domingo, 29 de diciembre de 2024

Te llamo en cuanto llegues, me dijiste

                                                                                           


                                                                                  

Por tomarnos un último café, se nos hizo tarde para ir a la estación. Coincidimos en que tú fueras caminando y sacaras el billete mientras yo aparcaba el coche. Tardé mucho en lograrlo. Cuando bajé del coche me di cuenta de que habías olvidado tu bufanda. La tomé y corrí tan rápido como me lo permitieron los zapatos de tacón alto.

Intenté convencer a un guardia de que me permitiera pasar hasta el andén para entregarte tu bufanda. Se negó. Me da vergüenza confesártelo, pero odié a ese hombre sólo porque cumplía con su deber. Traté de ablandarlo llamándolo oficial, pero fue inútil. Me resigné a renunciar a nuestra despedida y al invariable intercambio de recomendaciones y promesas: "Júrame que no te quedas triste". "Procura dormir en el camino". "Cierra muy bien la puerta". "Te llamo en cuanto llegue".

Cuando el tren desapareció en la curva me eché tu bufanda sobre los hombros. Sentí la misma tranquilidad que cuando estás de viaje y me pongo tus calcetines o tu suéter que siempre huele a esa loción barata que usas.

Al salir de la estación no pude recordar en dónde había estacionado el coche. Qué tonta, durante el tiempo que caminé para encontrarlo se me olvidó que te habías ido y te llamé a casa para decírtelo. Claro que no obtuve respuesta. Imaginé las habitaciones vacías, silenciosas y sentí apremio de llenarlos con el rumor de mis pasos.

En cuanto abrí la puerta te grité el saludo de siempre, ya sabes cuál. Subí a tu cuarto rápido, como si estuvieras esperándome. No estabas, pero encontré la ropa que dejaste tirada, el encendedor que diste por perdido y la visera con que te protegías de la luz artificial para ahorrar vista, según tus propias palabras.

Luego hice lo de siempre al mediodía: bajé a la cocina para hacer café. Aunque no lo creas resulta muy difícil y requiere de cierto valor preparar una sola porción de lo que sea cuando siempre has hecho dos.

Con la taza en la mano salí al patio y puse a funcionar la fuentecilla para que subiera el rumor del agua que te recuerda el mar. Entré en casa y escribí un par de hojas en mi diario. Seguiré contándote mi vida hasta el día en que vuelvas---pensé---aunque sé que esta vez no será pronto. En cierta forma es mejor, así me darás tiempo de cumplir con todos tus encargos, entre ellos encontrar la pluma negra con la que tenías mejor letra.

Hice una pausa. Me levanté del escritorio porque reapareció frente a tu ventana el colibrí que tanto te gustaba. Si él regresó, es imposible que no regreses tú. 

Pero no regresaste

Cristina









Cualquier cosa, con tal de no trabajar

                                                                                        



El amor es lo único que hay que ganarse en la vida,

todo lo demás se puede conseguir robando.

--Lord Byron--


El dinero no me interesa tanto como para salir corriendo a ganarlo. A mí me parece que se trabaja demasiado en el mundo, lo cual es una pena.

No se puede comer, beber o hacer el amor durante ocho horas al día. Lo único que se puede hacer durante ocho horas es trabajar, que es el motivo por el que el ser humano se hunde a sí mismo en la miseria y la infelicidad, arrastrando con él a todos los demás”.

Bueno, esta de arriba era la opinión que tenía del trabajo el escritor William Faulkner, estupendo escritor, por cierto, pero..

Él se sabía un intelectual y era consciente que con poco esfuerzo, dinero y comodidad no le iba a faltar. Claro, que, ¿qué hacemos los del montón, los que no tenemos mucho que aportar a la cotidianidad? Pues eso, trabajar como burros para poder comer.

Apenas un grupito de gente en el mundo se han podido permitir el lujo de vivir sin trabajar. Ahora el grupito se ha agrandado considerablemente gracias a los privilegios del estado del bienestar que nos hemos proporcionado el mundo occidental. Sin embargo, las cosas como son, para que haya gente viviendo sin trabajar otros tienen que hacer su parte, conste..

Joaquín





viernes, 27 de diciembre de 2024

Resulta que le daba miedo quedarse solo

                                                                                            


Por qué rehuimos de la soledad, decidme: Por qué la mayoría de nosotros preferimos estar acompañados la mayor parte del tiempo. Muchos evitamos a toda costa estar solos; de ahí que busquemos mil y un planes para hacerlos con otras personas. 

¿Qué por qué no aprendemos a estar solos?. Pues eso digo yo, que necesitamos ver la tele sin parar, u  oír la radio, salir a la calle; en definitiva, gente gente. Va a ser que la sociedad nos ha hecho así, excesivamente dependientes.

Pues lo creáis o no, necesitaríamos haber aprendido desde la infancia cómo pasar tiempo con uno mismo. Eso no significa que uno deba ser un solitario, sino que no debiera aburrirse consigo mismo. Ya lo decía no sé quién: “Si te sientes solo cuando estás contigo mismo, estás en mala compañía” Y estos días navideños nos ponen a prueba. 

Joaquín




jueves, 26 de diciembre de 2024

A partir de entonces, decidió perder el tiempo en tonterías

                                                                                


"Dadle a la gente concursos que puedan ganar recordando la letra de las canciones más populares, atibórralos de datos de equipos de fútbol, de jugadores, de copas de Europa, abrúmales con politiqueo... entonces, tendrán la sensación de que piensan, creerán que se mueven sin moverse; y serán felices... Eso si, ni se os ocurra darle ninguna materia delicada como Filosofía o Psicología para que piensen y empiecen a atar cabos. No, porque ese camino les lleva a la melancolía, y no les va a gustar"..

Es muy cierto este dilema de arriba de Ray Bradbury, pero digo yo: teniendo en cuenta que la vida es como es, es decir, breve: ¿Es más tonto, o más listo, el que se esfuerza por aprender para conocerlo todo, o el que no quiere problemas y dedica su tiempo a cosas intranscendentes, banales y frívolas.? Porque, claro, no todos tienen por qué consagrar su vida a sesudos estudios filosóficos con la pretensión de ser consciente de todo lo que le rodea; total los años a vivir son los que son.. 

Lo que está claro es que, el tonto y el listo criaran malvas a partes iguales y en el mismo tiempo (más o menos). Conste que yo soy de los tontos que de vez en cuando lee filosofía.. 😅😅😅

Joaquín





miércoles, 25 de diciembre de 2024

Aquí yace...

                                                                                      


El otro día soñé que el mundo funcionaba sin mí... Sí sí, ahí estaba el mundo, siguiendo con sus cosas y yo no estaba!. Muy extraño estaba todo. 

Claro, que peor fue saber (como sabía) que algún tiempo después de mi muerte pronto me iban a olvidar. Apenas unos cuantos que me trataron recordaban que existí, y sólo en ciertas ocasiones. Lo más raro es que algunos de los que me ignoraban cuando estaba vivo, abrazaron de repente mi memoria; incluso dijeron que fui un buen tipo, ¡qué os parece!.

Eso sí, mi página de Facebook seguía activa durante mucho tiempo después de mi desaparición. Sé que alguien le dio por revisar mis escritos; tal vez redescubriera, tarde, mis inquietudes.

Por cierto, poco a poco fueron desapareciendo las flores de mi nicho, en el cementerio; el último ramo, ya mustio, el viento se encargó de esparcirlo por los solitarios paseos del camposanto. En definitiva, el lustre de los primeros días de la lápida, fue derivando en polvo y desolación.

La conclusión final es que, para lo bueno y para lo malo, la especie humana lo olvida todo, a sus héroes, a sus enemigos, a los indiferentes, a P.S.C. también a mi, ¡como no!...😆






martes, 24 de diciembre de 2024

Ay, Dios, lo que se oye por ahí

                                                                                  


Lo escuché sin querer. Se trataba de un grupo de mujeres treintañeras (posiblemente celebraban algo) que conversaban alrededor de una mesa en una terraza de verano. Yo estaba sentado en otra mesa contigua. No pude evitar oír lo que decían, entre otras cosas porque hablaban muy alto:

---¿Es malo tener sexo con alguien, sólo sexo? Preguntaba una tal Mari (rubita teñida) al resto del grupo. Tal vez le habían reprochado de cierta frivolidad, entendí.. 

---No, Mari, no es malo tener sólo sexo---respondió una morena de pelo corto---pero es importante no confundirte porque, imagínate si el sexo te engancha a la persona equivocada.

---Bueno, pero el sexo ya es un placer por sí solo, ¿No?---insistía, Mari, ávida de excusas---¿Y qué puedo hacer en ese caso?---concluyó

---Mira chica---le respondió una gordita muy mona ella---si eres capaz de disfrutar del buen sexo sin más, enhorabuena, pero si después de la relación sexual no te apetece que se quede a dormir, desayunar juntos al día siguiente, ni compartir otras cosas, estás con la persona inadecuada; has de pararlo antes de que te hagas daño a ti misma.

Siguieron hablando cada vez de manera más acalorada. Pero yo me enfrasqué en la charla que mantenía con la mujer que me acompañaba y ya no le presté atención.

Por cierto, qué malo tiene el que se enamoren de uno aunque sólo sea por lo bien que hace el amor. ¡Joe! ¡Ya me hubiera gustado que se hubieran enamorado de mi por eso! ¡Me cago en la leche!.. 😜😜

Joaquín





lunes, 23 de diciembre de 2024

Resulta que no tengo libre albedrío

                                                                                     



Lo dijo Jean-Paul Sartre: no somos libres, no podemos escapar al destino.. En relación a esto, fijaos lo que yo os digo:

Yo, Joaquín, que he nacido obrero, católico, español, extremeño, sentimental y propenso a la calvicie, hernias o úlceras de estómago; me debo a todo esto. La historia de mi vida es, por lo tanto, la historia de un fracaso. Lo digo porque antes de hacerme hombre, ya estaba ‘hecho’ por el clima y la tierra, mi raza, mi clase social, mi lengua, la historia de la colectividad de la que formo parte, mi herencia, las circunstancias particulares de mi infancia, las costumbres adquiridas, y los grandes o pequeños acontecimientos que me han sucedido, así que...

Pues eso, me guste o no, voy por la vida cargado con una pesada mochila de sentimientos, costumbres, hábitos, carácter etc. etc. que me han impuesto ya desde niño y que me obliga a deambular por la vida por caminos ya marcados.. Vosotros igual, conste, cada uno con su mochila.. 

---Sartre / J. Y.---



    






domingo, 22 de diciembre de 2024

La chica atrevida y el imbécil de su novio

                                                                                



Tras la tempestad, ella le escribió en el wasap:

---Déjalo así, mañana lo resolvemos

Él le contestó que de acuerdo, que mañana hablarían.

Se sentó en el sofá y encendió la tele, luego volvió a coger el teléfono. Ella seguía en línea. Se quedó mirando, pero no apareció la palabra "escribiendo". Y él no iba a dar el brazo a torcer, después de todo no era su culpa.

Una hora más tarde miró de nuevo el móvil y el "Online" había desaparecido. Se quedó pensando. No sé, una sensación extraña le invadió de súbito. Era como si una voz dentro de su cabeza le dijera: ¡Qué coño haces! ¿Te inquieta saber que ella no está bien? ¿Hiciste lo suficiente? Seguro que está llorando; con todo lo que la amas: ¿No podrías hacer un esfuerzo mayor?..

Por un momento imaginó que estaba hablando más consigo mismo que con ella, y que probablemente ni siquiera iba a dormir por el disgusto. Así que, cogió el teléfono y la llamó:

---Cariño, soy un idiota, perdóname---le dijo---no mereces dormir mal por la discusión; tienes derecho a estar furiosa. Si quieres resolver mañana lo resuelves, pero hoy quiero que sepas cuánto me gustas. Te amo porque eres la única persona en quien confío y la única con quien puedo contar.

Ella esperó sólo a medias su diatriba, porque enseguida su voz sonó atronadora:

---¡Ni lo siento ni dada, petardo, vete a la mierda!. ¡No sabes cuánto me alegro que me hayas abierto los ojos!. ¡Ni se te ocurra llamarme más!. Y cortó..

En fin, no sé qué deciros.😕😕😕 Dos horas se quedó mirando el móvil absorto, atónito, estupefacto, helado, alucinado, patidifuso, turulato, desconcertado, boquiabierto...

Pero no os preocupéis por él, ya está mejor, y os lo digo yo que fui el afectado.




sábado, 21 de diciembre de 2024

Se jodió la vida por decir la verdad

                                                                                      


"La sinceridad sin empatía es simplemente crueldad", dicen.. Y yo os digo: Desconfiad de quien manifieste: “Yo digo siempre lo que pienso”. 

Qué horror de esa gente que van por la vida de sincerotes, y resulta que eso es más primitivo que una cuchara de palo.

Y es que antes de decir la verdad debemos contemplar siempre la valoración de su posible impacto en el otro. Además, cierto grado de hipocresía es recomendable y necesaria. Las sociedades más avanzadas son las más hipócritas. 

Es ley de vida, para socializar es imprescindible ser un poco falsete. Qué son las relaciones sociales sino poner a parir a algún vecino, conocido o amigote..

Claro, que siempre nos queda la opción de ser super-sincero, de ir con la verdad por delante caiga quien caiga, pero, que sepáis que eso nos precipita a estar más solo que la una.. Elegid.. 

Joaquín



   


viernes, 20 de diciembre de 2024

Que la muerte no me coja llorando

                                                                                 


 

Vísteme de amor

que estoy desnuda.

Rodeame de gozo

que no nací para estar triste

y la tristeza me queda floja

como ropa que no me pertenece

---Gioconda Belli---


Si la muerte nos traiciona y morimos de mala manera, todos se lamentan: hay que morir como se vive. La muerte es intransferible, como la vida. Si no morimos como vivimos es porque realmente no fue nuestra la vida que vivimos: no nos pertenecía como no nos pertenece la mala suerte que nos mata”.

Estas palabras de arriba las escribió Octavio Paz, ese estupendo escritor mejicano. Están muy bien. No obstante os hago una preguntas: ¿Importa morir de una manera o de otra? Lo digo porque, si al fin y al cabo vamos a morir y luego ya no hay nada, qué cóño más da..

Claro, que hay gente que lleva tan lejos esto de morir, que se empeñan en hacerlo con dignidad. Es como cuando ajusticiaban en la plaza pública, que los había valientes que no pestañeaban cuando el verdugo le anudaba la soga al cuello y otros lloraban a calzón quitao pidiendo clemencia.. O la entereza de enfermos terminales, que aún sabiendo que van a morir (incluso lentamente y con sufrimiento) lo hacen con grandeza de espíritu.

No sé, yo no las tengo todas conmigo, estoy aquí de prestado y esto lo tengo claro. Ya me gustaría estirar la pata con dignidad, que los míos piensen... Bueno, o que no piensen, pero jamás berreando... 

Eso sí, como no sabemos de qué particular manera vamos a morir, tampoco es plan de prometer cosas que no estamos seguro que vamos a cumplir.

Joaquín





jueves, 19 de diciembre de 2024

Si tú me dices no..

                                                                                       



Te siento, mi compañero, hermoso

juntos somos completos

y nos miramos con orgullo

conociendo nuestras diferencias

sabiéndonos mujer y hombre

y apreciando la disimilitud

de nuestros cuerpos.

---Gioconda Belli--


Me decía alguien muy cercano a mi un día:

---Lo único que te pido, Joaquín, es que cuando hables conmigo, cuides tus palabras. Que tus palabras sean justas, que sean del tamaño de tus sentimientos, porque si tú me dices no, para mi es no, y si me dices llueve, para mi está lloviendo. Y si me dices amor, para mi es amor.

Me impactaron esas palabras porque, es cierto, suelo ser un tipo sincero, pero no hasta el punto de tomarlo todo tan al pie de la letra. Me asusta esa tajante rotundidad; tal es así, que incluso me hicieron poner en guardia, lo confieso, quizás porque no tenga la conciencia del todo tranquila..

Fijaos: en líneas generales suelo generar confianza en los demás. Me lo han dicho alguna vez: “Joaquín, tienes cara de buena persona”. Y lo soy, qué duda cabe, pero también tiro de ironías, y recurro a medias verdades, y a veces hiero sin querer, y a veces miento por extrema necesidad.

Es bueno tener una conciencia exigente. y la mía lo es, por lo tanto, jamás haré daño a nadie intencionadamente, sin embargo, tampoco soy Teresa de Calcuta, con lo que, que me pidan tal grado de pulcritud en mis intenciones, qué queréis que os diga, me acojona..

Joaquín




miércoles, 18 de diciembre de 2024

El extraordinario caso de un tipo ameno

                                                                                      


¿Pues no van y dicen que en una relación presencial, es decir, cara a cara, uno puede soportar a otro ser humano dos o tres horas seguidas; y tres o cuatro si éstas no son seguidas, sino espaciadas, no más? Qué os parece.. Y yo que creo que incluso tres son demasiadas.

Esta teoría vale para las relaciones normales y cotidianas con familiares, amigos y parejas estables. Pero no vale para las relaciones especiales en las que hay pasión, deslumbramiento, admiración, obstinación, arrebato, obcecación o frenesí (el enamoramiento), que implica un régimen atencional completamente anómalo. O sea que, en estos extraordinarios casos, uno sí se puede tirar días enteros ensimismado, besuqueando y pelando la pava con la pareja amada.

Tampoco vale lo de las tres o cuatro horas de charla en el caso de seres humanos aburridos y patéticamente desprovistos de vida interior (comadres en el rellano del bloque o compadres en el banco de la Plaza) que se reúnen horas y horas para mitigar el tedio, ¡¡qué horror!!

Fijaos lo que escribió una vez el gran poeta italiano Giacomo Leopardi:

"No hay nada más raro en el mundo que una persona habitualmente soportable".

Y yo que casi estoy de acuerdo. 😏😏😏

En fin..






martes, 17 de diciembre de 2024

No volveré a tocarte

                                                                                       


Tras un primer encuentro comenzamos a cartearnos. Al principio le escribía tratándolo de usted, con el miedo de no saber qué sentiría. Pero no tardé en dejar entrever sus ganas.

Yo era profesora de literatura entonces y aprendiz de poeta, una mujer furiosamente enamorada que se dejó encandilar por el gran escritor que era ya él.

Nos recordábamos por las noches y nos olvidábamos durante el día, y así por años. Yo pensaba que él no me quería, y él, pese a todos los poemas que yo le enviaba, pensaba que mi amor era sólo "intelectual".

Nos quisimos y odiamos en partes iguales. Rompimos y nos reconciliamos muchas veces. Nos daba igual estar casados, con pareja, en países distintos. Nos dio igual no ser felices.

Sin embargo el gran escritor me dejó para casarse con otra. Para hacer (según me dijo) bien las cosas por una vez. Pero resultó no ser nuestro último adiós, volvimos a vernos. Como imanes, nos buscábamos y se embestíamos. 

El 15 de marzo de 1974, él estaba en el hospital, su mujer nos dejó solos un momento. Me levanté y quise tocarlo, tocar su mejilla con la mía. Apenas me acerqué a él cuando me agarró con un vigor desesperado y me besó con el beso más grande, más tremendo que me hayan dado, que me vayan a dar nunca, y apenas comenzó su beso, sollozó, después del cual debí morirme.

No volvimos a vernos. Por cierto, él fue Juan Carlos Onetti, el gran escritor. Ella Idea Vilariño, poetisa..


Ya no será, ya no.

No viviremos juntos

no criaré a tu hijo

no coseré tu ropa

no te tendré de noche

no te besaré al irme

nunca sabrás quién fui

por qué me amaron otros.

No llegaré a saber

por qué ni cómo nunca

ni si era de verdad

lo que dijiste que era

ni quién fuiste

ni qué fui para ti

ni cómo hubiera sido

vivir juntos, querernos, esperarnos.

Ya no soy más que yo

para siempre y tú

ya no serás para mí

más que tú. Ya no estás

en un día futuro

no sabré dónde vives

con quién ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca

como esa noche, nunca.

No volveré a tocarte.

No te veré morir.

--Idea Vilariño--




lunes, 16 de diciembre de 2024

La importancia de ser casi virgen

                                                                                     



Me encantan los hombres que no han estado con muchas mujeres. No soy tonta, sé que han vivido poco en ese sentido, pero adoro sus purezas.

No sé, es una cuestión de cómo te miran, cómo te hablan, cómo te tocan. Hay algo en la manera en que un hombre que no ha estado con muchas te ve. Esa ingenuidad es algo que no se puede falsificar.

No espero la virginidad de ellos, simplemente prefiero a los hombres que no han sido maltratados en carne viva por la experiencia. En realidad, hay una cualidad en los hombres que eligen pocas mujeres; aparece en su caminar, en sus ojos, en sus risas y en sus gentiles corazones. 

Los hombres que han tenido muchas mujeres parecen elegir a la siguiente más por amor propio y trofeo que por sentimiento. 

--Magdalena--

P.D. ¿Será por eso que no pierdo la esperanza de gustar todavía a alguna fémina? Teniendo en cuenta, claro está, mi virginidad, casi, en estos sexuales asuntos..😐😐

En fin





domingo, 15 de diciembre de 2024

Un tipo a quien adorar

                                                                                         



No te entiendo y quisiera odiarte

y quisiera no sentir como ahora

el calor de las lágrimas en mis ojos

por tanto rato ganado al vacío,

al hastío de los días intrascendentes,

vueltos inmortales en el eco de tu risa.

Gioconda Belli--


No comas ajos ni cebollas porque no saquen por el olor tu villanería. Anda despacio, habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala.

Come poco y cena más poco; que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto, ni cumple palabra. Ten cuenta, Sancho, de no mascar a dos carrillos, ni de eructar delante de nadie.

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre. Por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres...

Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento y el olvido.

---Miguel de Cervantes--



sábado, 14 de diciembre de 2024

Aquella mañana, en la cafetería, se truncó mi vida sentimental

                                                                                      


Una mañana quise darle una sorpresa: compré en un souvenir una taza de café con la palabra “Te Quiero” en el fondo. En cuanto llegó ella a la cafetería, me levanté y le pedí al camarero que por favor usara esa taza para su café

Esperé expectante y con el corazón desbocado deseando que apurara el café y viera el “Te Quiero”... Pero, no pudo ser, dejó el café a medias. La llamaron urgente al móvil para que se presentara en la oficina de la empresa donde trabajábamos los dos.. Antes de irse me rogó que pagara yo el desayuno.

A la mañana siguiente ya no se presentó. Pregunté en las oficinas y me dijeron que la habían despedido; estaba incluida en el ERE del que ya se rumoreaba hacía días. No volví a verla.. Quedé apesadumbrado. 

Pasado unos años tropecé con ella, de casualidad.. Coincidimos en una calle comercial de Madrid.. Nos miramos y nos reconocimos.. La invité a tomar una cerveza.

En cuanto nos sentamos en la mesa del bar le confesé lo de la taza, y lo enamorado que había estado de ella, aún creía estarlo (esto último no se lo dije). Se sorprendió, pero más me sorprendí yo cuando me dijo que también ella me quiso un poco y que si hubiera visto el fondo de la taza ahora hubiéramos estado juntos. Pero...

Ya era tarde, estaba casada y con dos hijas. Me mató saberlo, pero disimulé, le sugerí que me alegraba por ella, y que yo también estaba comprometido; mentira podrida, claro.. Nos dimos unos besos y nos despedimos, pero antes nos apuntamos los teléfonos, aunque temí no volver a verla más, y temí bien...

La vida se me hizo más cuesta arriba a partir de entonces.




viernes, 13 de diciembre de 2024

La mirada del otro

                                                                                  



Hojas repletas de versos;

poesías de amor en ellas

a ti dedicadas;

suspiros por un amor perdido;

ensueños de mundos imposibles

y mil besos por dar;

amiga, mi libro eras tú..

--Joaquín--


Todos necesitamos que nos miren. ¿Sería posible dividirnos en cuatro categorías, según el tipo de mirada bajo la cual queremos vivir? Pues es posible. Vamos a intentarlo:

La primera categoría son los que anhelan la mirada de una cantidad infinita de ojos anónimos, o dicho de otro modo, la mirada del público. Son los atrevidos, los artistas, los triunfadores, los valientes y resueltos..

La segunda categoría la forman los que necesitan para vivir la mirada de muchos ojos conocidos. Suelen ser gente sociable, abiertas, divertidas y comunicativas..

Luego está la tercera categoría, los que, sobre todo, necesitan de la mirada de la persona amada. Son los sinceros, los leales, los idealistas, los fieles..

Y hay también una cuarta categoría, la más preciada, la de quienes viven bajo la mirada imaginaria de personas ausentes. Son los introvertidos, los muy románticos y soñadores..

¿Queréis creer que me auto-incluyo, casi, en la última categoría? Claro, que ser así, (parece ser) conlleva ser también: iluso, ingenuo, fantasioso, apasionado, utópico, cándido, solitario, generoso, y sin un duro, vamos, para salir corriendo... 😒😒😒

M. Kundera / J. Y.





jueves, 12 de diciembre de 2024

La vida en otra parte

                                                                              



Hoy quisiera tus dedos escribiéndome historias en el pelo,

y quisiera besos en la espalda,

acurrucos,

que me dijeras las mas grandes verdades

o las más grandes mentiras,

que me dijeras, por ejemplo,

que soy la mujer mas linda del mundo,

que me quieres mucho,

cosas así,

tan sencillas,

tan repetidas,

que me delinearas el rostro

y me quedaras viendo a los ojos

--Gioconda Belli--


Lo más hermoso de los sueños son los increíbles encuentros de cosas y personas que despiertos jamás encontraríamos. 

En un sueño, una barca puede entrar por la ventana de una habitación, y en una cuna puede estar acostado un niño durmiendo y sin embargo se sube ahora a la barca y la barca se puede convertir inmediatamente en un ataúd y el ataúd puede navegar junto a las floridas orillas del río.

En un sueño podemos ver a nuestro padre, muerto hace cuarenta años, y andar cogidos de su mano calle arriba. Al volver casa, una casa extraña, inverosímil, nuestra madre yace en la cama flanqueada por cuatro cirios que alumbran su rostro inerte, pero risueño.

Aquella chica que nos dejó ha vuelto; es un sueño, es cierto, pero es el amor de nuestra vida. Ahora nos ama y somos nosotros los que la despreciamos ¿revancha onírica? No sé, todo eso lo vivo yo a veces, en sueños, claro. Y cosas peores. 

Para mi, que la realidad está equivocada. Los sueños son reales






miércoles, 11 de diciembre de 2024

Los paraísos que perdimos

                                                                                              


Es curioso, a veces debemos perder cosas para que pasen a ser realmente nuestras, por ejemplo personas.. Sin ir más lejos mi madre...

Mi madre, en vida, era de su marido, de mis hermanas, y hasta de sus vecinas y parientes, es decir tenía que compartirla con todos ellos, pero murió, y entonces fue exclusivamente mía. Mi madre está muerta, pero siempre estará a mi lado. Y es que, sólo el que ha muerto es nuestro, sólo es nuestro lo que perdemos.

Todo poema que escribimos, con el tiempo se convierte en elegía, en lamento, también los recuerdos.. Mías son las mujeres que me dejaron, y los amigos que se me fueron, ya son solo míos, y los recuerdo a mi gusto, a mi manera; sus presencias ya no están sujetas a ningún tipo de zozobra, ni a otras circunstancias..

En realidad, y como dijo Borges: no hay más paraísos que los paraísos perdidos

Joaquín





martes, 10 de diciembre de 2024

Lo que le decían las chicas cuando les tocaba el culo

                                                                                       


    


Te vi tan felizmente casada, tan hermosa,

tan gentil.

¡Ay! pareciera que el tiempo no

hubiera pasado para ti.

Me diste un beso en la mejilla y me presentaste

a tu marido. 

No sé si lo nuestro se te olvidó

o hacías de tripas corazón y disimulabas ser dichosa.

Sofocado, yo apenas te miré;

incluso temí que descubrieras mi rubor..

--Joaquín--


La esposa notó que un subidón de felicidad invadió de golpe a su marido, y es que una chica rubia, con minifalda, despampanante, se colocó a su lado mientras estaban en el ascensor...

De repente la chica se giró y muy cabreada le dio un bofetón al marido, a la vez que le decía:

---¡¡Guarro!! ¡¡Esto por atrevido!!.

El tipo quedó sorprendido, anonadado, pero no dijo nada. Cuando salieron del ascensor, le juró a su mujer por todo lo habido y por haber que no le hizo nada a la chica. A lo que su esposa respondió con calma:

---Lo sé, Pablo, eso quería, porque fui yo quien le metió el dedo en el culo a la chica, para que aprendieras a no volver a mirar a las mujeres de esa manera.

Por cierto, es una historia verídica, el marido que recibió el guantazo de la chica despampanante era Pablo Ruiz Picasso, un tipo fogoso y mujeriego donde los hubiera, además de buen pintor.

Siete mujeres siete, enamoradas de él hasta la médula y multitud de amantes, casi todas muy jóvenes, pasaron por su lecho.. Así se las gastaba el menda. Siempre fue un virtuoso con los dedos.. 😅😅😅

Joaquín