España a vista de pájaro
¡Ah,
si vieras tu huerto! Ya no hay rosas,
ni
lirios, ni libélulas de seda,
no
cocuyos de luz, ni mariposas...
Tiemblan
las ramas del rosal, medrosas,
el
viento sopla, la hojarasca rueda.
Amiga,
tu mansión está desierta;
el
musgo verdinegro que decora
los
dinteles ruinosos de la puerta,
parece
una inscripción que dice: ¡Muerta!
El
cierzo pasa, y suspirando: ¡Llora!
(Amado
Nervo)
Les
propongo un breve paseo por algunas de nuestras ciudades más
vistosas. Estoy seguro que ya han visitado alguna vez las que he
elegido. Y si no lo han hecho no lo demoren, pues de juicioso es
conocer lo más cercano. Además no duden lo más mínimo de que
tenemos un país rico y variado, y no sólo en naturaleza, también en
paisajes urbanos... Si, porque...
¡Hay
tanto donde elegir, tantos monumentos que contemplar, tanto arte del
que disfrutar que se hace difícil la elección de las mejores de
ver!. Aunque estarán conmigo que sólo un puñado de ellas son las
que se llevarán la palma de nuestra predilección.
Yo
empezaría de mayor a menor, es decir, de las más repletas en
cantidad y calidad de sus patrimonios a la que menos. Claro, que
muchas veces es cuestión de gusto, y sobre gustos ya se sabe... Y
sabemos también que para describir todo lo que tienen cada una de
ellas harían falta muchos folios, y no ha lugar; así que voy a
enumerar lo más representativo de cada lugar..
Madrid la
pongo la primera en la lista; y no es por nada, sino que es la que
posee mayor patrimonio digno de ver. Sobrevolemos, pues, Madrid...
Tengan
en cuenta que Madrid ha sido la capital de la nación durante los
últimos quinientos años, salvo pequeñas etapas. Y ya saben, no
sólo hemos tenido un país más o menos grande, más o menos rico,
sino que tuvimos un imperio con todo lo que eso conlleva de riqueza
y poder, y Madrid era su metrópoli.
No
hubo durante siglos decisiones importantes que no se cocieran aquí;
ricos, nobles y aristócratas que no tuvieran algún palacete aquí,
o proyectos innovadores que aquí no se desarrollara. Historias a
miles; escritores, políticos, artistas, todos los que han destacado
en sus disciplinas en el país entero por sus calles ha transitado o
en sus cementerios están enterrados...
Pero dejemos nuestra capital; elevemos el vuelo cruzando raudo Aragón, de
sur a noreste. Ya vemos abajo y sólo de pasada la gran ciudad de
Zaragoza y los minaretes del Pilar. Aunque, pasamos de largo, esta
vez no toca... A poco más de 250 kilómetros pero a escasos minutos de
vuelo se nos presenta, ¡de pronto!, la inmensa planicie urbana, suave,
extendida, inclinada entre el Tibidabo y el mar, de, Barcelona...
Barcelona,
la segunda gran metrópoli española. Se resiste como gato
panza arriba a dejar el primer puesto que siempre ocupó. Ciudad antaño cosmopolita y ahora provinciana por mor de políticos de
corta vista. Barcelona es una ciudad hecha en el XIX en cuanto a
arquitectura. Bien diseñada en su espectacular ensanche le debe a
su principal hijo adoptivo Gaudi, gran parte de lo que es, y es
mucho, créanselo. Mitad europea mitad mediterránea; industrial y
comercial a partes iguales, supo sacar provecho de su lugar
estratégico, a tiro de piedra entre Francia y el Mediterráneo. Si
duda es la ciudad preferida por los visitantes foráneos...
Y
levantamos el vuelo de nuevo; volvemos a cruzar la península en
vuelo raso, de norte a sur. No hay tiempo para más. Vemos al
fondo las bellezas naturales de tantas tierras de Aragón, de la
Mancha. Ahora traspasamos Despeñaperros; ya divisamos la Giralda a lo lejos. Aunque ahora hasta las aves la confunden con esa fea
torre de cristal levantada en la orilla izquierda del río Betis,
frente a Triana...
Sevilla tiene,
como dice la copla, un color especial. Sureña, blanca, moderadamente
asequible; su casco histórico es deslumbrante, con sus Reales
Alcaceres, y su catedral, mole inmensa, y su torre, tal vez la más
bonita del mundo, y su río... ¡Oh rio Guadalquivir que rodeas la
cintura de la ciudad más hermosa!... Sevilla es renacentista; todo
se lo debe al XVII, cuando fue la capital del mundo...
Y nos vamos, partimos en pos de otras tierras. Dejamos atrás con pena y nostalgia la gran ciudad andaluza para
enfilar hacia el norte, para adentrarnos en Extremadura. Seguimos la Ruta de la Plata pasando por calzadas y puentes romanos
de infinitud de arcos. Y contemplamos, encandilados, encinas y olivos,
y los picachos de campanarios de alguna hermosa ciudad centenaria,
pero no paramos, sino que cruzamos el sistema central con sus cumbres
aun nevadas y nos adentramos en tierra de dehesas y de toros... Ya se
vislumbra la catedral y su torre, ¡Qué ganas de verla!...
Salamanca es
robustez en piedra tallada, misticismo, universidad, conventos,
campanas, sabiduría. Ciudad modesta y abigarrada, seria,
castellana hasta la médula. Pasearla toda ella no nos llevaría más
que un día, es cierto, pero un día inolvidable de arte y de
historia. Tiene plazas, tiene catedrales, dos por falta de una, y
tiene un sinfín de iglesias a cual más sagrada, y callada, pero...
Remontamos
el vuelo una vez más. Ahora ruta norte-noroeste. Hay que abrigarse
cruzamos paramos y montañas. Ganas dan de bajarse en Zamora o en
León, que las vemos abajo, y tomarse un vinito del Bierzo en cualquier
cantina de su Barrio Húmedo, pero no, seguimos hasta Galicia. Y por
fin, después de sortear vientos y chaparrones se nos aparece ante
nuestros ojos la inmensa mole de la catedral, estamos en Santiago
de Compostela.
Santiago,
mito y meta de peregrinos, la ciudad del santo, húmeda, pedregosa. Por sus estrechas calles de adoquines han transitado miles de
penitentes a lo largo de los siglos. Desde que una vez hace más de
mil años al avispado obispo Teodomiro se le ocurrió lo la tumba del
santo ha sido ciudad de milagros, de promesas, de recompensas... Hoy
capital de Galicia y de España entera; no en vano su más preciado
difunto, Santiago el Mayor, cerraba España después de vencer a los
moros...
Porque
Compostela es ciudad pequeña pero grande en historia. Su fama
traspasó fronteras desde hace mil años. Los diferentes caminos para
llegar a ella fueron, de alguna manera, el preludio de la
globalización, y..
Pero seguimos.. Dejamos las brumosas costas de la más
occidental de las tierras de las Españas. Bordeamos ahora el impetuoso
Cantábrico, sobrevolamos la verde Asturias y la hermosa Cantabria,
esquina y mar de Castilla, y avistamos ya en el horizonte una singular
bahía, nos acercamos y, ¡la reconocemos! ¡Es la Concha! Estamos
en San Sebastián... Donosti, como dirían algunos
cursis y snobs de medio pelo. A mi me gusta más la "Bella Easo", su
apodo más romántico.
San
Sebastián tiene suerte, muchos la consideran la más bella ciudad de
España. Yo no diría tanto, aunque reconozco su hermosura. Ciudad
amable, serena, culta, paseable; más guapa que su hermana mayor
Bilbao, que le falta la orilla del mar para babear, aunque presuma de
Ria, pero...
Es
muy tarde y debemos regresar, aun nos queda una, la mora. Elevamos
las alas hasta los confines del cielo para no ver en detalle las
maravillas de España que nos puedan entretener. España, sí, ése país
hermoso y verde del que decía Estrabón (el gran historiador griego) que una ardilla podría cruzarlo de norte a sur sin pisar el suelo;
era tal su frondosidad.. Pero, ¡callen!.. sobrevolamos “La
Alhambra”. Ya estamos sobre la fortaleza roja de los nazaríes...
¡La Alhambra! ¡Qué hermosura! ¡Qué belleza! No en vano es el
monumento más visitado de las Españas...
Pero Granada no
sólo es La Alhambra, es mucho más. Granada es la joya de la corona,
el anhelo de los Reyes Católicos, y con ellos el de toda España.
Isabel y Fernando amaban tanto a esta tierra que sus últimos deseos
fueron descansar aquí para la eternidad..Y..
Granada también es agua, y nieve y jardines, y vegas, y cómo no...
Mulhacén y Darro, y Generalife, y los cuentos de Washington
Irving... Granada es Federico...
Algunos
se llevarán las manos a la cabeza después de haber visto las
elegidas, no los culpo, no deja ser un asunto subjetivo; ya dije
antes que a veces es cuestión de gustos. Otros cambiarían unas por
otras en el orden de la lista, también es justo que así sea y nadie
se va a enfadar por ello. De cualquier forma, gusten más gusten
menos se admiten opiniones... Por cierto de todas las ciudades
expuestas solo tres de ellas son Patrimonio de la Humanidad,
averigüen cuales...
Dicho
queda...
Joaquín
Básicamente estoy de acuerdo en la exposición, claro que a la hora de nombrar independientemente de su orden,tenemos un País que después de Italia creo que andamos con mayor Patrimonio del mundo. Por lo tanto es difícil y yo para evitar cascarrabias casi me inclino por nombrar a todas la ciudades y pueblos por orden alfabético. Desgraciadamente Fuente de Cantos estaría de los primeros en la cola.¡Qué vamos hacer¡.
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