Yo me decía: “Buscaré en las flores
seres que escuchen mi infeliz cantar,
que mitiguen con bálsamo de olores
las ocultas heridas del pesar”.
--Enrique G. Carrasco--
La medicina empezó en Egipto hace 5000 años, como tantas cosas. Sin embargo allí creían que la enfermedad era cosa de maleficios, de castigo divino o cosas por el estilo.
Los griegos, y entre ellos Hipócrates, fueron más listos y ya se dieron cuenta de que las enfermedades nada tienen que ver con la mala suerte ni con los dioses, sino que era culpa de la comida, del clima o de la ocupación del individuo, y aplicaron la razón.
Los romanos, mas tarde, tuvieron a Galeno como figura principal. Las ideas de Galeno supusieron un gran avance para la medicina. Los romanos fueron los inventores de los hospitales que, como tantas cosas, se debió a la guerra.
En la Edad Media hubo un retroceso y se volvió a la superstición o al pecado como causantes de las enfermedades. Ante la falta de remedios que curaran de verdad se buscó a santos y beatos, que a base de milagros, supliera los escasos medios con los que se contaban. Y así recurrieron a San Cosme y San Damián como patrones de la medicina.
Y llegó el Siglo de las Luces (XVIII) y siguiente, con sus adelantos, y con él, el británico Dr. Jenner, que descubrió la vacuna de la viruela. Luego vinieron Pasteur y sus magníficos descubrimientos contra muchas enfermedades infecciosas, o la manera de conservar alimentos como la leche. También la humanidad le debemos lo impagable al Dr. Fleming, por su invento (aunque fuera de casualidad) de la penicilina.
Esta es la historia a grandes rasgos de la medicina. En 5000 años hemos pasado de los ungüentos y hechizos para mal curar a los enfermos, a la manipulación de los genes para evitar futuras enfermedades congénitas, y con ello la entrada a un futuro muy prometedor.
No ha sido mucho tiempo si tenemos en cuenta que los humanos llevamos sobre la tierra más de 200.000 años.
En fin, buena salud, por si acaso...
Joaquín
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