martes, 13 de noviembre de 2018

Crónica del rey cachondo






Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante
Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.
--Borges--


Conste que si hablamos de "picha brava", lo del rey Juan Carlos es pecata minuta al lado de otros.. Sí, porque hemos tenido una historia cuajadita de reyes fornicadores, además de pésimos gobernantes. Ojalá, sólo hubiera sido lo primero, entonces hubiese afectado exclusivamente a los interesados e interesadas, pero lo de malos gobernantes lo hemos padecido todos.
El que se lleva la palma por fornicador empedernido tal vez sea Felipe IV, el protagonista de aquella película de Imanol Uribe “El rey pasmado” y basada en una obra de Torrente Ballester. Éste rey tan “salido” fue el mismo que pintó tantas veces Velázquez. Sí, ése que aparece reflejado en el espejo del famoso cuadro “Las Meninas”. Bueno, en ése, y en otros cuadros más.
Felipe IV, nieto del segundo Felipe, ya daba señales de su lascivia desde jovenzuelo. Estaba el colega tan obsesionado con el sexo que hoy en día se le catalogaría como adicción severa al sexo, y posiblemente necesitara algún tratamiento; exactamente igual que algunas estrellas de Hollywood, del tipo., Michael Douglas...
Éste menda le hizo el amor a toda clase de mujeres: casadas, doncellas, monjas. Y se le cuentan cientos, créanselo. Además no hacia ascos a nada, y como era el rey, pues las pobres afectadas no tenían mas remedio que transigir. Eso sí, le duraban lo que un caramelo en la puerta de un colegio..
El tipo salía de noche camuflado de ciudadano normal y frecuentaba tugurios y  burdeles de Madrid en busca de "carnaza". Incluso le dio por visitar un convento, el de San Plácido, en donde se encaprichó con una monja de muy buen ver, Sor Margarita. A la pobre la traía frita (la rima es pura coincidencia). Para quitarle el vicio a éste salidorro, la madre superiora, (que no sabemos si también pasó por el aro de su lujuria) ideó un plan.. 
Un noche hizo acostar a Margarita en la cama de su celda como si estuviese muerta, con cuatro cirios alumbrado su cara pintada de blanco a modo de sudario. El rey acompañado por sus tres o cuatro alcahuetes entró como siempre a través del agujero abierto en una casa contigua al convento a satisfacer sus más libidinosos instintos, ¡pero esta vez se llevó el susto de su vida!. Hay constancia que del sobresalto se le pasó de golpe la erección que solía adquirir nada más pisar el convento.. No volvió más..
Al calentorro de Felipe IV se le cuentan infinidad de anécdotas relacionadas con el fornicio. Tuvo quince hijos legítimos aunque se le atribuyen unos treinta más habidos de multitud de madres diferentes. Y no me extraña, pues se tiró toda su vida entre revolcón y revolcón. 
Por cierto, a las pobres chicas que ya perdían el favor del rey las hacía meter en conventos. Pero no crean, ellas dispuestísimas. Tengan en cuenta que esos tranquilos lugares eran buenos sitios para un aceptable retiro. Al menos estaban bien alimentadas y abrigadas, cosa que fuera de allí no lo tenían garantizado. Fíjense, la Caderona  (actriz y una de sus amantes) llegó a ser monja abadesa de un convento. Se ve que allí no interesaba el pasado, ni pedían el currículum personal...
Para colmo de nuestras desdichas el reinado de Felipe IV fue de los más duraderos de nuestra historia; aguantó el tío nada menos que 44 años en el trono. Con él empezamos a perder nuestro poderío en Europa. Y es que mientras él se dedicaba a fornicar y a la buena vida, los ingleses y franceses, más despabilados, nos fueron comiendo el terreno político.
Quizás lo único que se salve de ése penoso reinado, y no gracias a él, fue la cantidad de artistas que nos nacieron. No en vano se le llamó el “Siglo de Oro” de las letras y las artes. Tuvimos nada menos que a Cervantes, a Lope de Vega, a Calderón, a Quevedo, a Murillo, a Velázquez etcétera, etcétera, y sobre todo para nosotros a nuestro paisano Zurbarán..
En fin
                                                                       Joaquín Yerga
                                                                     

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