¡Ah, si vieras tu huerto! Ya no hay rosas,
ni lirios, ni libélulas de seda,
ni cocuyos de luz, ni mariposas...
Tiemblan las ramas del rosal, medrosas,
el viento sopla, la hojarasca rueda.
--Amado Nervo--
Un rato antes habíamos soportado a un tipo iracundo que pretendía aparcar su coche donde nosotros. Fue injusto por su parte, porque yo avisé con las luces de emergencia mis intenciones. El tipo no lo entendió así, salió pitando a toda velocidad, pero antes me llamó paleto por la ventanilla abierta de su auto. Sucedió un par de calles atrás; creo que me oyó hablar con mi compañera y se percató de mi acento.
--Desde luego lo que tenemos que aguantar los extremeños por nuestra forma de hablar; belloteros y paletos es lo más suave que nos dicen---le dije a la chica que me acompañaba.
--Jajaja, tú no sufras por eso, Joaquín, ese tipo es un energúmeno. Además todos cargamos con nuestro Sambenito---se apiadó ella---mira los andaluces la fama de vagos que tienen. O los aragoneses de cabezones, que cuando se les mete algo en la cabeza no cejan en su empeño. A los madrileños, ya sabes, nos dicen que somos unos chulos de aúpa.
--Ya veo que tienes para todos. Tú lo que quieres es consolarme, jajaja---le contesté riendo.
Habíamos dejado, mi amiga y yo, el coche aparcado en una calle paralela a la de Serrano, en Madrid, y caminábamos hacía el centro con la intención de ver la ciudad. Pasábamos allí los cuatro días del último "puente" de diciembre. A hilo de conversación y de los tópicos, ella volvió a la carga. Me dijo:
--Te lo decía porque tú empezaste hablar de los tópicos de los españoles. Y ya que te pones, qué me dices los los vascos---prosiguió mi amiga---dicen que son tozudos, noblotes y distantes hasta que cogen confianza. De los gallegos qué decirte, que depende, jajaja, nostálgicos, raros y desconfiados. ¿Y los manchegos?.uffff, refraneros, gañanes y descorteses.
--Bueno, bueno, ni que los hubieras tratado a todos---le advertí riendo---venga, suelta ya resto, jajaja.
Habíamos llegado ya a la Puerta de Alcalá casi sin darnos cuenta. La plaza estaba abarrotada de gente, las terrazas atestadas. Incluso a pesar del mal tiempo, decenas de turistas se hacían fotos en ridículas posturas frente a la famosa Puerta. Pero mi amiga miraba poco a su alrededor, se había tomado en serio lo de los tópicos.
--Ni murciano ni gitano quiero de hermano, se decía antiguamente de ellos, Joaquín-- continuó ella muy efusiva---de los navarros se dice que son brutos, comilones, y muy amantes de sus fiestas. Los riojanos comilones, hospitalarios, le dan bien al vino (hacen patria con eso). Los valencianos, festeros, discotequeros y pirómanos; les gustan los petardos y el fuego con locura jajaja
--Ya te quedan pocos---le interrumpí---antes de entrar en el Retiro supongo que los habrás acabado, jajaja
--A ver si recuerdo quienes faltan, ¡ah, sí!--.me sonrió---mira, toma nota. Los castellanos los mejores hablados; son fríos, serios y austeros, pero generosos. Los cántabros amantes de su tierra, orgullosos, secos, toscos, cantan muy bien (no lo dirán por Revilla que desafina que es un gusto. Los canarios aplatanaos ya a media tarde. Los baleáricos cerrados, desconfían de los forasteros, y los asturianos patrióticos de su tierra, y más bien cerradotes,. Creo Joaquín que no me quedo ninguno jajaja---concluyó con una carcajada.
--Que te crees tú eso, ¿Y los catalanes? ¿O ya no los consideras españoles?---le pregunté con ironía---pero, mira, voy a decirte yo cómo son los catalanes---insistí---muy emprendedores en los negocios, fríos, distantes, nos miran por encima del hombro. Bueno, y últimamente ya lo sabes, no quieren saber nada de nosotros.
--De todas maneras---me cortó ella---no te tomes estos datos con mucho rigor, Joaquín, son los tópicos de siempre. Además los tópicos están para no hacer mucho caso de ellos, se crearon para hacer daño y mienten como bellacos--
--Por mi no lo digas, amiga---le respondí-- yo estoy muy orgulloso de ser extremeño, aunque seamos de los peor parados, jajaja.
Llegamos a la puerta del Retiro. La cogí por el brazo, sorteamos el gentío que entraba y salía del parque y nos adentramos en él. Poco a poco se me fue olvidando el incidente con el energúmeno aquel del coche..
Joaquin
calle Serrano, cerca dejamos el coche
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