sábado, 5 de febrero de 2022

Más vale honra sin barcos que...

                                                                                     



Cuando entre la sombra oscura

perdida una voz murmura

turbando su triste calma,

si en el fondo de mi alma

la oigo dulce resonar,

dime: ¿es que el viento en sus giros

se queja, o es que tus suspiros

me hablan de amor al pasar?

--Bécquer--



La historia es ardua, compleja.. Lo es porque los seres humanos somos complicados, inescrutables, difíciles.. Y lo es, también, porque son más ya de 5.000 años los que llevamos a nuestras las espaldas de episodios truculentos, guerras interminables o efímeras paces. Por cierto, y también de anécdotas, infinidad de anécdotas..

Una anécdota que recuerdo, así a bote pronto, se dio cuando el mítico general romano Publio Cornelio Escipion tras someter la ciudad de Cartagena en el siglo III a.c. rechazó una proposición que le hicieron sus legionarios.. Conociendo sus apetencias por las chicas adolescentes le ofrecieron una joven íbera para su disfrute carnal; no obstante al saber que era la prometida de un héroe local --aunque enemigo suyo-- no sólo rechazó la suculenta tentación, sino que la dejó libre regalándole la dote de oro que el padre de la chica le había ofrecido para que la dejara en libertad..

Ésta de arriba posiblemente no la supierais, no os lo reprocho pues es menos conocida, pero no dudo que estéis al día en lo de la hazaña de Guzmán “El bueno”...

Era Guzmán un noble leonés de nombre Alfonso Pérez Guzmán que, llamado por el rey castellano Sancho IV a defender la ciudad de Tarifa sitiada por los moros, se encontró ¡Oh! con la sorpresa de que estos habían capturado a su hijo mayor y le ofrecían su vida a cambio de rendir la ciudad .. 

El bueno de Guzmán, valiente él como ninguno, no sólo no rindió la ciudad, sino que les ofreció su propia espada para que decapitaran a su pobre hijo... Además lanzó aquella legendaria frase a grito pelado desde lo alto de la muralla “Matadle con esta espada si así lo habéis determinado, que más quiero honra sin hijo que hijo con mi honor manchado”..

Claro, que habría que haberle preguntado a su pobre hijo, o a su madre. Aunque imagino que la somanta que le caería al atrevido Guzmán al llegar a casa sería de aúpa..

Joaquín

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