Sábado
fue, y capricho el beso dado,
capricho
de varón, audaz y fino,
mas
fue dulce el capricho masculino
a
este mi corazón, lobezno alado.
No
es que crea, no creo, si inclinado
sobre
mis manos te sentí divino,
y
me embriagué. Comprendo que este vino
no
es para mí, mas juega y rueda el dado.
Yo
soy esa mujer que vive alerta,
tú
el tremendo varón que se despierta
en
un torrente que se ensancha en río,
y
más se encrespa mientras corre y poda.
Ah,
me resisto, más me tiene toda,
tú,
que nunca serás del todo mío.
--Alfonsina Storni--
Esto de: “ganar batallas después de muerto” seguro que sabéis que alude a Rodrigo Díaz de Vivar, llamado el “Cid Campeador”.
A éste héroe castellano, tan nuestro, le tenían pánico los moros porque les había ganado en varias batallas por su valentía y arrojo, y también ¡claro! por sus poderosas mesnadas propias (ejercito).
El Cid había dejado dicho a sus íntimos, a su muerte, que, en caso de que fuesen las cosas mal con los moros de Valencia, ciudad que los cristianos intentaban recuperar, embalsamaran su cuerpo y bien sujeto a la montura de su caballo lo pusiesen al frente de sus huestes para intimidar a los enemigos... y..
¡Mano de santo!.. fueron los suyos los que, creyendo que había vuelto el mismísimo Cid del más allá, se envalentonaron y henchidos de coraje y fuerza derrotaron a los moros del rey Búcar de Valencia.
Recuerdo para el que no lo sepa que a ésa bonita ciudad mediterránea siempre se le ha llamado “Valencia del Cid”. Claro, que ahora con los nacionalismos exacerbados igual quieren reinventarse la historia y tal vez se les ocurra denominarla “Valencia de Sant Jaume” por lo de Jaime I “El Conquistador” ése rey catalán que después repobló la zona.
En fin, todo se andará..
Joaquín
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