jueves, 29 de noviembre de 2018

Átense los machos que viene Vox


                                                                                       


 “El Cisne negro” es una película americana de aventuras de los años cincuenta cuyo argumento va de piratas del Caribe. Ayer estuve viendo algunas escenas de ella; más que nada por la pereza de no cambiar de canal El actor principal es Tyrone Power, un tipo intrépido y resultón, que por cierto, murió aquí en Madrid a los 44 años de un infarto mientras rodaba “Salomón y la reina de Saba”. La heroína de la que se enamora perdidamente el guapete de Tyrone en la peli, es la pelirroja irlandesa Mauren O´Hara.

El único oficio de estos piratas de la película (decían ellos) era matar españoles y asaltar sus barcos cargados de oro y plata procedentes de nuestras colonias. Estos corsarios actuaban impunemente bajo la protección del gobierno inglés. Además alardeaban de ello. Es una película, pero la realidad fue muy parecida, incluso como se suele decir supera la ficción.

Evidentemente la cinta era americana, es decir, rodada y escrito el guion por primos hermanos de los ingleses, y como en todas las de ésta índole, a falta de indios como en las del oeste, los españoles somos los malos, los bellacos, y hasta los feos si me apuran.

Los ingleses y sus herederos los norteamericanos se venden de maravilla; no olvidemos que fueron ellos los inventores del marketing. Pero no sólo saben vender sus productos y edulcorar su (a menudo) canalla historia, sino que son una piña a la hora defender lo suyo: sus tradiciones, su historia y su orgullo como nación; cosa que nosotros, los gualdrapas españoles, no hacemos ni de coña.

Los españoles hemos llegado a un punto de desmotivación e indolencia patriótica tal, que ocurren aberraciones como que a uno le llamen facha por sentirse, simplemente, español. Muchos, miles, incluso millones de compatriotas nuestros viven desconcertados ante la ola de relativismo que nos invade desde hace algo más de una década. Porque uno se puede vanagloriar de cualquier región de chichinabo e idolatrar sus símbolos pero... ¡Ay, amigo! si se te ocurre alardear de español te cae la del pulpo. Lo menos que te pueden decir, además de facha y racista, es machista o intransigente; hasta ése punto hemos llegado.

Imagino que, como cualquier moda que sobreviene y a la que se apuntan enseguida los más cobardones y gregarios, dure más o dure menos, pasará y volveremos a valorar nuestro orgullo, aunque temo que cuando recuperemos ésa cordura sea demasiado tarde y el país esté ya irrecuperable en su unidad.

El caso es que muchos españoles se sienten como los indios americanos de las películas que hablaba al principio, y ven resignados como España se deshace en múltiples Reinos de Taifas, en donde cada cual anuncia su próxima y factible independencia mientras ellos, cabizbajos, deben callar bajo pena de ser excluidos y excomulgados del panorama socio-político actual. 

No es nuevo, ya ha pasado en otros países, a fuerza de otorgar y callar aparecerá un líder y un partido que aglutine estas depauperadas huestes, las recomponga y pasen a la ofensiva, y mucho me temo tengan las de ganar, porque entienden que siguen siendo mayoría, la otrora mayoría silenciosa; ¿o ya está aquí ese líder y ese partido?. En fin, no sé, yo ahí lo dejo. 

Conste que este artículo lo escribí en agosto de 2017

.Joaquín



                                                         

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