Ya vuelve la primavera;
suene la gaita, ruede la danza:
Tiende sobre la pradera
el verde manto, la esperanza.
--Pablo Piferrer--
Qué duda cabe que la religión va perdiendo fuelle poco a poco, sin prisas, pero de manera inexorable. Lo que no estoy tan seguro es si eso es bueno o no... Mirad..
Los egipcios, prácticos ellos, se hacían enterrar con las maletas llenas. Junto al cadáver se colocaban enseres, viandas, joyas etcétera para así poderlos utilizar durante el transito al más allá, y hacérselo, de paso, mas llevadero ¡Qué ilusos!
Los griegos, que aparecieron para la historia seiscientos años antes de fenecer el último faraón (Cleopatra), se inventaron unos dioses con apariencia humana y con los mismos defectos o más, que nosotros. ¡Qué ingenuos!..
Los romanos poco despues y pragmáticos donde los haya, tenían sus propios dioses, muchos de ellos copiados de los griegos, aunque le cambiaron los nombres. A los pueblos conquistados les dejaban adorar a sus propias deidades. "Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios" les decían, y todos tan a gusto. ¡Qué prácticos!..
En la Edad Media española los visigodos fueron más terrenales y carnales que místicos. Recordad que no había rey que dos años durase. En la corte visigoda el veneno y los puñales campaban por sus respetos ¡Qué torpes!
Los árabes, después, hicieron una buena componenda entre devoción y placer, pues si bien erigieron hermosas mezquitas para complacer lo primero, no es menos cierto que se lo pasaron pipa zascandileando con las atractivas esclavas cristianas ¡Qué devotos!.
En la Edad Moderna los reyes de la casa de Austria, Carlos I y su hijo Felipe II, católicos a machamartillo, se empeñaron ellos solitos junto al papado en defender la fe católica, apostólica y romana del luteranismo que acababa de nacer en Europa. Para ello gastaron lo que tenían y más. ¡Qué insensatos!..
Decía el filósofo alemán Max Weber que el protestante no considera el trabajo y el ahorro un castigo, sino todo lo contrario. Los católicos en cambio creemos que es una mortificación por el pecado original. Debe ser por eso que miramos tal mal a los ricos. Ya lo dijo Jesucristo, “Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos”
En fin..
Joaquín
calle Real (carretera)
calle Carniceros (a la izda. las antiguas escuelas de niñas)
calle Silvela
calle Llerena
calle Real (carretera)
calle Sagasta
calle Colón (entre el Caño y el Canal)
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