martes, 8 de marzo de 2022

Heridas que no sanan..

                                                                                           



Pero yo te abandoné

por seguir la juventud;

en el mundo me interné,

y al primer paso se fue

de la infancia la quietud.


Que aunque tu voz me anunciaba

los escondidos abrojos

del camino que pisaba;

mi oído no te escuchaba

ni te miraban mis ojos.


¡Si, madre! Yo no creí

que fuese cierto tu aviso;

tan hechicero lo vi,

que al principio para mi

era el mundo un paraíso.


Así viví sin temor,

disfrutando los placeres

del mundo tan seductor;

en él encontré el amor

al encontrar las mujeres.


Mis oídos las oyeron;

y mis ojos las miraron;

y ángeles me parecieron;

mis ojos ¡ay!, me engañaron

y mis oídos mintieron.

--Espronceda--



¿Qué son muy dolorosas las operaciones quirúrgicas? No digo que no, pero, claro, que si las comparamos con algunas que se hacían hace unos cuantos siglos atrás, creo que salimos ganando. Fijaros...

Una de las maneras que tenían los médicos de antaño de suturar perforaciones en el abdomen, tras intentar arreglar una úlcera de estómago, consistía en juntar los bordes de la herida, luego los hacían morder por hormigas de gran tamaño y, una vez que éstas habían mordido les cortaban el cuerpo quedando la cabeza, que hacia la función de grapa..

Conste que este pavoroso procedimiento podía tener éxito si no se producían infecciones. Uffff, demos gracias al cielo por haber nacido en el siglo XX, a pesar de Putín..

Porque, no creáis, esto de la cirugía como tal ha ido evolucionando muy lentamente a lo largo de los siglos. Llegar al nivel de precisión y acierto que hemos llegado hoy en éste importante asunto, no lo hemos aprendido en dos tardes, como le dijo el exministro Jordi Sevilla a Zapatero para saber de economía, ¡que va!, esto empezó, casi, en la prehistoria y no ha dejado de evolucionar, hasta hoy.

Joaquín



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