sábado, 10 de noviembre de 2018

A propósito de las hipotecas...




¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
las sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que así se nos van!
(Alfonsina Storni)

Alguna vez se me ocurrió relacionar la tasa de suicidios de un país con la estabilidad político-social y su bienestar económico. Y lo hice pensando en los nórdicos, esos benditos ciudadanos, tan serios, tan demócratas, y tan cultos. Porque siempre creí que el darse allí, precisamente, la mayor tasa de suicidios de Europa tenia mucho que ver con su anodina y hasta aburrida política local.
También, a veces, lo contraponía con nosotros, los españoles, tan vehementes, que estamos situados afortunadamente al final de la tabla en ése triste ranking. Sí, porque nuestro bienestar económico no es para tirar cohetes pero, comparado con lo que hay por ahí no nos podemos quejar, sin embargo nuestra política patria es super-entretenida, ¡Vamos, que aquí no se aburre ni dios!.. con perdón...
No me negaran el exitazo de tertulias políticas o la alta audiencia de los telediarios gracias a los sobresaltos con que nos madrugamos cada día. A veces son los catalanes, otras los vascos, cuando no el resto; el asunto es la cantidad de madera que necesitamos para seguir quemando la credibilidad de las instituciones el estado.
Tenemos a los partidos políticos hechos unos zorros, por la corrupción, el nepotismo o el mesianismo de su lideres. La justicia, ¡Qué decirles! Ya lo han visto con la última resolución sobre las hipotecas. No han tardado mucho en aprovecharlo los detractores de nuestro sistema (nacionalistas y extremistas) para cargar contra ella buscando denigrarla. Advierto, y eso lo dicen los expertos, como consigan desprestigiarla nos cargamos el estado de derecho del que gozamos.
Faltaba para terminar de hundir el barco, la corona, (símbolo de la unidad de España). Hace tiempo que manos ocultas, y no tan ocultas, han puesto en la diana a la monarquía. Porque pensarán de manera retorcida: si desacreditamos la justicia (sólida pata de nuestro sistema político hasta ahora) esparcimos rumores y vilipendiamos al rey (lo único que nos mantiene unidos), y como los políticos está como están, pues tenemos vía libre para conseguir nuestros fines.
Pero, ¿A quién les puede interesar que todo esto salte por los aires? Pues no hace falta devanarse mucho los sesos para descubrirlo. Unos, los nacionalistas, destruyendo los cimientos del estado, esto será un “sálvese quien pueda” y ellos tendrán el camino espejado para su soñada independencia. Y otros, (populistas de izquierdas) con los mismos argumentos instalar su idealizada república a la venezolana, donde sus lideres harán las veces de Maduro y su cuadrilla. Para ellos todo vale con tal de aprovechar cualquier escándalo o debilidad del estado para multiplicarlo por cien. “Estos (los populistas) entran con los votos y gobiernan con las botas”. Esto lo dijo ayer Felipe González. Aludía el expresidente a que ganan las elecciones prometiendo utopías irrealizables y terminan perpetuándose en el poder gracias el ejercito, y destrozando el país, ¡claro!...
Próximamente van a estrenar un película/documental sobre la monarquía, con la aviesa finalidad, por supuesto, de denigrarla ¿Saben quiénes van a ser los dos actores principales? Willy Toledo y Alberto San Juan, esos dos ínclitos portavoces de las sandeces más gordas que se puedan escuchar. Pero están en su derecho, otra cosa es saber quién está detrás, quién financia todas estas actividades cuyo único propósito es destruir desde dentro el estado, nuestro estado. Que yo sepa el principal muñidor de todo este tinglado, (incluida televisiones, y medios de comunicación) es el de siempre, Jaume Roures, el millonario catalán empeñado en demoler España. Imagino que más pronto que tarde aspirará a la presidencia de la futura República Catalana, con la ayuda incondicional, eso sí, de Pablo Iglesias, Ya sabemos que éste apoya todo lo que sea desmembrar el país con tal de conseguir sus fines. Aun así, me pregunto, ¿A este paso qué país le va a quedar a éste hombre para gobernar?.. Aunque, bien pensado, con tal de mandar le vale que sea del tamaño de una provincia...
En fin, lo dicho, aburrirse lo que se dice aburrirse, no va con nosotros...
Dicho queda...
                                                                         Joaquín Yerga
                                                                         10/11/2018

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