a mis padres de nosotros, sus hijos. Luego ejecutaron a mi padre, el rey, y a mi hermano mayor, y como no sabían cómo eliminar a mi madre, María Antonieta, pues le hicieron una especie de juicio amañado inventándose toda clase de tropelías contra ella,
En las crueles mazmorras llena de ratas y humedades donde la encerraron, un día se dio un golpe en la cabeza con una viga y no paraba de sangrar, le preguntaron que si le dolía..
--Ya nada puede hacerme daño---contestó mi madre--sólo me queda mi hijo pequeño encerrado también y sometido a toda clase de calamidades; tiene diez años, y mi hija, María Teresa, y no sé qué va a ser de ellos.
Algunos se sorprendieron cuando, camino del patíbulo mi madre tropezó en la escalerilla de subida, y en su ingenuidad pidió perdón al verdugo.. Pero no tuvieron compasión, le cortaron la cabeza..
Quizás para lavar sus malas conciencias, después de muerta se inventaron infinidad de hechos y frases que ella había dicho y que nunca dijo, por ejemplo aquella cuando, al decirle un revolucionario que el pueblo francés no tenía pan para comer---ella había dicho---“Que coman pasteles”---por supuesto todo era mentira.
Y es verdad que fue una joven aristócrata de su época, con todo lo injusto que eso pudiera ser en unos tiempos en los que los que el pueblo pasaba hambre, ¡pero nada más!. Sin embargo ha quedado como prototipo de mujer frívola, egoísta, superficial y tonta, que, creedme, nunca fue..
Preguntad, preguntad por María Antonieta, mi madre, y todavía os dirán de ella barbaridades, aunque su único pecado fue ser una niña ingenua, sin maldad y un poco derrochona, eso sí.
María Teresa