martes, 22 de febrero de 2022

Lágrimas esclarecedoras..

                                                                             



Venid tristezas de pupila turbia,

venid, mis enlutadas,

las que viajáis por la infinita sombra,

donde está todo

lo que se ama.

Vosotras no engañáis, venid tristezas

¡Oh, mis criaturas blancas,

abandonadas por la madre impía

tan embustera

de la esperanza!

--Manuel G. Nájera--


--Pues tú dirás lo que quieras, Joaquín, pero yo creo que esa teoría de que el alma, nuestra alma, se deposita en otro cuerpo cuando morimos, no es una barbaridad-- --me dijo tajante-- --¿Por qué no creerás que el hijo de Ana y todos los demás, desaparecemos en un santiamén, como por arte de magia, no?--

--Mujer, ten en cuenta que si dicen que estamos hechos de átomos, estos deben esparcirse por el cosmos cuando estiramos la pata, y acabarán en otros cuerpos-- --le repliqué yo-- --esto está reconocido por los científicos-- --le rematé--

Hablábamos de Alex, el hijo de Ana Obregón. Me contaba mi amiga Isabel que estuvo viendo el programa de la otra anoche, en el que la Obregón le narraba con pelos y señales a Bertín Osborne su enorme sufrimiento por la muerte de su hijo. Todo fue tan emotivo que no pudo evitar derramar unas lágrimas, me dijo. Yo le hice ver de lo cruel y brevedad de la vida. Pero ella no se resignaba, y sacó a colación la teoría de la reencarnación.

--Ya, ya, pero no me refiero a eso, yo pensaba en la reencarnación pura y dura, es decir, que el alma del muerto se deposita en otro ser naciente-- me aclaró muy decidida-- --mira, Joaquín, Pitágoras, que era un portento de sabiduría, creía en la transmigración de las almas, es decir, en la reencarnación que te estoy contando. Se negaba comer carne porque pensaba que las almas de los seres vivos pasaban a otros seres vivos después de la muerte-- --concluyó segura de sí misma--

--Bueno, sí, yo he leído que, para los hindúes, el alma abandona el cuerpo al morir y es arrastrada ante la presencia del dios Lama que la juzga y destina. Luego, dependiendo del comportamiento que haya tenido su portador, va al cuerpo de un animal, al de un ser inferior o al de una persona virtuosa. Esto lo sabe todo el mundo. Otra cosa es que te lo creas o no-- --le remate convencido--

--Claro, Joaquín, eres libre de creerlo, pero si dicen que instantes antes de morir vemos una luz al fondo de un túnel, ¿No será esa luz la primera claridad que vemos al nacer y el túnel el canal del parto de nuestra nueva madre?-- --me precisó mi amiga con ironía-- --es más-- --insistió-- --si nacemos llorando ¿No será porque justo ahí es el único momento en el que recordamos nuestra vida anterior y queremos volver a ella? ¿No será que nunca morimos realmente, sólo pasamos de un cuerpo a otro?. En fin; yo ahí te lo dejo, jajaja-- --concluyó entre risas--

La charla, que había empezado triste por lo del programa de Bertín Osborne, terminó entre risas. Al final, me contó toda la entrevista y lo dura que fue. Por cierto, a ella, que siempre le había caído la Obregón un poco vanidosa y una pedante, me dijo que había empezado a verla con ojos más benévolos, incluso ahora le da pena. Y no es para menos, le dije yo..

Joaquín



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