viernes, 18 de febrero de 2022

Dime qué edad aparento y te diré dos cositas bien dichas..

                                                                                   


 


-Si no te placen las flores,

vente conmigo siquiera,

y allá, bajo las encinas,

sentadica en la yerba,

contárete mucho cuentos,

contárete cosas buenas--


-Pues eso menos me place,

porque el cura de la aldea

no quiere que con mancebos

vayan al campo doncellas--


Tal dijo la pastorcica

y no pude convencerla

con estas y otras razones,

con esta y otras promesas.


Partíme desconsolado,

y prorrumpiendo en querellas,

lloré por la pastorcica,

que, sin darme otra respuesta,

siguió en el arroyuelo

entre enojada y contenta..

--Antonio de Trueba--



¿Qué sabemos de nuestra edad biológica?..

Hay dos maneras de saberlo: le preguntamos a un buen amigo cuántos años nos echa, o mandamos una muestra de sangre al Instituto Nacional de Envejecimiento de los Estados Unidos que, bajo una módica cantidad de dinero, nos envía a nuestra casa la más cruda realidad de los años que nos quedan por vivir..

Tenemos dos edades de las que echar mano, la cronológica, que no es más que los años que tenemos desde que nacimos, y la epigenética, que es la que aparentamos y que los americanos nos proporciona a cambio de esa pasta, y que sería la importante..

Os advierto que la edad cronológica es la menos fiable, pues mucha gente no aparenta la edad que tiene. En realidad es a la edad epigenética (la que aparentamos) a la que tenemos prestar toda la atención del mundo. Moriremos según ella..

Por ejemplo, tengo unos amigos (una pareja) ambos con 70 años que, por su aspecto, él pareciera el padre de ella, física y anímicamente. Bien, pues según los americanos, él morirá mucho antes, salvo contratiempo..

En fin, olvídense del calendario, háganse la prueba biológica, o pregunten a un amigo sincero cuántos años les echan, y a partir de ahí, a temblar...

Por cierto, miedo me da el asunto, siempre he aparentado más años de los tengo

Joaquín






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