¡Qué
tristes las sombras, las sombras nefastas,
las
sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh,
las cosas idas, las cosas marchitas,
las
cosas celestes que así se nos van!
(Alfonsina
Storni)
Alguna
vez se me ocurrió relacionar la tasa de suicidios de un país con la
estabilidad político-social y su bienestar económico. Y lo hice
pensando en los nórdicos, esos benditos ciudadanos, tan serios, tan
demócratas, y tan cultos. Porque siempre creí que el darse allí,
precisamente, la mayor tasa de suicidios de Europa tenia mucho que
ver con su anodina y hasta aburrida política local.
También,
a veces, lo contraponía con nosotros, los españoles, tan
vehementes, que estamos situados afortunadamente al final de la
tabla en ése triste ranking. Sí, porque nuestro bienestar económico
no es para tirar cohetes pero, comparado con lo que hay por ahí no
nos podemos quejar, sin embargo nuestra política patria es
super-entretenida, ¡Vamos, que aquí no se aburre ni dios!.. con
perdón...
No
me negaran el exitazo de tertulias políticas o la alta audiencia de
los telediarios gracias a los sobresaltos con que nos madrugamos cada
día. A veces son los catalanes, otras los vascos, cuando no el
resto; el asunto es la cantidad de madera que necesitamos para
seguir quemando la credibilidad de las instituciones el estado.
Tenemos
a los partidos políticos hechos unos zorros, por la corrupción, el
nepotismo o el mesianismo de su lideres. La justicia, ¡Qué
decirles! Ya lo han visto con la última resolución sobre las
hipotecas. No han tardado mucho en aprovecharlo los detractores de
nuestro sistema (nacionalistas y extremistas) para cargar contra ella
buscando denigrarla. Advierto, y eso lo dicen los expertos, como
consigan desprestigiarla nos cargamos el estado de derecho del que
gozamos.
Faltaba
para terminar de hundir el barco, la corona, (símbolo de la unidad
de España). Hace tiempo que manos ocultas, y no tan ocultas, han
puesto en la diana a la monarquía. Porque pensarán de manera retorcida: si
desacreditamos la justicia (sólida pata de nuestro sistema político
hasta ahora) esparcimos rumores y vilipendiamos al rey (lo único que
nos mantiene unidos), y como los políticos está como están, pues
tenemos vía libre para conseguir nuestros fines.
Pero,
¿A quién les puede interesar que todo esto salte por los aires?
Pues no hace falta devanarse mucho los sesos para descubrirlo. Unos,
los nacionalistas, destruyendo los cimientos del estado, esto será
un “sálvese quien pueda” y ellos tendrán el camino espejado
para su soñada independencia. Y otros, (populistas de izquierdas)
con los mismos argumentos instalar su idealizada república a la
venezolana, donde sus lideres harán las veces de Maduro y su
cuadrilla. Para ellos todo vale con tal de aprovechar cualquier
escándalo o debilidad del estado para multiplicarlo por cien. “Estos (los
populistas) entran con los votos y gobiernan con las botas”. Esto
lo dijo ayer Felipe González. Aludía el expresidente a que ganan
las elecciones prometiendo utopías irrealizables y terminan
perpetuándose en el poder gracias el ejercito, y destrozando el
país, ¡claro!...
Próximamente
van a estrenar un película/documental sobre la monarquía, con la
aviesa finalidad, por supuesto, de denigrarla ¿Saben quiénes van a
ser los dos actores principales? Willy Toledo y Alberto San Juan,
esos dos ínclitos portavoces de las sandeces más gordas que se
puedan escuchar. Pero están en su derecho, otra cosa es saber quién
está detrás, quién financia todas estas actividades cuyo único
propósito es destruir desde dentro el estado, nuestro estado. Que
yo sepa el principal muñidor de todo este tinglado, (incluida
televisiones, y medios de comunicación) es el de siempre, Jaume
Roures, el millonario catalán empeñado en demoler España. Imagino
que más pronto que tarde aspirará a la presidencia de la futura
República Catalana, con la ayuda incondicional, eso sí, de Pablo
Iglesias, Ya sabemos que éste apoya todo lo que sea desmembrar el
país con tal de conseguir sus fines. Aun así, me pregunto, ¿A este
paso qué país le va a quedar a éste hombre para gobernar?..
Aunque, bien pensado, con tal de mandar le vale que sea del tamaño
de una provincia...
En
fin, lo dicho, aburrirse lo que se dice aburrirse, no va con
nosotros...
Dicho
queda...
Joaquín
Yerga
10/11/2018
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