Heme aquí junto a tu sepultura,
Hermegarda,
para llorar tu carne pobre y pura
que nadie de nosotros vio pudrirse.
Otros vendrán lúcidos y enlutados,
sin embargo yo vengo borracho,
Hermegarda, yo vengo borracho.
Y si mañana encuentran la cruz de tu tumba
caída en el suelo,
no fue la noche, Hermegarda,
ni fue el viento.
Fui yo.
Quise amparar mi ebriedad en tu cruz
y rodé por el suelo donde reposas
cubierta de margaritas, triste todavía.
Heme aquí junto a tu tumba,
Hermegarda,
para llorar nuestro amor de siempre.
No es la noche, Hermegarda, ni es el viento.
Soy yo
--L. Ivo--
--Fue en la madrugada de un 23 de abril-- -le contaba a mi amiga-- -Una turba de gente armada hasta los dientes de palos, piedras y demás objetos contundentes, asaltaba el palacio del comendador. Dos guardias y los catorce criados de D. Fernán de Guzmán, el comendador, les hicieron frente. Hubo pelea a muerte--
--¿Pues te quieres creer, Joaquín, que a pesar de lo famosa que es la historia no conozco los entresijos?
Hablaba con mis amiga Isabel y su marido en mi casa. Les había yo invitado a comer. Lo hacemos casi todos los fines de semanas; unas veces subo yo a su casa y otras, como en esta ocasión, bajan ellos a la mía. El tema de conversación era Fuenteovejuna, esa obra de teatro de Lope de Vega, basada en hechos reales y que representaban en el Teatro Calderón de Madrid por esos días.. Yo quería que me acompañaran a verla.
--Pues por eso, Isabel, yo te puedo hacer un resumen, pero si animas a tu marido vamos los tres. Te prometo que te gustará-- Miraba a ella, pero hablaba a los dos--
--No te preocupes, intentaré convencerlo, pero ya sabes que a él estas cosas no le gustan mucho-- -contestó ella mientras su marido sonreía-- No obstante, ponme al día de argumento, aunque sea por lo mayor--
--Pues mira-- -proseguí-- -poco pudieron hacer los guardias y los criados de D. Fernán, porque la muchedumbre, tal vez miles de cabreados y vociferantes vecinos del pueblo arrasaron el palacio, degollaron a los defensores y se cepillaron al comendador, que acabó mutilado y sus restos esparcidos por las suntuosas estancias--
--¡Madre mía, qué cafres! ¡no pensaba yo que la cosa fuera tan sangrienta!-- -me dijo mi amiga sorprendida-- -te confieso que siempre creí que se trataba de una comedia--
--Que va, Isabel, el argumento es de tragedia-- -le razoné-- -pero, escúchame, la historia había comenzado años antes, cuando el comendador tomó posesión del cargo--
Estábamos ya con los postres. Devorábamos tres porciones de una tarta de manzana que había comprado esa misma mañana en el Mercadona. A ella empezó a interesarle el relato que le hacía, y con vehemencia me animó a seguir. Yo aproveché su interés y seguí contándole.
--Era D. Fernán de Guzmán un tipo odioso, Isabel, arrogante, inhumano, tirano. Abusaba del cargo a lo bestia. Traía frito a los campesinos con los impuestos, había violado a varias jovencitas de la localidad y maltratado a jóvenes. Pero todo tiene un límite-- -le indiqué tajante-- -el tipo le había echado el ojo a Laurencia, la joven más hermosa del pueblo, y ésta había esquivado sus insinuaciones y se casaba con Frondoso, su novio de toda la vida-
--Ya me huelo el drama, Joaquín, un tipo así concita muchos odios-- --acertó a decir, mi amiga--
--Y tanto, D. Fernán no iba a consentir semejante osadía, así que secuestró a la chica y ordenó apresar al novio. Fue la gota que colmó el vaso.. Harto ya de las tropelías del comendador el pueblo se indignó y levantó como un sólo hombre en busca del tirano. El resto ya lo conoces. Eso sí, durante el juicio nadie pudo descubrir a los causantes de los crímenes ¡Fuenteovejuna fue el culpable! ¡todo un pueblo!-- -me explayé solemne--
--¡Ah, es verdad!, ésa parte de la historia es la más conocida. Me parece todo muy interesante, Joaquín, a ver si convenzo a este, ¡que ya lo ves!, bobito mirando el partido, y vamos los tres-- -me prometió mi amiga haciendo gestos de humor, mientras señalaba a su marido que absorto miraba la tele--
Al final terminamos la cena y no concretamos el día de ir al teatro ni cómo comprar las entradas, pero yo pensé en insistirle todos los días. Antes de irse le recordé a Isabel que la historia estaba basada en hechos reales ocurridos en el siglo XV en ese bonito pueblo cordobés, queriendo animarla.. Luego los vi salir por la puerta, ella del brazo de su marido y con la cabeza apoyada en el hombro.. A mi me esperaba la peor tarea, recoger los platos..
Joaquín
No hay comentarios:
Publicar un comentario