Yo no soy más que una arcilla sin valor,
pero viví un tiempo con la rosa.
Todos los hombres desean únicamente
librarse de la muerte; pero
no saben librarse de la vida.
Somos tan pequeños como nuestra dicha;
sí, pero tan grandes como nuestro dolor.
--Amado Nervo--
Y qué me decís de aquellas intrépidas mujeres viajeras como la inglesa Mary Wordley (siglo XVII) que para superar una depresión se fue a Turquía donde se vestía de hombre para poder entrar en lugares donde la mujeres no podían. Fue la primera occidental en entrar en un harén del sultán. Cuando se publicaron sus cartas a los románticos les entró verdadera fiebre por conocer Turquía y su fascinante mundo.
O Anita Delgado, la malagueña que en la boda de Alfonso XIII, conoció y enamoró al maharajá de Kapurthala, se casó con él y llegó a ser una verdadera reina en la India; le construyeron un palacio al estilo Versalles para ella sola.
Bueno, y no digamos de los viajeros el espacio como los tres hombres (Armstrong, Aldrin y Collins) que pisaron por primera vez la luna...
En fin, como digo apasionante... échenle un vistazo a algún librito de antiguos viajes, disfrutarán como enanos.
Joaquín
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