Yo
no soy yo.
Soy
este
que
va a mi lado sin yo verlo,
que,
a veces, voy a ver,
y
que, a veces olvido.
El
que calla, sereno, cuando hablo,
el
que perdona, dulce, cuando odio,
el
que pasea por donde no estoy,
el
que quedará en pie cuando yo muera.
(J.R.Jiménez)
Si
yo les pusiera en el aprieto de tener que elegir qué músico ha sido
el mejor de la historia, el más famoso, el más genial, cada uno
tendría el suyo, lógicamente pero, apuesto que estaría la cosa
entre Mozart y Beethoven. Yo, si me lo permiten me quedo con éste
último...
Pero
de Beethoven, ya que es mi preferido, he de contarles un secreto que
pocos conocen, porque supongo que todos saben que era alemán, que
nació en Bonn, que tenía ascendencia holandesa y que triunfó en
Viena; sin embargo, me juego lo que sea que pocos saben de su abuela
española.
Efectivamente,
la abuela paterna del mayor genio musical de la historia era de
Valencia. María Josefa Poll era una niña cuando junto a su familia
se exilió a Holanda huyendo de las represalias de la Guerra de
Sucesión Española. Allí se casó con el abuelo de Beethoven y
tuvieron un hijo, que no fue otro que el padre de Beethoven.
Con
estos nuevos datos descubiertos se explican los gestos de Beethoven
hacia nuestro país porque, además de ser de pelo negro y tener la
piel un poco más oscura que los holandeses de pura cepa, tan rubios y coloraos ellos, siempre se interesó por los asuntos hispanos. Sin
ir más lejos, se alegró cuando expulsamos a los franceses en la
Guerra de la Independencia, o cuando a su única ópera “Fidelio”
la ambientó en Sevilla. Incluso internó a su sobrino preferido y
que tanto protegió Karl, en el colegio español de Viena, fundado
poco antes por nuestro paisano Anastasio del Rio.
Y
ahora voy a pasar de puntillas por lo que todos conocen... Ludwig van
Beethoven nació en 1770 y su padre (músico profesional) al igual
que el de Mozart intentó aprovecharse del chaval exhibiéndolo por
teatros sabiendo de sus cualidades musicales. Pero Ludwig no era
Mozart, que fue un niño prodigio. --triunfó ya de mayor-- Con 17
años recién cumplidos se fue a Viena protegido por un admirador
aristócrata y allí deslumbró a todos los amantes de la música.
Beethoven no fue un hombre feliz. Se pasó media vida atormentado por
una dolencia que, precisamente le impedía oír lo que más quería
en la vida, la música. ¡Claro! que también gracias a eso perdimos
a un excelente músico pero ganamos al mejor compositor de la
historia, se quedó sordo demasiado joven.
Pero vean qué portento; totalmente sordo compuso sus mejores obras. Y
miren qué anécdota nos cuentan sobre su sordera... la noche del
estreno de su novena sinfonía, los solistas de la orquesta tuvieron
que anunciarle que todo el auditorio aplaudía a rabiar, entonces
volviéndose, a fin de contemplar la silenciosa ovación se echó a
llorar... Y es que ya no oía ni papa...
La
vida personal de nuestro genio no fue precisamente placentera. Su
sordera le marcó la existencia. Era conocido su mal genio, pero como
dijo una vez en una carta...”¡Oh
hombres que me reputáis malévolo... testarudo, qué injustos sois
conmigo! No conocéis la causa de que tal parezca; hace seis años
que mi caso es un caso perdido”...
Y volviendo
a nuestro paisano Anastasio del Rio, amigo personal de Beethoven, su
dos hijas fueron, digamos, las mujeres de su vida adulta. Una, Fanny,
estuvo siempre locamente enamorada de Ludwig, aunque mostró discreto
su amor. Él no le correspondía. No obstante, con Nanni, la otra,
pasó justo lo contrario, Beethoven la quería pero ella siempre le
rechazó.. ¡Lo que son las cosas!.
Nuestro
músico y compositor preferido admiraba sinceramente a Napoleón
y sus grandes gestas. Pensaba en él como un revolucionario que venia
a cambiar las viejas costumbres en Europa, incluso le dedicó una de
sus mejores composiciones llamándola “Heroica” en su honor, pero
cuando supo de su megalomanía al autoproclamarse Emperador, se
desdijo y borró toda referencia suya.
Imagino
que todos habremos escuchado la música de Beethoven alguna vez, es
impresionante y sublime. Incluso a los profanos de la música
clásica como es mi caso les debe encantar algunas composiciones
como la balada... “Para Elisa”... no digo más...
Por
el personaje, un genio, y por su música, grandiosa y universal,
nosotros los españoles debemos estar orgullosos de su ascendencia
hispana, y ya que los alemanes, (que me perdonen pero un poco racistas
ellos) han ocultado bajo mil llaves sus raíces ibéricas. Ahora que
lo sabemos manifestemos nuestra satisfacción por el descubrimiento. Tal vez sus gotas de sangre española le hizo ser el genio que fue...
Dicho
queda..
Joaquin
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