viernes, 26 de octubre de 2018

Cosas de un genio..




Yo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo,
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.
(J.R.Jiménez)

Si yo les pusiera en el aprieto de tener que elegir qué músico ha sido el mejor de la historia, el más famoso, el más genial, cada uno tendría el suyo, lógicamente pero, apuesto que estaría la cosa entre Mozart y Beethoven. Yo, si me lo permiten me quedo con éste último...
Pero de Beethoven, ya que es mi preferido, he de contarles un secreto que pocos conocen, porque supongo que todos saben que era alemán, que nació en Bonn, que tenía ascendencia holandesa y que triunfó en Viena; sin embargo, me juego lo que sea que pocos saben de su abuela española.
Efectivamente, la abuela paterna del mayor genio musical de la historia era de Valencia. María Josefa Poll era una niña cuando junto a su familia se exilió a Holanda huyendo de las represalias de la Guerra de Sucesión Española. Allí se casó con el abuelo de Beethoven y tuvieron un hijo, que no fue otro que el padre de Beethoven.
Con estos nuevos datos descubiertos se explican los gestos de Beethoven hacia nuestro país porque, además de ser de pelo negro y tener la piel un poco más oscura que los holandeses de pura cepa, tan rubios y coloraos ellos, siempre se interesó por los asuntos hispanos. Sin ir más lejos, se alegró cuando expulsamos a los franceses en la Guerra de la Independencia, o cuando a su única ópera “Fidelio” la ambientó en Sevilla. Incluso internó a su sobrino preferido y que tanto protegió Karl, en el colegio español de Viena, fundado poco antes por nuestro paisano Anastasio del Rio.
Y ahora voy a pasar de puntillas por lo que todos conocen... Ludwig van Beethoven nació en 1770 y su padre (músico profesional) al igual que el de Mozart intentó aprovecharse del chaval exhibiéndolo por teatros sabiendo de sus cualidades musicales. Pero Ludwig no era Mozart, que fue un niño prodigio. --triunfó ya de mayor-- Con 17 años recién cumplidos se fue a Viena protegido por un admirador aristócrata y allí deslumbró a todos los amantes de la música.
Beethoven no fue un hombre feliz. Se pasó media vida atormentado por una dolencia que, precisamente le impedía oír lo que más quería en la vida, la música. ¡Claro! que también gracias a eso perdimos a un excelente músico pero ganamos al mejor compositor de la historia, se quedó sordo demasiado joven.
Pero vean qué portento; totalmente sordo compuso sus mejores obras. Y miren qué anécdota nos cuentan sobre su sordera... la noche del estreno de su novena sinfonía, los solistas de la orquesta tuvieron que anunciarle que todo el auditorio aplaudía a rabiar, entonces volviéndose, a fin de contemplar la silenciosa ovación se echó a llorar... Y es que ya no oía ni papa...
La vida personal de nuestro genio no fue precisamente placentera. Su sordera le marcó la existencia. Era conocido su mal genio, pero como dijo una vez en una carta...”¡Oh hombres que me reputáis malévolo... testarudo, qué injustos sois conmigo! No conocéis la causa de que tal parezca; hace seis años que mi caso es un caso perdido”...
Y volviendo a nuestro paisano Anastasio del Rio, amigo personal de Beethoven, su dos hijas fueron, digamos, las mujeres de su vida adulta. Una, Fanny, estuvo siempre locamente enamorada de Ludwig, aunque mostró discreto su amor. Él no le correspondía. No obstante, con Nanni, la otra, pasó justo lo contrario, Beethoven la quería pero ella siempre le rechazó.. ¡Lo que son las cosas!.
Nuestro músico y compositor preferido admiraba sinceramente a Napoleón y sus grandes gestas. Pensaba en él como un revolucionario que venia a cambiar las viejas costumbres en Europa, incluso le dedicó una de sus mejores composiciones llamándola “Heroica” en su honor, pero cuando supo de su megalomanía al autoproclamarse Emperador, se desdijo y borró toda referencia suya.
Imagino que todos habremos escuchado la música de Beethoven alguna vez, es impresionante y sublime. Incluso a los profanos de la música clásica como es mi caso les debe encantar algunas composiciones como la balada... “Para Elisa”... no digo más...
Por el personaje, un genio, y por su música, grandiosa y universal, nosotros los españoles debemos estar orgullosos de su ascendencia hispana, y ya que los alemanes, (que me perdonen pero un poco racistas ellos) han ocultado bajo mil llaves sus raíces ibéricas. Ahora que lo sabemos manifestemos nuestra satisfacción por el descubrimiento. Tal vez sus gotas de sangre española le hizo ser el genio que fue...
Dicho queda..
                                                                     Joaquin 
                                                                    

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